ISOLATION | Dramione - Traduc...

By Palowinki

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Traducción autorizada del Fanfic 'Isolation' de la autora Bex-Chan. Esta historia no me pertenece, únicamente... More

Capítulo 1: Refugio
Capítulo 2: Puñetazo
Capítulo 3: Puertas
Capítulo 4: Puntuación
Capítulo 5: Esencia
Capítulo 6: Azulejos
Capítulo 7: Humano
Capítulo 8: Tacto
Capítulo 9: Veneno
Capítulo 10: Gusto
Capítulo 12: Sueño
Capítulo 13: Solo
Capítulo 14: Anhelo
Capítulo 15: Cristal
Capítulo 16: Nevada
Capítulo 17: Estrellas
Capítulo 18: Regalos
Capítulo 19: Grises
Capítulo 20: Lágrimas
Capítulo 21: Cicatrices
Capítulo 22: Tormenta
Capítulo 23: Limbo
Capítulo 24: Horas
Capítulo 25: Kilómetros
Capítulo 26: Fantasma
Capítulo 27: Verdad
Capítulo 28: Ángel
Capítulo 29: Semanas
Capítulo 30: Tabú
Capítulo 31: Sangre
Capítulo 32: Pulso
Capítulo 33: Marcas
Capítulo 34: Cordialidad
Capítulo 35 (Parte 1): Agua
Capítulo 35 (Parte 2): Agua
Capítulo 36: Varitas
Capítulo 37: Defectos
Capítulo 38: Otra vez
Capítulo 39: Ahogado
Capítulo 40 (Parte 1): Lucha
Capítulo 40 (Parte 2): Lucha
Capítulo 41: Snape
Capítulo 42 (Parte 1): Resplandor
Capítulo 42 (Parte 2): Resplandor
Capítulo 43: Inerte
Capítulo 44: Moribundos
Capítulo 45: Harry
Capítulo 46: Piedad
Capítulo 47: Poder
Capítulo 48: Después
Capítulo 49: Epílogo
Agradecimiento

Capítulo 11: Duda

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By Palowinki

Maldito infierno.

Esto era duro.

Tan difícil...

Tras la noche más larga de su vida, durante la cual no había conseguido ni un solo segundo de sueño, estaba tomando el sol de la mañana que se filtraba a través de la ventana. Hoy se sentía difuso; todavía confundido y agitado por el incidente con Granger, y cansado por el insomnio. En un momento aleatorio de espontaneidad, se había despojado de toda su ropa para ver si el aire frío o los cálidos rayos podrían hacerle sentir más vivo; más real, pero se sentía como un fantasma.

Una criatura endeble en la cima de la realidad, pero sin llegar a ella.

Debía estar empezando a ser una hora razonable porque pudo oír a Granger empezar a removerse, e hizo una mueca de dolor. Esto era lo que había estado temiendo y esperando toda la noche; su parte favorita de esta degradante rutina. El brillo del sudor se extendió por su piel mientras la escuchaba meterse en el baño, y cuando creyó percibir una pizca de su sabor en su boca, ese punto sensible bajo su estómago se movió. Otra jodida vez.

Era tan difícil...

Intento apaciguarlo, pero su cabeza estaba demasiado confusa para realmente resistir el tirón de su cuerpo. Oyó, lo que asumió, su ropa caer de golpe al suelo, y tragó un rugido ronco en su garganta. Cerrando sus ojo privados del sueño, su imaginación le infligió con coloridas y peligrosas imágenes de ella. Sucumbió a ellas rápidamente; demasiado cansado para pelear decentemente y demasiado captado por las fantasías como para ignorarlas.

Estaba duro...

Habiendo tenido muchas fantasías sexuales, esta era diferente; simple y sin exageraciones innecesarias. En su cabeza, Granger era exactamente como ella debería ser, con sus rizos despeinados alrededor de sus hombros y una expresión reflexiva en sus rasgos familiares. Su cuerpo... bueno, no tenía ni idea si la imagen encajaba con el sujeto, pero supondría que estaba próximo, mientras su subconsciente empezó a descartar elementos de su ropa. Escuchó el agua de la ducha correr, e inhaló una respiración temblorosa cuando su mano se movió hacia abajo.

