EL PRÍNCIPE DE MEDIO ORIENTE

Von Liza120787

16.5K 2.1K 320

Secretos, una infancia triste y llena de reglas y obligaciones. A veces la realeza no es tan feliz como se pi... Mehr

Prólogo
Capitulo 1: Serenity Black
Capitulo 2: Mi mejor amiga
Capitulo 3: El viaje
Capitulo 4: Secuestro
Capitulo 5: ¿Estoy muerta?
Capitulo 6: El caballero de la Luna
Capítulo 7: Peligro en el Palacio
Capitulo 8: ¡Gritos de auxilio!
Capitulo 9: Secretos
Capítulo 10: Un trágico pasado
Capítulo 11: Libertad entre muros
Capítulo 12: Encuentro fallido
Capítulo 13: Un cambio positivo
Capítulo 14: Pacto amistoso
Capítulo 15: Dolorosos recuerdos
Capítulo 16: Un enigma llamado Luna
Capítulo 17: La chica indicada
Capítulo 18: Revelaciones
Capítulo 19: ¿Estará convencida?
Capítulo 21: Una gran responsabilidad
Capítulo 22: Sentimientos sorpresivos
Capítulo 23: ¿Quien es ella?
Capítulo 24: Cuídalo bien
Capítulo 25: Sentimientos encontrados
Capítulo 26: Señales De vida
Capítulo 27: Reencuentro
Capítulo 28: ¿En Donde Están?
Capítulo 29: Reflexiones tardías
Capítulo 30: De vuelta a casa
Capítulo 31: Declaraciones
Capítulo 32: Confesiones
Capítulo 33: Una boda en puerta
Capítulo 34: Adiós Mamoru
Capítulo 35: Un final de cuento (1)
Capítulo 36: Un final de cuento (2)

Capítulo 20: Una mágica velada

600 63 16
Von Liza120787

En cuanto me repuse un poco, tanto Mamoru como Kunzite me acompañaron a mi habitación, en la que ya me esperaba una persona bastante conocida.

—Será mejor que descanses, este ha sido un día lleno de emociones— me expresó Mamoru justo al ingresar por la puerta.

—¡Hija yo...!— Kunzite intentaba hablar conmigo, pero yo aún seguía renuente a entablar una conversación más íntima con él.

—¡Kunzite! ¡Disculpame! ¡No me pidas que te trate como a un padre porque no puedo. Estuviste ausente toda mi vida, y el cariño no puede surgir de la noche a la mañana— ante mis palabras, el hombre bajó un poco la cabeza y dibujó en su rostro un gesto de melancolía.

—¡Te comprendo! Aunque espero que algún día me des la oportunidad de recuperar el tiempo perdido y demostrarte que siempre te amé aún cuando no estabas presente. No ha habido un solo día en que no haya pensado en ti— afirmó el hombre.

—Te prometo que pondré todo de mi parte para que las cosas marchen mejor entre nosotros, solo no me presiones por favor— respondí tratando de sonar lo más convincente posible.

—Encárgate de que descanse, recuerda que tú única obligación ahora es estar al pendiente de las necesidades de Serenity— Mamoru le ordenó a Lita quién permanecía en una esquina de la habitación en completo silencio solo observando lo que ocurría.

—¡Sí, mi señor!— respondió ella asintiendo al mismo tiempo con la cabeza. Después de eso, ambos hombres abandonaron la alcoba dejándonos a mí y a mi asistente solas.

—¡Lita! ¡Que gusto verte!— sin pensarlo dos veces me abalancé sobre ella regalándole un fuerte abrazo.

—Señorita ¡No haga eso! ¡No es correcto! Usted es la hija del general, y yo solo soy una simple mucama— Lita trataba de seguir los protocolos de este lugar.

—¿Quién te dijo que soy la hija de Kunzite?— sus palabras me habían dejado bastante sorprendida ¿Cómo podía ser que ella tuviera conocimiento de eso sí yo apenas lo había descubierto?

—Lo supe desde el día en que me pusieron a su entero servicio. Cuando me encomendaron la misión, Kunzite me habló de las sospechas que tenía. Ahora al escuchar su conversación me doy cuenta de que también usted conoce la verdad— Lita expresaba una alegría que desafortunadamente yo no compartía.

—Así es, me enteré de una manera no muy agradable— respondí con rabia apretando mis puños contra mí vestido.

—Señorita Serenity, veo que no le alegra mucho está situación— agregó ella.

