"El mapa no puede estar bien, ¿verdad?" Ron se mordió la uña del pulgar con incertidumbre, "Quiero decir, ¿necesita como una actualización o algo así?" Preguntó sin poder evitarlo.
Harry se limitó a negar con la cabeza: "No, está bien". Frunció los labios mirando hacia el túnel que los llevaría al pasillo principal. En estos momentos las huellas de Draco se encontraban justo delante de la puerta que llevaba a los aposentos de Snape. Los chicos habían discutido un poco sobre qué camino tomar y habían retrasado su intercepción del misterioso Slytherin. Ahora se encontraban justo delante de la puerta que les llevaría a su intercepción.
"Muy bien... mantén tu varita preparada". Harry metió el mapa en el bolsillo trasero. "Si algo se tuerce, corre a la oficina central, ¿sí?". Dijo agarrando su varita con más fuerza ahora. No era la primera vez que se encontraba en una situación de tensión con el rubio desde su posterior graduación honorífica en el colegio.
Se había cruzado con él unas cuantas veces en Hogsmead y en el Hogshead en contadas ocasiones. Nunca habían prestado mucha atención a ninguno de los dos, ya que ambos tenían sus razones para lo que hicieron aquella noche.
Harry y Ron asintieron a su acuerdo mutuo y empujaron la pared falsa. El pasillo estaba oscuro, Harry había comprobado dos veces el mapa asegurándose de que no había ningún estudiante cerca antes de que ambos se escabulleran. Se lanzaron un hechizo de desilusión mientras daban la vuelta al pasillo doblado. Draco estaba de pie justo delante de una gran puerta de madera fuertemente reforzada con hierro. Murmuraba algo en voz baja pasando su varita por el marco cuando se detuvo.
Draco pudo sentir a alguien o algo detrás de él. Eso interrumpió su intento de desactivar las protecciones de sangre de su padrino y bajó lentamente su varita agarrándola con más fuerza contra su pecho mientras se giraba lentamente.
"¿Quién está ahí?" gritó entrecerrando los ojos en la oscuridad. Notó un pequeño resplandor y apuntó con su varita hacia él: "¡Revélate!". Sacó su varita tirando de la desilusión de Ron que se miró a sí mismo antes de apuntar con su propia varita hacia Malfoy una maldición en la punta de la lengua.
"¿Weasley?" Draco parecía muy confundido antes de que sus ojos parpadearan hacia otra forma brillante, volvió a agitar su varita arrancando el hechizo de Harry a continuación, "¡Potter! Debería haberlo sabido". Se arrinconó contra la puerta manteniendo su varita fuera, "¿Qué estás haciendo aquí?" Exigió, sus ojos fríos como la piedra parpadeando entre las varitas que le apuntaban directamente.
Harry levantó la barbilla: "¡Lo mismo podría pedirse de ti!". Dirigió su varita hacia la puerta detrás de Draco, "¿Un poco de limpieza de primavera?" Preguntó con una ceja arqueada.
El rubio entrecerró los ojos tratando de decidir su próximo movimiento. No iba a contestar, no porque no se le permitiera estar allí, sino porque simplemente no quería hacerlo. Se relamió los labios lentamente mientras observaba cómo ambos se miraban de un lado a otro. En ese momento de distracción dejó escapar una nube de humo de su varita transformándose al instante.
Dos hechizos golpearon la puerta donde se encontraba haciendo gemir todo el pasillo. Harry sintió más que vio una cosa negra voladora sobre sus cabezas y giró su varita hacia ella.
Volvió a disparar, sacando un pedacito de piedra mientras el pájaro volaba por el recodo del pasillo. Ron también había soltado su propio aturdidor fallando la cola de Draco por un soplo de plumas. Ambos estaban a punto de salir tras él cuando un elfo doméstico apareció de repente ante ellos. No dijo nada mientras los agarraba por las piernas y se encontraron instantáneamente con que eran llevados a la oficina central.
Aterrizaron con fuerza en la alfombra, encontrándose al instante atados con los brazos a los lados y con sus varitas en las pequeñas manos del elfo. Se escabulló fuera de la vista sin duda hacia el escritorio mientras ofrecía su captura a la directora.
"¿Por qué será?", dijo la profesora McGonagall mientras rodeaba el pequeño asiento del amor y entraba en su campo de visión, "Cuando ocurre algo en este castillo, siempre te involucra a ti". Se corrigió a sí misma con cuidado mientras miraba a los dos jóvenes que luchaban.