Estaba demasiado lejos para prestar atención a la voz de Slytherin en su cráneo y darse cuenta de lo que estaba haciendo; y cualquier susurro de duda fue pateado a un lado cuando el primer ronroneo en el baño alcanzó sus oídos. Manteniendo los ojos firmemente cerrados y centrándose en los labios de la Granger fantasía, agarró la longitud rígida como el acero bajo su ombligo.

Por el alma de Merlín...

Draco necesitaba esto. Lo necesitaba malamente.

En su cabeza, Granger estaba ahora en la ducha, y apretó su puño y empezó a bombear la tensión. Semanas y meses sin esa liberación le dejaban saber que no duraría mucho, pero no le importó. No le importaba una mierda que su cabeza estuviera llena de pensamientos prohibidos de ella, o que su habitación estuviera, como siempre, obstruida con su adictiva esencia. No importaba que la bruja fuera el catalizador de su tensión lujuriosa ahora, ni tampoco importaba que hiciera a la Granger de fantasía deslizar su mano entre sus muslos para acompañar su siguiente gemido.

La imagen le mandó directo al final, y un ronco suspiro convertido en rugido tronó fuera de su garganta mientras el fluido caliente caía por su abdomen. Su ojos se abrieron de golpe y la Granger de fantasía se consumió en su mente, dejándole satisfecho y jadeando como un zorro ártico que había atrapado su presa o una compañera. Su corazón estaba tamborileando contra su caja torácica mientras intentaba recobrar la compostura; parpadeando para quitarse algunas gotas de sudor metidas entre sus pestañas.

El subidón no duró mucho, pero nunca lo hacía.

Y lo que quedaba detrás era auto disgusto que era físicamente doloroso. Limpió los restos de su orgasmo con un par de bóxers y se dio la vuelta, acurrucándose en una derrotada posición semi fetal. Podía sentir el frío clavársele en la piel ahora, pero no se cubrió con la manta. No había excusa para lo que había hecho, y el frío traía la realidad de vuelta un poquito más rápido.

La peor cosa era, que no tenía ni idea si quería golpearse el cráneo contra la pared hasta que su imaginación cayera por sus orejas, o darse otro paseo por ella.

No se cubrió con la almohada para bloquear su sonido. Debería haberlo hecho, pero no lo hizo. En cambio, dejó que los sonidos de la ducha entumecieran su cerebro y le distrajeran de la realidad.

Se acababa de masturbar con Hermione Granger.

La sangre sucia.

''Joder''.

Se dio la vuelta y agarró la cosa más cercana a él; el libro Muggle sobre el tal King. Le dio la vuelta en sus manos y analizó la portada por centésima vez, recordando su discusión sobre los prejuicios y la trampa en la que había caído. La maldijo hasta el cielo y vuelta, pero eso le hizo pensar, aunque solo fuera por un momento.

Se había preguntado como la vería si no fuera por su sucia herencia, y ahora lo estaba haciendo otra vez.

Doblemente joder...

-----

Neville la había arrastrado prácticamente al Gran salón para cenar, ignorando sus protestas e insistiendo que algo de tiempo entre amigos la animaría. Aparentemente la angustia sobre los flashbacks de los labios de Malfoy estaba garabateado descaradamente por su cara, ya que Neville normalmente la dejaba a ella y a su melancolía a solas. Había comentado que se veía terrible hoy, y ella eventualmente había accedido a unirse a él y a los otros, razonando que algunas bromas perezosas podrían distraerla de su cruda realidad.

Una cruda realidad que era; bonita y rota aunque en una extraña manera. Como Draco.

¿Cómo podía haberle besado?

Estaba sentada en las afuera de la pequeña multitud, acabando un párrafo de un ensayo que podía haber esperado hasta más tarde. Levantó la cabeza y miró alrededor del grupo, moviendo su mirada distante por Ginny, Lavender, Dean, Seamus y Neville a su lado, frunciendo el ceño cuando se dio cuenta que alguien faltaba.

''Neville'' murmuró sin hacer ruido, manteniendo la voz baja para evitar interrumpir la conversación de los otros. ''¿Dónde está Luna?''

''Nosotros también lo hemos notado'' le dijo. ''Desaparece a la hora de la comida a veces, y no creo que se esté quedando aquí los fines de semanas tampoco, ya sabes. Uno de los de quinto año dijo que la vio dejar los terrenos el sábado pasado''.

