Joy (Saga SEAL 8)

By Thyra_Sorley

109K 18.4K 2.5K

El suyo ha sido un amor forjado durante años, en silencio y disfrazándolo de amistad, porque para ambos, es u... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Nota de la autora
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Epílogo

Capítulo 6

4.4K 746 30
By Thyra_Sorley

-No lo entiendo -West no parece muy conforme con lo que le he dicho y no puedo culparlo. Esto es tan inoportuno, tan imprevisto, que hasta me cuesta procesarlo a mí. Debo admitir que estuve a punto de no aceptar, pero Anton no se merece que le pase nada malo, después de que se encontrase lejos de su familia por hacer lo correcto. Si puedo ayudar, aunque sea hablando con nuestros amigos en común, lo haré, incluso si creo que es perder el tiempo, porque dudo que les haya hablado de su pasado. Creo que a mí me lo dijo porque intentaba impresionarme, o llamar mi atención; no tengo claras sus razones, pero sé que esperaba que saliese con él después de confesarme que estaba en el programa de protección al testigo. Quizá porque yo le había hablado antes de mi padre y su equipo SEAL. 

-Solo serán un par de semanas -le digo-. Incluso menos, si consigo la información que están buscando. O si no la consigo, que me da que será lo más probable porque dudo que Anton hablase con alguien más de su situación.

-Eso es lo que no entiendo -insiste-. Si solo lo sabías tú, no sé por qué tienes que volver a Finlandia a indagar. No vas a encontrar nada útil.

-Eso no lo sabes, West. Tengo que intentarlo al menos, se lo debo a Anton.

-Ese tío se mueve entre gente peligrosa, no le debes nada.

-Anton intentaba hacer lo correcto, no puedo darle la espalda. Además, si me asustase el peligro -constato-, no me habría hecho policía. Esta es una gran oportunidad para mí, West. Sabes que mi meta final son los SWAT, si los impresiono podría serme de ayuda a la hora de ingresar en el departamento cuando tenga la experiencia necesaria. No puedo dejarlo pasar sin más porque sé que me arrepentiría el resto de mi vida.

-Ten cuidado -parece que se da por vencido al mencionarle a los SWAT. Sabe cuánto deseo ser una de ellos.

-Solo lamento no poder estar aquí contigo para resolver el caso del Monticello.

-No te preocupes -sonríe-. Me las arreglaré sin ti unos días. Además, he estado investigando las cuentas de ambos hombres y está claro que tienen algo que ver ambos. Mañana hablaré con los dos y sabré algo más. Tú, simplemente, vuelve cuanto antes.

-Lo haré -le prometo, y sin que se lo espere, lo abrazo a modo de despedida.

Los SWAT tenían prisa por marcharse, pero no iba a largarme sin hablar antes con él. O con mis padres. Tienen derecho a saber que volveré a Finlandia un par de semanas para intentar averiguar algo sobre los últimos movimientos de Anton antes de que desapareciese. Sé que el tiempo es crucial ahora, pero no me iré sin decírselo.

-Nos vemos en el aeropuerto en dos horas -les prometo, antes de tomar caminos distintos.

-Ni un minuto más -me advierte Jarvis cuando ya me alejo. En ocasiones, me recuerda a mi padre; severo, pero a la vez, flexible. Y me consta que no es fácil mantener un equilibrio de ese tipo cuando tienes a otras personas a tu cargo. Si eres demasiado intransigente, podrían rebelarse y si les das libertad, podrían no obedecerte cuando fuese necesario.

Neve se sorprende al verme, pues ahora no suelo venir a verlos durante la semana por el trabajo, pero me recibe con un fuerte abrazo que me dice que me echa de menos. Sé que para ellos fue un poco repentino que decidiese mudarme al piso de Fisher, pero hacía tiempo que estaba pensando en buscar algo propio y su casa me pareció un buen lugar, ahora que somos pareja. A mi padre no le hizo gracia, pero se conformó con amenazar a Fisher con cortársela si aparezco con un bebé en los próximos años. Evidentemente no lo dijo así, pero incluso en su sutileza, lo entendimos perfectamente. Claro que Fisher no tuvo tiempo para hacer nada, ni siquiera para ayudarme con la mudanza, porque salieron del país al día siguiente. Dios, cómo lo echo de menos.

-Menuda sorpresa -mi padre está sentado en el sofá y hay una película pausada en la televisión.

-Os he cortado el rollo -digo, sentándome junto a él. Les robo un puñado de palomitas de maíz y las meto en la boca todas juntas. Entre el largo viaje de ida y vuelta, la charla con los SWAT y después con West, se me ha pasado la hora de la cena y tengo un hambre voraz.