Ambos tuvieron el sentido común de parecer culpables y bajar la mirada. Aunque Harry levantó la vista brevemente sólo para ver esa ceja arqueada de juicio esperando su respuesta. Volvió a bajar los ojos rápidamente y se relamió los labios: "Nos gustaría ver a Hermione..." Admitió en voz baja.
Meditó si debía dejarlos atados en el suelo, pero decidió que su rápida y bastante despiadada extracción del pasillo ayudaría a mantenerlos controlados. Agitó su varita con pereza mientras tomaba asiento en el sofá que tenía detrás. Respiró hondo y sus ojos se alzaron al percibir el regreso de Draco al despacho.
Después de todo, ella era la directora, y como tal, estaba al tanto de ciertas cosas adicionales. El castillo era ahora parte de ella, podía sentir sus guardias y todo lo que amenazaba su seguridad. Sin embargo, no fue hasta que se lanzó la primera maldición que decidió reunir a los dos chicos. Les había dado la oportunidad de demostrar que no eran tan tontos como parecían.
Así las cosas, sacó su varita liberando a sus dos cautivos y, con otro movimiento, abrió la puerta justo a tiempo para que una gran lechuza negra entrara en picado. Se posó en el respaldo del sofá con sus ojos clavados en los dos, que se levantaron tímidamente y se sentaron en las sillas más cercanas.
Sin embargo, McGonagall no quería saber nada de su estúpida rivalidad entre casas y golpeó a Draco en la cabeza tres veces, devolviendo al chico a su forma humana. El incómodo ángulo le hizo retroceder un poco mientras se enderezaba. Refunfuñó algo, pero como McGonagall le levantó una ceja y él cerró la boca sabiamente, se ocupó de quitarle el polvo a su chaqueta.
"Ahora bien". Dijo juntando las manos sobre las rodillas cruzadas mirando entre los tres, Draco había dado la vuelta para sentarse en una silla entre los dos lados. Se recostó perezosamente pareciendo desinteresado pero por dentro estaba muy concentrado en lo que estaba pasando.
"Me he enterado de que ustedes dos no sólo han arriesgado su propia seguridad al intentar entrar en Hogwarts de forma ilegal, sino que también han disparado hechizos peligrosos dentro de sus confines, sin tener en cuenta su seguridad ni la de los demás". Miró ligeramente a cada uno de ellos por turno. "¿Se dan cuenta de que esto es un colegio, señor Potter, señor Weasley?" Bajó su mirada directamente hacia ellos, mirando por encima del borde de sus gafas, "¿Y si un estudiante se hubiera metido en su pequeño duelo hm?" Harry y Ron palidecieron ante la idea de bajar aún más la mirada, si cabe. Sus hombros colgaban de la vergüenza y la culpa.
"Ahora, por mucho que entienda su necesidad de información". Hizo una pausa mirando a Draco, que estaba hurgando distraídamente en algo de su chaqueta. "Esto no puede ser ignorado". Su tono era agudo y sin duda estaba impregnado de peligro. "Tal y como están las cosas, no tengo ganas de despertar al ministro, esta noche". Observó a los chicos relajarse un poco en sus sillas, "Pero pueden estar seguros de que mañana tendré una larga conversación con él".
Ella los vio hacer una mueca y asentir con la cabeza en señal de comprensión. Ambos se alegraron de que no los llevaran a Azkaban. Una fuerte inclinación de cabeza y se volvió hacia Draco: "¿Pudiste entrar?"
"No, me interrumpieron muy groseramente". Miró de reojo a Harry. "Pero los pabellones parecían reaccionar ante mí". Asintió, "Reconocieron nuestra conexión, creo que podré entrar la próxima vez".
"¿Por qué intentas entrar en los aposentos de Snape?" Harry no pudo evitar soltarlo, haciendo una mueca de dolor por el poco control que tenía sobre su lengua. "Más aún, ¿por qué siguen aún en el castillo?". Miró hacia arriba, hacia el retrato que aún colgaba inerte.
"Siguen en el colegio, señor Potter, porque están protegidos por una magia de sangre muy antigua y muy poderosa". Respondió rápidamente, no tenía sentido colgar más misterios delante de ellos dado lo mucho que habían llegado ya para resolver el que había.
"Una magia que, o bien tiene que venir el propio Snape a eliminar". Observó que Harry se retraía visiblemente, y a ella le dolía el corazón por decirle la verdad, pero sabía que no era ni el momento ni el lugar. Draco también lo notó y bajó un poco los ojos: "O bien, alguien que se ha convertido en parte de su línea familiar". Señaló hacia Draco.