''¿A dónde va?''

''No lo sé'' se encogió de hombros. ''Ninguno de nosotros lo sabe, de hecho. Aunque debe tener permiso de McGonagall''.

''Eso es raro'' suspiró, dándose la vuelta cuando uno de los otros chicos dijo algo que captó su atención. ''¿Qué dijiste, Seamus?''

''Estaba hablando sobre los rumores que hay'' respondió con un susurro, inclinando para que solo los seis pudieran oírle. ''Un montón de gente piensa que Voldemort se va a infiltrar en el Ministerio pronto''.

Hermione alzó una ceja escéptica. ''Los rumores a veces son sólo eso, Seamus. Yo no les prestaría demasiada atención...''

''Aunque podría ser cierto'' insistió él. ''Y si toman control del Ministerio, obtienen el control de Hogwarts, y todos estaremos jodidos''.

''Con énfasis en el si '' dijo ella tranquilamente. ''Si McGonagall pensara que Hogwarts estaba en peligro, ya habría resuelto un lugar alternativo para nosotros...''

''¿Y quién dice que no está pensando en eso?'' le respondió rápidamente. ''¿Y dónde más iríamos? Mi madre dijo que podría pasar...''

''Y tu madre también creyó toda esa basura que escribieron sobre Harry en el Profeta'' le recordó Hermione, levantándose de su sitio. ''Hay un montón de rumores por ahí en este momento. Ajustémonos a lo que sabemos''.

''¿A dónde vas, Hermione?'' preguntó Ginny, mirando un poco decepcionada cuando la morena recogía sus cosas. ''No has terminado tu comida''.

''No estoy tan hambrienta'' ofreció débilmente, dándole a sus amigos una mirada de disculpa. ''Y necesito ver a McGonagall''.

''Bueno'' continuó la pelirroja. ''Si quieres, puedes pasarte por la torre esta noche. O podría pasarme a visitarte...''

''No'' alegó Hermione demasiado rápido, encogiéndose ante la urgencia de su tono. ''No, mi dormitorio es un completo desastre. Intentaré venir a verte más tarde''.

Les dio a los otros Gryffindors un saludo cortés antes de darse la vuelta y dejar el Gran comedor, calculando que tenía unos buenos treinta minutos aún para ver a la directora antes de que sus clases empezaran. Caminó con largas y rápidas zancadas hacia la oficina de McGonagall y murmuró la contraseña que la dejó entrar, sabiendo que la bruja mayor normalmente se quedaba ahí durante la hora de la comida''.

''Señorita Granger'' la bruja la saludó desde su escritorio. ''Esto es inesperado. ¿Va todo bien? Parece un poco decaída hoy''.

Malfoy...

Hermione dudó y se sentó en el asiento contrario; apretando los labios con pensamiento. ''No estoy segura'' murmuró. ''Supongo que tengo algunas preguntas que necesito hacerle''.

''Muy bien'' asintió McGonagall, inclinándose hacia atrás y dándole a su estudiante toda su atención. ''¿Qué es lo que le preocupa?''

''Bueno'' empezó tímidamente, preguntándose por dónde empezar. ''Seamus mencionó que hay habladurías sobre Voldemort infiltrándose en el Ministerio, y me estaba preguntando si, ¿hay algo de verdad en eso?''

La bruja tensó la boca y exhaló un largo y fatigado aliento. ''Ha habido charlas sobre eso desde que Dumbledore murió'' admitió con cuidado. ''Sin embargo, no se sabe mucho con detalle. Todo lo que puedo decirle es que hay una posibilidad''.

Hermione sintió algo hundirse en su pecho. ''¿Y si lo hace?''

''Entonces tendremos que evacuar muchos de los estudiantes'' le facilitó con un tono triste. ''Particularmente los nacidos de Muggles como usted...''

''Oh Dios...''

''Intente no preocuparse mucho sobre ello'' la aconsejó McGonagall cálidamente. ''Tan lejos como puedo decirle, el Ministerio está aguantando bien contra los Mortífagos, y nosotros tenemos precauciones si pasara lo peor''.