-¿Pasa algo malo? -como siempre, mi padre es muy intuitivo. Recuerdo que eso me molestaba bastante cuando era más pequeña, porque siempre sabía cuando había hecho algo malo. Es difícil escapar de una mente inquisidora como la suya.

-Depende de cómo lo mires -no sé cómo se lo tomarán, pero sé que aunque no les guste, lo haré igual. Solo que preferiría que mi padre me diese el visto bueno.

-Los rodeos nunca han sido lo tuyo, Joy -me anima a hablar- ¿Qué sucede?

-Esta tarde-noche, al volver a la comisaría de investigar un caso -tiene razón, jamás he sido de las que se callan las cosas. Salvo lo que sentía por Fisher-, dos miembros de un equipo SWAT me estaba esperando en el despacho del comisario y...

-¿Qué has hecho? -me interrumpe y claramente noto diversión en su voz.

-Nada, papá -le digo en el mismo tono que usaba cuando me acusaba de algo de pequeña, solo que por aquel entonces, él solía tener razón y yo mentía- ¿Recuerdas que Anton estaba en el programa de protección al testigo? Pues ha desaparecido y me han pedido que vaya a Finlandia a hablar con los amigos que teníamos en común, por si puedo averiguar algo.

-¿Qué tiene que ver Anton con los SWAT? Deberían ser los finlandeses quienes se ocupasen.

-No puedo hablar mucho de ello -le explico-, pero al parecer Anton pidió asilo en Estados Unidos y pensaban concedérselo antes de que alguien lo secuestrase.

-Suena peligroso -susurra Neve.

-No más que mi día a día -le resto importancia. Ahora me alegro de no haber dado detalles sobre quién es en realidad Anton. No quiero preocupar más a Neve.

-¿Cuándo te vas? -mi padre sabe que no he venido a pedirle consejo.

-Querían estar ya de camino, pero me negué a marcharme sin despedirme de vosotros. Una llamada de teléfono no me parecía lo correcto.

-Es bueno que vean ahora que tienes carácter -mi padre lo da por bien hecho-. Que sepan lo que les espera cuando ingreses. 

Aunque sé que le disgustó saber mis planes de futuro, jamás dudó de que lo fuese a conseguir y siempre habla del tema como algo ya hecho. La confianza de mi padre en mí es lo que me ha impulsado toda mi vida a no rendirme. Se lo debo todo.

-Tengo que irme -miro el reloj y veo que el tiempo se está pasando en un suspiro- o no llegaré a la hora establecida.

-Ten cuidado -Neve me abraza.

-Demuéstrales lo que vales -el abrazo de mi padre me infunde determinación-. Pero no te arriesgues sin motivo, hija. Los héroes no viven mucho tiempo. 

Antes de irme, subo al cuarto de Hope y dejo un beso en su frente. No quiero despertarla porque mañana tiene que ir a clases, pero necesitaba despedirme de ella también, aunque sea de un modo silencioso. Espero volver en un par de semanas, como muy tarde, pero siento que si no lo hago, no sería lo mismo. Desde que volví de Finlandia no me he vuelto a separar de ellos y esto se siente como un nuevo adiós, por muy poco tiempo que vaya a pasar allí.

-¿Si hablas con los muchachos, le dirás a Biff lo que pasa? -le pido a mi padre-. No quiero que se preocupe si intenta contactarme y no puede. Mi teléfono no funcionará allí.

-Yo se lo diré -asiente. Me abraza de nuevo-. No puedo creer que ya te hayas hecho tan mayor. ¿Cómo ha pasado tan rápido?

-Pues tú sigues igual de bien -me niego a pensar que mi padre se esté haciendo viejo.

-Ve -me libera-. No llegues tarde.

-Nos vemos pronto -le sonrío-. Ten la barbacoa preparada.

-Siempre lo está -me devuelve el gesto.

Cuando llego al aeropuerto, después de pasar por casa a recoger algunas cosas para el viaje, ya me están esperando, pero al menos no me he retrasado porque todavía faltan diez minutos para la hora propuesta. Jarvis y Knowles me saludan moviendo la cabeza y me preceden hacia el interior del avión. 

-¿Nos dirigimos a Finlandia? -pregunto, una vez sentada y con el cinturón sujeto. Sé que los SWAT operan en grupos de cinco hombres, así que me faltan todavía tres por conocer.

-El resto del equipo ya nos espera allí -asiente Jarvis.

-¿Qué habría pasado si me hubiese negado a venir con vosotros? -no sé cómo interpretar que hayan enviado al resto del equipo por delante.

