— ¿Estas seguro de esto? — Seguía abrazando su espalda con mi mejilla recargada en esta misma.
— Si —
El sonido de las tijeras llegó hasta mis oídos con un satisfactoria crujido de ambos filos cortando el cabello de Hyun Su.
El chico estaba dispuesto a regresar una pequeña parte de él a su actual yo; estaba de acuerdo con eso, después de todo no era mi elección, era de Hyun Su y si él estaba seguro de hacerlo entonces lo apoyaría sin dudarlo.
— Creo que ya terminé —
Retrocedí un poco para mirarlo en el reflejo del espejo, su cabello ahora era más corto y hacía resaltar las facciones más hermosas de su rostro que con el cabello largo probablemente ocultaba un poco más.
No podía negar que Hyun Su era demasiado apuesto, un chico que sencillamente pudo haber conquistado a cualquier chica en su colegio; Hyun Su era un chico que merecía mucho más de la vida.
— ¿Qué te parece? —
— Luces muy bien — Sonreí tratando de que copiara mi acción.
Había cambiado su ropa anterior por una muda limpia haciendo que el recorte de cabello lo ayudara a su nueva imagen.
Salimos del baño con la intención de ignorar lo que había ocurrido la noche anterior al descubrir que un desconocido hombre que según pertenecía al ejército había entrado al edificio para buscar refugio de personas que no teníamos ni la menor idea de quiénes eran.
El rostro de locura de aquel extraño hombre y sus desesperados intentos por alejarse del Inter - comunicador que cargaba consigo, nos llevó a todos a imaginar la verdadera amenaza que podían resultar aquellos extraños si lograban dar con nuestro paradero.
Se intentaba mantener la calma ante la posible amenaza, pero se podía respirar la tensión y el miedo que con tanto esfuerzo habíamos tratado de someter; el pánico comenzaba a regresar poco a poco.
Esa maldita psicosis que nos envolvía y cegaba estaba regresando a cada uno de nosotros para hacer que perdiéramos el control de lo poco que habíamos logrado.
Las primeras instrucciones fueron remover el cartel de auxilio que tiempo atrás se había montado a lo largo del edificio, para evitar ser un blanco fácil de aquellos que buscaban con fiereza al hombre que dormitaba incómodamente en nuestro hogar.
La vigilancia a cargo de Gil Seob se volvió más estricta y el constante monitoreo del exterior se vio encasillado a una ardua jornada sin descanso.
Las cosas no estaban para nada bien, la unificación que en algún momento se había dado comenzaba a desboronarse a causa del descontrol, Ji Soo había obtenido un resultado favorable en la cirugía pero seguía siendo incapaz de colaborar con los demás tendiendo atado junto a ella a Jung.
Por otro lado restábamos los demás heridos a causa del accidente; por mi parte podía manipular un arma con mi brazo sano, pero hablando del brazo que tenía la sutura no había nada que resaltar más que una carencia de fuerza y dolor constante.
En el transcurso del día lo más inesperado sucedió. Aquel sonido chillante que indicaba el ataque de un monstruo comenzó a sonar con deseos de encontrar a alguien que hiciera frente a la problemática.
Hyun Su no estaba aquí, así que tendríamos que afrontar nosotros mismo la situación y someterla antes de que alguien saliera herido.
Todos corrimos hacia la recepción donde los gritos de la señora Cha pedían ayuda debido a que un extraño monstruo rodeado de centenares de moscas amenazaba con mutilarla con ayuda de la podadora de césped que sujetaba fuertemente.
Quería ayudar, sentía la necesidad de hacerlo. Así que tome con fuerza el hacha que llevaba con mi brazo seguro dispuesta a ayudar, pero el fuerte empujón que Eun Hyuk me había propiciado provocó que cayera al suelo dejando el camino libre a Jung.
¿Por qué había hecho eso? ¿Por qué había permitido que Jung se sacrificará de esa manera?
El miedo y derrota se sembró en cada uno de nuestros corazones y gargantas al ver la triste caída de nuestro amigo.
Jung, el hombre más valiente y comprensible que jamás había conocido en mi vida, estaba perdiendo la batalla de una manera trágica y dolorosa.
La máquina que el monstruo portaba había sido capaz de mutilar el brazo del hombre y partir en pedazos la Katana que tantas veces lo había salvado.
Mis ojos no querían seguir viendo lo que sucedía, no querían ser testigos de la muerte de un ser querido, ya no quería seguir viendo a la muerte de frente.
El grito desesperado del hombre quien yacía cruelmente herido dentro del elevador obligó a Eun Hyuk a terminar su sufrimiento lanzando una pequeña granada casera que logró incendiar ambos cuerpos en el interior de la caja metálica.