Hermione se cruzó de brazos; de repente sintiéndose muy fría y sola. Una parte de ella siempre había sospechado que el Ministerio podría ser efectuado por Voldemort, pero era fácil perder la pista a todo lo que sucedía fuera de Hogwarts cuando estaba enterrada en sus libros o involucrada en confusos choques de labios con alguien con quien no debería.

''No estoy teniendo mucha suerte intentando averiguar qué son los otros Horrocruxes'' susurró con profunda decepción. ''He estado intentando ver si puedo encontrar un vínculo entre el diario y el anillo con cualquier otro objeto que pudiera tener sentido. Y ahora sabemos que el guardapelo es uno de ellos pero no sabemos dónde está el verdadero...''

''Señorita Granger'' la directora intervino su perorata. ''Soy bien consciente que está intentando al máximo, al igual que el Señor Potter y el Señor Weasley. Estoy segura que llegará en algún momento. No debería estresarse demasiado...''

''Va a haber una guerra pronto...''

''Técnicamente hemos estado en guerra desde hace meses, señorita Granger...''

''Bueno el enfrentamiento final entonces'' aclaró Hermione con frustración e incomodidad. ''Puedo sentirlo venir, y no sé si encontraremos todos los Horrocruxes a tiempo...''

''Estamos poniendo todo nuestro empeño en prepararnos'' la interrumpió de nuevo, dándole a la joven bruja una mirada taciturna. ''Hermione, hay mucho que podamos hacer. Recuerda que eres humana, querida. Lo estás haciendo excelente y no podría pedirte más. Por favor intente no estresarse. No ayudará''.

La bruja de mirada parda soltó un suspiro de tristeza pero doblegado por las lógicas y calmantes palabras de McGonagall. No era la primera vez que había tenido un pseudo ataque de pánico en la presencia de la directora en los últimos meses, y probablemente no sería el último. La mayoría de los miembros de la Orden y algunos de sus compañeros estudiantes habían sido sometidos a mini colapsos tarde o temprano.; era natural considerando el clima actual, y Hermione estaba agradecida que su profesora pudiera siempre calmar sus pensamientos volátiles. Incluso aunque sólo fuera temporal.

''¿Se siente mejor ahora, señorita Granger?'' preguntó McGonagall. ''¿O tiene alguna otra pregunta?''

''Tengo cientos de preguntas'' suspiró, pausando para considerar antes de que un pensamiento revoloteara en su mente cuando recordó lo que Neville le había dicho. ''En realidad, hay algo sobre lo que tengo un poco de curiosidad''.

''Adelante''.

''Neville mencionó que Luna ha estado dejando Hogwarts los fines de semana'' explicó, frunciendo el ceño cuando la directora desvió sus ojos. ''¿Puede decirme por qué?''

''Lo siento, pero no puedo'' dijo McGonagall tras una pausa pensativa. ''Puedo confirmarle que la Señorita Lovegood a veces sale de las instalaciones los fines de semana, pero me dijo sus razones en estricta confianza, y le aseguré que no se lo diría a nadie''.

''¿Ella está bien?'' preguntó Hermione. ''¿No está en problemas ni nada parecido?''

''Está absolutamente bien'' contestó la bruja. ''Puedo asegurarle que está completamente a salvo''.

''Entonces por qué está...''

''Es un asunto personal'' finalizó McGonagall bruscamente. ''Si quiere saber más, tendrá que preguntarle usted misma''.

-----

Los alumnos de Hogwarts estaban esparcidos aleatoriamente por la biblioteca, apretujados entre los pasillos y las estanterías, y un poco más hacinados de lo normal para combatir el frío. El cielo estaba ya de un oscuro invernal a las siete en punto, y Madame Pince había encendido unas cuantas velas extra y lanzado débil encantamiento calentador para acomodar a los cuarenta y tantos estudiantes apretados.

Hermione se sentó en la esquina oscura cerca de la sección prohibida; perdida en una burbuja solitaria que silenciaba el ruido de alrededor. Intentó concentrarse en las garabateadas páginas en frente de ella, pero no podía parar de pensar en Malfoy y lo que había pasado.

¿Cómo podría haber hecho eso?

Cada método de distracción que había intentado había fallado y la dejaba con un hormigueo en los labios y más confusión. Quería saber por qué y cómo había sucedido, pero apenas podía sugerir conversar sobre ello con su compañero de cuarto Slytherin. Lo que lo hacía peor era que sentía que todo el mundo la estaba mirando, hurgando en su cabeza y robando su travieso secreto y secretamente odiándola por ello.