-Que habríamos tenido que sacarles la información de otra forma menos discreta -el rubio se encoje de hombros al decirlo. Luego inclina el asiento hacia atrás y se dispone a dormir un poco. El vuelo es largo, así que todos deberíamos hacer lo mismo, pero siento tanta curiosidad, que no sé si podré hacerlo.

-El tiempo juega en nuestra contra -me explica Jarvis-, así debemos usar todos los recursos que tengamos a mano. Si no nos hubieses ayudado, tendríamos que informar del secuestro y hablar con sus amigos como si de una investigación rutinaria se tratase. Contigo en el equipo, podemos guardarnos lo del secuestro por el momento. Cuanta menos gente lo sepa, mejor para Alessandro.

-Si lo ha encontrado Sartore, es posible que ya esté muerto -no quiero pensar en esa posibilidad, pero no la podemos descartar.

-Esperemos que haya sido su padre -dice Jarvis, pero después de un segundo en silencio, continúa hablando-. Aunque algo me dice que no estaría en mejor situación con él. DiLuca no tiene una gran reputación y si ya ha repudiado a su hijo una vez, no dudo de que sea capaz de matarlo si cree que lo traicionará de nuevo.

-¿De cuánto tiempo cree que disponemos?

-Poco -niega-. Te hemos hablado de un par de semanas, pero no creo que dure más de unos días.

-Eso creía, pero intentaba ser positiva -no me pasa desapercibido que ha empezado a tutearme y aunque no sé si yo tendré permiso para hacerlo, probaré suerte.

-Es necesario ser rápidos, Anderson, o perderemos a la mejor baza para evitar que se expandan. 

No me gusta que llame baza a Anton, pero sé que tiene razón. Si Anton muere, nadie podrá frenar a DiLuca y no necesitamos más traficantes de armas en este país. Tenemos que encontrar a Anton con vida.

-Necesitaré un teléfono finlandés -le digo-. Tendré que hacer algunas llamadas nada más aterrizar, para organizar una reunión. No prometo que consigamos nada, pero haré lo imposible para encontrar datos que nos ayuden.

-Cualquier cosa que nos pueda indicar cuáles fueron sus últimos movimientos será perfecto. Si tenemos desde donde empezar a buscar, todo será más rápido.

-¿Con qué información contamos?

-No hay mucho que te pueda decir. Estábamos preparando el encuentro con él para traerlo a Estados Unidos y no se presentó. Enviaron a un equipo a buscarlo y su apartamento estaba revuelto. Había señales de lucha, pero sin rastro de sangre, por lo que pensamos que se trataba de un secuestro. Han pasado 36 horas desde entonces y el tiempo corre. 

-Quizá, si se lo llevaron, es porque no pretenden matarlo todavía -aventuro-. De querer hacerlo, habría sido en su apartamento, fingiendo un atraco.

-En eso nos escudamos -asiente-. Pero si lo que pretenden es torturarlo primero, tampoco nos conviene. Puede que decida no testificar en contra de su padre después de eso. La única opción posible es rescatarlo cuanto antes.

-Seré los más rápida que pueda -le aseguro.

-Descansemos ahora -dice, colocando el asiento para dormir-. En cuanto aterricemos, no tendremos tiempo.

Intento dormir, pero lo único que consigo es ver en mi cabeza los recuerdos que guardo de Anton. Se repiten una y otra vez, como si así pudiese cambiar alguno, como si así hubiese podido haber hecho algo más para que no acabase siendo secuestrado. Sé que no es culpa mía, pero no puedo evitar pensar que si le hubiese escuchado con más atención, ahora las cosas podrían ser diferentes.

Al bajar del avión, estoy más cansada de lo que me gustaría, pero no me permito demostrarlo porque tenemos mucho trabajo por delante. Un coche negro de cristales tintados nos está esperando y subimos sin hablar. Imagino que nos están llevando junto al resto del equipo y por un momento, me siento ansiosa por llegar y conocerlos. Voy a trabajar con un equipo SWAT y no podría estar más entusiasmada. Tengo que impresionarlos. Tengo que demostrarles que seré una gran aportación al departamento. Sea como sea, necesito que me recuerden para que cuando pueda presentarme a las pruebas, me tengan en cuenta.

Continue Reading

You'll Also Like

34.5K 2.5K 42
Este es mi primer fanfic así que acepto críticas sobre este mix de franquicias de ciencia ficción. Universos usados: Halo (Antes de los acontecimient...
14.5K 2.2K 19
Frío,calculador y obsesivo. Jungkook el jefe de la Bratva se ve envuelto en una serie de deseo impoluto cuándo llega a trabajar para él,el pecado he...
76.9K 13.9K 103
Mientras un joven Peter Quill muere lentamente de hambre en una celda de prisión en el barco devastador de Yondu, aparece otra alma y se fusiona con...