Salgo del baño y observo mi celular. Tengo tres llamadas perdidas de un número desconocido, así que marco y dejo que suene hasta que me contestan.
— ¡Anna!— Es una voz que logro reconocer al instante.
— ¡Carol! Oh amiga, no sabes cuanta falta me has hecho. — Me percato de que se me han aguado un poco los ojos y mi voz ha comenzado a temblar. Quizás por la emoción que me ha causado este momento.
—Lo siento, es que ya sabes, la mudanza, la escuela, los chicos...—
— ¿Chicos?—
—Si bueno, no sabes lo buenos que están los chicos por aquí...— Escucho la emoción en su voz y quisiera estar al lado de ella como en los viejos tiempos.
—Y a ti, ¿cómo te va en el colegio? ¿Alguna novedad?—
—Nada nuevo...— Al saber que no tengo nada bueno que contarle me desilusiono un poco.
—Bueno, llamaba para saber de ti. Más tarde harán una fiesta cerca de casa he iré con unos amigos..., por cierto este es mi nuevo número, puedes guardarlo. — Me arrepiento de contarle que en realidad han pasado varias cosas desde que se fue, no quiero quitarle más tiempo.
—Qué bueno, que has hecho nuevas amistades. — No quiero sonar celosa, pero en estos momentos no sé qué más decir.
—Hey Anna, tu siempre serás mi mejor amiga, espero poder visitarte pronto, pero mientras tanto sabes que puedes contar conmigo y llamar cuando quieras.— Me siento un poco mejor pues en el fondo sé que aún no he perdido a mi mejor amiga, pero la conversación se ve interrumpida por una voz en el fondo. —Anna, tengo que despedirme hablamos luego. —
— Adiós, amiga gracias por comunicarte. — Al colgar la llamada, guardo su número en mi libreta de contactos.
Me siento contenta por ella, pues al fin una de nosotras ha logrado salir de la burbuja en la que estábamos metidas. Pero estoy consciente de lo que eso implica y espero que no se afecte mucho nuestra amistad y confianza.