Menudo parásito es la paranoia.

Pero eso no era lo peor de todo. No importaba cuanto intentara rechazar esa noción absurda, no podía evitar más que pensar que había sido engañada de alguna manera. No había sido un beso real, y sentía como si se hubiera perdido en algún tipo de idea final o ... clímax.

Era como si hubiera ido al infierno y no hubiera experimentado el tacto de las llamas.

No debería haber querido, pero de verdad, realmente quería. Su curiosidad se estaba apoderando de ella y quería más. Quería...

''Hermione''.

Empezó con un jadeo áspero y le dio al origen de su interrupción una dura mirada. ''Por la tumba de Merlín, Michael'' murmuró. ''Me has dado un susto de muerte''

''Lo siento'' se rio casualmente de una manera que la hizo pensar que no lo sentía en absoluto. ''Me estaba preguntando si habías terminado la lista de tareas para los prefectos''.

''Oh'' respiró distraídamente, rebuscando en su mochila por la requerida lista. ''Si... claro. Aquí está''.

Michael Corner aceptó el trozó de pergamino y le dio un rápido vistazo antes de girarse para darle una mirada preocupada. '¿Estás bien, Hermione?'' preguntó el delegado. ''Te ves un poco distante''.

''Estoy bien'' se encogió, bajando la cabeza para esconder su incertidumbre. ''¿Hay algún problema con la lista?''

''No, se ve bien'' contestó. ''Sólo pensé que te podría gustar algo de compañía''.

''Me iré en un minuto'' respondió Hermione, intentando ser lo más educada que podía, a pesar de su humor de perros. ''Lo siento, estoy bastante cansada''.

Hizo una nota mental para disculparse con Michael por su agrio comportamiento en una fecha posterior. Normalmente disfrutaba de una ligera conversación con el Ravenclaw, el cual había madurado exponencialmente en el último año, particularmente después de haber roto con Cho. Inicialmente, Hermione había sido extremadamente cautelosa de trabajar con él, habiendo oído algunos comentarios bastante poco favorecedores de Ginny, pero era bastante majo, aunque un poco demasiado competitivo a veces.

''No hay por qué disculparte'' ofreció débilmente, aclarándose la garganta. ''Necesitamos organizar una reunión para discutir el baile de Navidad pronto...''

''¿Es realmente necesario?'' gruñó, cerrando de golpe su libro. ''Hay cosas más importantes en las que deberíamos estar pensando en vez de un tonto bailecito...''

''Creo que McGonagall sólo está intentando mantenernos animados'' le recordó Michael. ''Vamos, Hermione. No haría daño tener algo de diversión en Navidad. La gente necesita animarse''.

''Supongo'' susurró escéptica, empacando todo en su mochila y levantándose de su asiento. ''Podemos discutirlo en Hogsmeade este fin de semana entonces. ¿Está bien?''

''Está bien'' asintió. ''¿Quieres que te acompañe de vuelta a tu dormitorio?''

''No, no seas tonto'' se despidió agitando su mano. ''Creo que Terry y Anthony están intentando llamarte para que vuelvas de todos modos. Te veo el sábado''.

Hermione se dio la vuelta antes de que él pudiera contestar y acechó hacia la salida, manteniendo su mirada baja para ignorar las miradas de los otros estudiantes. Podría jurar que la estaban lanzando miradas sospechosas de nuevo, y se apresuró con el corazón acelerado. A pesar de su deseo de evitar su dormitorio, o más precisamente al Slytherin rubio que permanecía en el interior, sus pasos la llevaron allí de todos modos. Temblaba de ansiedad mientras susurraba la contraseña y se deslizaba dentro; sus ojos castaños escanearon cada centímetro del alojamiento críticamente.

Como siempre, la sala no daba indicaciones de su presencia, y rápidamente concluyó que estaba en su habitación. Con un suspiro aliviado de que cualquier confrontación sería postpuesta por ahora, se apresuró hacia si habitación con toda la intención de esconderse hasta la mañana, sin importarle si podría considerarse cobarde.

Se paró en seco cuando tres firmes golpes tocaron contra la puerta principal, y dejó escapar un grito estridente. Merlín, estaba al borde...