—Pues no me alegra en lo absoluto. Para mí, mis únicos y verdaderos padres siempre van a ser los Black. No me importa la forma en la que llegué con ellos, pero me dieron una excelente vida rodeada de cariño y llena de felicidad.

—No quiero parecer grosera, pero ahora menos que nunca le permitirán salir del palacio. En pocas palabras, usted jamás volverá con ellos— Lita estaba en lo correcto. Si antes se me había asegurado que nunca podría salir de este lugar, ahora que se sabía que yo era la hija perdida de Kunzite, harían todo por retenerme aquí.

—Lo sé Lita, pero no me daré por vencida, tengo la manera perfecta para regresar con mi familia— Lita quedó perpleja ante mis palabras.

—¿De qué está hablando? Por más que usted trate no la dejaran salir, el señor Mamoru ha dado órdenes de ello desde el momento en que la trajeron al palacio.

—Lo sé Lita, pero no pienso huir, solo es cuestión de hacer que vengan por mí— le dije a mi compañera guiñándole un ojo.

—Usted está completamente incomunicada, es imposible que pueda contactar a alguien. Nadie tiene acceso al despacho del gran señor, y esa es la única habitación en la que hay teléfono— Lita trataba de persuadirme pero yo tenía un plan perfecto y no iba a desistir hasta lograr mi cometido.

—¡No seas pesimista Lita! ¡Tú confía en mí! Sé perfectamente lo que debo hacer.

—¿Puedo saber qué es?— me cuestionó curiosa y llena de interés, así que comencé a contarle de forma detallada la loca idea que tenía en mente, y las acciones que llevaría a cabo para que todo resultara de forma favorable para mí.

Al amanecer, Lita llegó a la habitación para ayudarme con mi arreglo personal y para entregarme un itinerario en el que estaba planeado mi día entero con reuniones que no comprendía pero que pronto me serían explicadas.

A las ocho de la mañana en punto, desayuno en la terraza principal. En compañía de Lita, me dirigí al lugar indicado en donde la mesa estaba servida y Mamoru me esperaba para hacerme compañía.

Entre bocado y bocado, y un poco de plática que se hizo bastante amena, en la que ambos conocimos más de la vida del otro, el tiempo pasó rápido, llevándonos a la segunda cita de mi plan de día.

En punto de las diez de la mañana, acudimos a una enorme habitación en la que un grupo de modistas tomaron todas las medidas de mi cuerpo, ya que por órdenes de Mamoru, me debía ser confeccionado un exclusivo guardarropa con prendas para todo tipo de ocasión y en infinidad de colores y tonalidades.

—¡Esto es muy divertido! Aunque sería aún más si estuviéramos en una tienda departamental— expresé en voz alta.

—¡Tal vez algún día!— me expresó Mamoru con un poco de melancolía y enojo en su rostro.

Después de una muy extensa sesión de modas, el reloj marcaba las tres de la tarde, justo la hora de la comida. Sinceramente, entre tanto ajetreo estaba bastante hambrienta, así que no dudé dos veces en aceptar la propuesta que se llevaría a cabo en el comedor principal.

Era la primera vez que entraba a esta habitación, y aunque en casa, esta área era enorme, en la que me encontraba ahora me dejó sin palabras y con la boca totalmente abierta. La mesa era monumental, en ella cabían exactamente veinticuatro sillas.

—He decidido que comamos aquí ya que quiero mostrarte algo— tras esas palabras, ingresó al comedor una mujer desconocida para mí. —Ella es la señora Ikuko, es una maestra de etiqueta y está aquí para enseñarte algunas cosas que te serán necesarias en la reunión diplomática que tendremos esta noche— finalizó Mamoru.

¿Reunión diplomática había dicho? ¿Qué habría querido decir con eso? Seguramente mi cara llena de confusión al expresar su palabras había sido bastante notoria, ya que de inmediato, Mamoru soltó una pequeña risita un tanto tierna.

—¡Serenity! Esta noche vendrán al palacio los miembros de los demás Emiratos. Debemos tratar algunos asuntos sobre seguridad nacional y economía, y dado que yo soy el único gobernante soltero, he decidido que me acompañes durante la cena. No quiero estar solo, ¿Podrías hacer eso por mi?

Ante sus intenciones, quedé más sorprendida de lo que ya estaba. En muchas otras ocasiones había participado en reuniones de alta sociedad, cuando acompañaba a mis padres en sus cenas de negocios, pero estar en una, con gente de la realeza, era algo que jamás me hubiera  imaginado hacer nunca en la vida.

—¿Cuál es el plan?— pregunté esperando que me dieran las indicaciones correspondientes.