"Él es, era, "Draco corrigió con cuidado, "Mi padrino". No quería dar ni siquiera eso pero la mirada de McGonagall le empujó la lengua.
La boca de Ron hizo una pequeña "o" al asimilar la información, murmuró una pequeña disculpa a Draco por atacarle y se mordió el labio inferior, mientras se inclinaba hacia delante la bolsa de cuentas que tenía alrededor del pecho se deslizaba hacia delante. Jadeó cuando empezaron a salir objetos de ella, varios frascos de pociones, una camiseta al azar y unos cuantos cuadernos pequeños y una pluma.
Minerva frunció las cejas al ver cómo se desparramaban objetos que no deberían caber. Sin embargo, la reacción de Ron ante su desplazamiento fue extremadamente descorazonadora. Casi se arrojó sobre las rodillas, empujando rápidamente todos los objetos hacia dentro. Cuando un frasco rodó hacia Draco, se inclinó para recogerlo girando a la luz.
"¿Esencia de Dittany?" Tuvo el tiempo justo de darse cuenta de que el frasco estaba casi vacío antes de que Ron se lo arrebatara. "Está bien Hermione..." Murmuró mientras trataba de empujar los objetos de vuelta por la abertura, obviamente molesto. "Sólo lárgate" gruñó mientras sacaba la capa de invisibilidad de Harry arrojándola hacia él mientras hacía espacio para volver a colocar los otros objetos dentro de manera más segura.
A Minerva le dolía el corazón en el pecho y miró a Draco, que negó muy levemente con la cabeza, conocía a su padrino, lo conocía lo suficientemente bien como para que si ella lo revelara ahora huyera. Correría y nunca miraría atrás.
Minerva bajó un poco los ojos mientras sopesaba las opciones. Ella y Draco eran los únicos que sabían exactamente dónde estaba y cómo encontrarlo. Le había dado a Draco el cristal espía para que le ayudara a añadir su ruta de huida, pero las protecciones estaban preparadas para permitir la entrada a cualquiera que hubiera estado allí antes, para que no fuera expulsado manualmente por el ocupante de la casa. No es que se lo dijera directamente a Severus.
Volvió a mirar a Draco, cuya mandíbula se crispó, antes de levantar las manos y dejarse caer en la silla, obviamente lavándose las manos de toda la situación. Después de todo, sólo estaba en esto verdaderamente por él y por Severus. Correría con él, llevándose a su familia si era necesario. ¿Qué le importaba realmente que los chicos sufrieran? Era una mentira, pero era una mentira bien elaborada que envolvía su corazón y lo mantenía tranquilo en situaciones como esta.
Minerva decidió: "Señor Malfoy, ¿podría ocuparse de la tarea que le he encomendado?". Su voz era fría y tranquila, estaba dando al chico una negación razonable para la conversación que seguramente seguiría.
Draco no era un tonto, sus labios se fruncieron al darse cuenta de su elección; aunque siempre uno para una oportunidad, inclinó lentamente la cabeza, poniéndose de pie con cuidado. Asintió un poco con la cabeza, lanzando una mirada más a Harry y Ron antes de dirigirse a la puerta.
Harry lo vio salir antes de girar de nuevo hacia su antigua jefe de casa, esperando respuestas.
"Minerva". La voz llegó desde lo alto de ellos mientras Dumbledore hablaba lenta y cuidadosamente, su tono advirtiéndole de la elección que estaba a punto de seguir.
La mujer para su gran beneficio, simplemente sacó su varita silenciándolo. Lo hizo lo suficientemente a menudo como para que él ya no se sintiera ofendido. Los otros retratos en sus marcos se rieron suavemente antes de decidir que era un buen momento para desaparecer. Todos menos uno, cuyo rostro negro se vio ensombrecido por la luz de las velas.
Ron se había vuelto a sentar al sentir la tensión en el aire. Tragó grueso y dirigió su estricta atención a la mujer que estaba sentada muy tensa ante ellos.
Respiró profundamente: "La señorita Granger está actualmente al cuidado de alguien que, según usted, hace tiempo que dejó este mundo". Habló limpiamente observando sus ojos entrecerrados. "En el tiempo transcurrido desde su traslado desde San Mungo, esta persona en particular ha hecho una magia incalculable en la progresión de sus cuidados". Se movió ligeramente, sujetando las rodillas con más fuerza. "Sin embargo, me he dado cuenta de que la señorita Granger se encuentra en un estado mucho peor de lo que se evaluó en un principio". Levantó la mano silenciando la pregunta que amenazaba con salir de los labios de Harry, "Está despierta, y se ha curado considerablemente". Aseguró: "Sin embargo, no recuerda quién es". Su mandíbula hizo un pequeño tic-tac, "Ni de las relaciones que ha cultivado en esta vida".