A mi mente vino Ji Soo, acostada sin poder moverse y sin tener ni la menor idea de que aquel hombre que había caído rendido ante ella estaba muriendo en estos momentos.
El sufrimiento de nuestro amigo se consumió por las ardientes llamas que lo envolvieron, dejando únicamente un trágico recuerdo de una sonora pérdida.
Todos seguían estáticos tratando de descifrar el siguiente paso, escuchando los quejidos de Hyun Su quien al caer desde pisos superiores había fracturado parte de su espinilla, y los balbuceos de los demás quienes especulaban lo tristes que eso había sido perder a Jung y de lo tanto que deseaban haber podido hacer algo.
— ¿Por qué Hyuk? — Pregunté al incorporarme.
— No debías —
— Pude haberlo ayudado, lo sabes bien — Encaro mi rostro con seriedad y borro todo rastro de amistad que había profesado días atrás.
Eun Hyuk había vuelto nuevamente a ser el líder sin fisuras, estricto y fríamente realista.
— Si morías, perdía a Hyun Su. No me puedo permitir perder a mi carta especial en estos momentos.
Me dio la espalda marchándose rápidamente de ese lugar dejando que los demás limpiaran lo que había sucedido y llevaran el cuerpo incinerado de nuestro amigo a una sepultura.
No quería atormentarme con lo que pudo haber pasado si no hubiera caído al suelo, pues bastante tenía con revivir en mi cabeza todas y cada una de las estupideces que había cometido día tras día.
Ayude a Hyun Su a incorporarse y aguardar a que su espinilla fracturado sanara por el gran impactó que había recibido al intentar apresurarse a bajar para ayudar y hacer frente al monstruo.
Un monstruo que ahora reconocía como el portero del edificio, un hombre al que siempre se le criticó por su pereza en el trabajo y un hombre al que desafortunadamente le tocó un terrible final.
La sepultura de Jung fue tan fugaz que parecía irreal.
En la mañana estaba abrazada de Hyun Su aguardando por su avance y trabajo en si mismo y ahora estábamos todos reunidos despidiendo a un amigo.
¿Qué clase de vida era esta? Un maldito infierno en el cual no sabías cuándo caerías muerto o terriblemente herido, una laguna sin fondo en donde te ahogarías con tus propias penas sin poder encontrar júbilo en la cordura, un dulce hogar disfrazado y enmascarado únicamente por el nombre porque detrás de él no había nada más que pena, dolor y sufrimiento.
— ¿Qué más podría salir mal? —
— No digas eso Hyun Su — El chico bajo la mirada y de inmediato la regreso a mi rostro.
— Tú brazo está sangrando. Deberías cambiar las vendas —
— Si, creo que eso haré — Estaba extrañada por la mancha de sangre, es decir, no sentía un dolor que indicara que la sutura se había abierto o algo por el estilo.
Mientras envolvía mi brazo con la nueva venda descubrí que aquella sangre no me pertenecía por lo que imaginaba que había sido de Jung, la idea me aplastó el corazón pero era lo más lógico.
Termine de colocar los seguros metálicos para que el vendaje no se cayera cuando un fuerte sonido de derrumbe me sobresaltó y puso mi corazón a correr cuando los primeros disparos y gritos aterrorizados se escucharon por todo el lugar.
Pasos correteados resbalaron por el piso de los pasillos, busque torpemente un escondite pero fue completamente inútil cuando la puerta de la enfermería se abrió.
— ¡Bingo! —
La mano de un hombre se apoderó de mi cabello volcando mi cuello hacia atrás aprovechando el espacio para colocar la boca de una pistola sobre mi mentón.
— Camina, preciosa. El jefe estará sorprendido de ver una extranjerita —
Estaba muda y completamente sometida. Resbalé prácticamente por todo el piso hasta llegar a donde estaba el completo caos.
Habían cuerpos tirados chorreando sangre por la aberturas de la balas disparadas, gente que conocía de nuevo estaba muriendo.
En el centro del lugar había un círculo en donde se encontraban concentrados todos aquellos que conocía y en donde pude ver a Hyun Su con intenciones de avanzar hacia mi.
Dedique una repentina mirada para frenar su acción que provocó otro tirón de mi cabello.
— Mire lo que encontré — Habló el hombre que me tenía sujetada del cabello hacia otro de mirada extraña.
— Ponla con el resto — Contestó este último esbozando una sonrisa burlona procurando seguir mordiendo su goma de mascar.
— Están jodidos — Murmuró el sujeto para después empujarme fuertemente al círculo rojo que habían marcado sobre el piso. — Señor, creo que esta chica tiene algo con ese sujeto alto —
Mierda