—Yo soy la señora Ikuko, experta en etiqueta y buenos modales, estoy aquí para enseñarte la manera en la que debes comportarte durante esta noche— me habló la mujer que se encontraba junto a Mamoru y junto a mí.

—¡No soy un orangután al que hay que domar! ¡Desde luego que sé comportarme!— respondí un poco furiosa, cosa que dibujó una nueva risa en el rostro de Mamoru.

—¡Desde luego que no lo eres! Es solo que hay ciertos protocolos cuando se trata de estas reuniones, así que permítele a la señora Ikuko instruirte correctamente— Mamoru realizó su petición mientras colocaba sus manos sobre mis hombros, cosa que causó en mí un ligero escalofrío. Fue una sensación extraña pero agradable.

—¡Está bien!— respondí con cierto fastidio y comenzamos con el entrenamiento exprés.

La primera lección fue la cortesía. La señora Ikuko me explicó que al recibir a los invitados en el palacio, yo debía saludar de forma educada, sin dar la mano, solo con una ligera reverencia en señal de respeto. Esa parte me molestaba un poco. No estaba acostumbrada a agachar la cabeza ante nadie, pero dados mis últimos planes, lo más conveniente era comportarme de la manera en que ellos querían.

La siguiente parte del entrenamiento me dejó aún más perpleja que la anterior, y es que básicamente consistía en esperar a que todos los hombres ingresaran al comedor para que las mujeres que estaríamos presentes pudiéramos hacerlo también. Agregado a eso, también estaba el hecho de que ellos tomarían asiento primero, y también serían atendidos antes que nosotras. Sé perfectamente que esas eran las costumbres y tradiciones de esta región, pero para mi no dejaba de ser una sociedad completamente machista.

Una vez que me quedó clara la manera en la que debía actuar, pasamos a una parte que me resultó más fácil de cumplir. La señora Ikuko, con la mesa previamente servida, me explicó el uso de un sin fin de utensilios, así como la manera de probar los alimentos. Confieso que esta parte fue muy sencilla, puesto que en las reuniones sociales de mi padre había puesto en práctica todo lo que estaban enseñándome.

Después de una lección intensiva, Mamoru y yo volvimos a la sala en la que se me habían tomado medidas solo para a encontrarme con la sorpresa de que quienes se encontraban ahí, no habían parado de trabajar hasta confeccionar un hermoso vestido que de inmediato me probé, y que siendo sinceros, me quedaba excelente.

El vestido tenía un escote en V tan pronunciado que casi llegaba al ombligo, el resto estaba confeccionado de una delgada tela de micro malla semitransparente que se adhería a mi cuerpo como una segunda piel, decorado en los bordes con flores que habían sido bordadas a mano. Se adhería a mis caderas y se deslizaba sin despegarse hasta la altura de mis rodillas, ahí se desprendía una falda acampanada que me hacía lucir como la sirena de un jardín dorado.

—¡Luces hermosa!— Mamoru expresó en voz alta mientras me observaba con una cara de bobo hipnotizado.

—Y se verá aún más hermosa cuando tenga el maquillaje, peinado y accesorios correctos— le respondió Lita quién entraba al salón para llevarme con ella para hacer de mí una obra de arte.

Una vez que estuvimos en mi habitación, Lita, además de colocarme un maquillaje bastante natural y peinar mi larga cabellera en dos coletas cubiertas por un curioso pompón de cabello, me entregó una tiara bastante discreta y la colocó por encima de mi frente.

—¡Luce como una verdadera Reina!— exclamó Lita con admiración en su voz.

—¡Jamás seré una reina! Me vista como me vista, y haga lo que haga, no seré más que una prisionera que recibe un trato cordial— respondí con melancolía terminando así con la devoción de Lita.

Por ahora lo único que me interesaba era ganarme la confianza de mi captor para poner en marcha mi plan de rescate, aunque para eso, tenía que empezar por poner todo de mi parte para que la cena que estaba por suceder, se convirtiera en una mágica velada.

Weiterlesen

Das wird dir gefallen

144K 3.8K 30
la tipica historia de universos viendo otros universos atraves de pantallas flotantes que aparecerán en sus mundos aunque también agregare otras cosa...
175K 10.1K 25
Chiara se muda a Madrid en busca de nuevas oportunidades para lanzar su carrera como artista. Violeta se dedica al periodismo musical, trabajando en...
64.6M 6.1M 118
¿Qué harías si una noche encuentras a un chico semi desnudo y cubierto de sangre en tu patio? ¿Qué harías si es atractivo, pero también es perturbad...
352K 23.4K 95
Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.