Harry se dejó caer pesadamente en la silla mientras su mente daba vueltas a la nueva información. La marcó como una lista dentro de su mente: Hermione estaba viva, alguien de quien no se atrevía a sospechar también estaba viva, la estaban cuidando, la habían despertado del coma pero no tenía recuerdos. Tragó grueso mientras miraba el marco que descansaba al lado del marco vacío de Dumbledore. "Es él, ¿verdad?" Su voz tembló ligeramente mientras levantaba un dedo tembloroso.
Minerva ni siquiera se molestó en mirar detrás de ella, sabía exactamente a quién señalaba. Asintió con la cabeza muy despacio, con los labios fríos.
Harry sólo había mostrado los recuerdos que Snape le había dado con unas pocas personas selectas, dos de las cuales estaban en la habitación con él. Sabía de las verdaderas lealtades de Snape después de todo el tiempo que había pasado haciéndoles la vida imposible. Creyó que estaba en shock por esa revelación, pero ésta lo golpeó como un camión de dos toneladas.
Lo había visto morir. Había visto cómo se le iba la vida de la cara mientras la sangre corría por sus manos. ¿Cómo era posible? Muchas preguntas nuevas salieron a la superficie de su mente, pero las apartó por el momento.
"¿Dónde están?" Para sorpresa de todos, fue Ron quien rompió el silencio contemplativo, con los ojos más duros que nunca, con la mano agarrando con fuerza la bolsa de cuentas.
"Están a salvo, lejos de toda mirada indiscreta". le aseguró Minerva con suavidad, viendo cómo sus manos se agitaban alrededor de la bolsa mientras él asentía con la cabeza, procesando sus propios pensamientos.
"¿Sería posible organizar algo?" Ron se relamió los labios, con un tono extra cortés. La sola idea de que Hermione estuviera lo suficientemente despierta y consciente como para escuchar sus disculpas encendía un fuego en su corazón. Miró a la profesora McGonagall con tanta esperanza.
"Haré todo lo que esté en mi mano para que ustedes dos puedan verla". Ella habló con cuidado: "Pero no puedo garantizar los resultados de su encuentro". Recordó cómo Hermione se había alejado de ella inicialmente. Cómo le pesó el corazón. Ya podía decir que Ron estaba cerca de su propio punto de ruptura. No estaba segura de que fuera lo suficientemente fuerte emocionalmente como para ser rechazado por la única chica de la que se había enamorado.
El silencio se extendió lentamente entre los tres. Ella vio a los jóvenes asentir y procesar sus sentimientos abiertamente. Lentamente, Ron se levantó, tirando suavemente de la bolsa de cuentas sobre su cabeza. La acunó entre sus manos mirando su línea de vida de cinco años. Quería ayudar en todo lo que pudiera, tal vez Hermione había pensado en algo y lo había puesto en la misma bolsa en sus manos justo para esta ocasión.
Respiró hondo sacando la camiseta a la que siempre se había aferrado mientras dormía. Su labio inferior se tambaleó mientras la metía en el bolsillo de sus vaqueros antes de ofrecerle lentamente la bolsa a Minerva. Tenía lágrimas en el rabillo de los ojos mientras intentaba contener las emociones que corrían por su mente.
Tomó un respiro tembloroso: "Tal vez... tal vez ella dejó algo aquí... que pueda ayudar..." Susurró mientras Minerva tomaba suavemente la bolsa ofrecida.
"Gracias, señor Weasely". Se dio cuenta de que el chico estaba a punto de derrumbarse allí mismo. Harry también lo había percibido y se acercó a ponerse al lado de su amigo. "¿Sospecho que tu próxima visita será a través del floo?" Hizo un gesto a Harry para que se llevara a Ron, levantando los protectores de intrusión de la chimenea.
Harry asintió mientras tiraba de Ron hacia el hogar con él aceptando sus varitas en el proceso. Murmuró un gracias muy suave pero muy agradecido mientras tomaba un puñado de polvo de floo que ella se había puesto de pie para ofrecerles.
Minerva asintió con la cabeza mientras ambos chicos desaparecían en las llamas verdes. Cerró los ojos y volvió a dejar la vasija sobre la chimenea. Miró la bolsa de cuentas desgastada mientras contemplaba su siguiente paso.
Me gustaría que opinan de la historia... ¿Les gusta como esta avanzando?💚🛐