''¿Quién es?'' llamó, su voz temblando ligeramente.

''Soy Michael''.

Frunció el ceño por su insistencia y lanzó una cauta mirada a la habitación de Malfoy, preguntándose si era sabio tener visita cuando él se suponía que tenía que permanecer sin ser visto. ''¿Qué quieres?'' preguntó en voz alta, manteniendo los ojos fijos en la puerta de Draco. ''Estoy un poco ocupada''.

''Te olvidaste uno de tus libros'' explicó el delegado. ''¿Estás bien?''

Ella hizo una mueca y lentamente se dirigió hacia su voz, lanzando una última mirada por encima de su hombro antes de abrir la puerta; sólo lo suficiente para apoyar su cabeza contra el marco y mantener su cuerpo escondido.

''Estaba a punto de darme una ducha'' mintió cuando él le dio una mirada confundida. ''Estoy en albornoz''

''Lo siento'' sonrió tímidamente, sosteniendo el libro para que lo cogiera. ''¿Estás segura que estás bien, Hermione? Estás actuando un poco raro hoy''.

Se las ingenió para forzar su boca hacia una incómoda sonrisa mientras le cogía el libro de sus dedos y lo lanzaba a la mesa. ''Realmente estoy muy cansada'' le dijo, cerrando la puerta un poco y esperando que él pillara la pista. ''Creo que me voy a acostar pronto hoy, pero gracias por traerme el libro''.

''¿Estás segura?'' persistió, y ella luchó fuerte para no irritarse con él.

''Estoy segura'' dijo francamente. ''Buenas noches''.

''Buenas noches, entonces. Te veré el sábado''.

Hermione soltó un demacrado respiro y posó su frente fuertemente contra la puerta, dispuesta a disipar los, extrañamente, fuertes golpes en su pecho. Sabía que las intenciones de Michael habían sido completamente inocentes y su reacción había sido demasiado defensiva, pero sentía como si hoy la estuviera acorralando y ahondando en sus pensamientos; sus secretos, y no quería que ni un alma supiera lo que había hecho.

''¿Quién cojones era ese?''

Su cabeza se dio la vuelta tan rápido que casi pierde el equilibrio, y su pecho se sentía listo para rasgarse cuando su corazón recomenzó a latir salvajemente. Ella subconscientemente se retiró hasta que su espalda estuvo presionada contra la puerta, y puso la mano sobre su pecho acelerado; fijando la mirada en él mientras él se inclinaba contra el marco de la puerta con expresión atronadora. Sus rasgos estaban contorsionados en una mezcla fascinante de desdén y resentimiento, y algo más que no podía apenas identificar que hizo que su aliento obstruyera su garganta.

''¿Por qué has tenido que hacer eso?'' jadeó furiosamente una vez que encontró su voz. ''¿Te diviertes asustando...''

''Te he preguntado quien era ese'' espetó entre dientes apretados, y ella notó lo tensos que estaban sus músculos. ''Y más vale que me des una jodida respuesta decente, Granger''

Se estremeció cuando él se apartó de la pared y se movió hacia ella, con lentos y calculados movimientos que le recordaron a un lobo. Había notado que Malfoy tenía una gracia y elegancia definidas que ella no podía más que admirar y envidiar; como si cada paso fuera intencional y planificado para ser intimidante, o incluso seductor. Debería encontrarlo desconcertante o desagradable pero, que Godric la perdone, no podía evitar más que estar intrigada.

''¿Estás jodidamente sorda, Grang...''

''Sólo era Michael Corner'' murmuró, quitándose sus túnicas y dirigiéndose al sofá. ''Él está en nuestro año y...''

''Sé quién es él'' la interrumpió, con un tono bajo y oscuro. ''Soso Ravenclaw. Jugador de Quidditch de mierda. Su único rasgo redentor es que es un sangre pura. ¿Qué quería de ti?''

''Me estaba devolviendo el libro'' explicó incómoda mientras él continuaba acercándose a ella; con los brazos cruzados arrogantemente sobre su pecho. ''¿Por qué te...''

''¿Y por qué pensaría ese triste imbécil que te reunirías con él el sábado?''

Ella alzó las cejas. ''¿Estabas escuchando a escondidas?''

''¡Sólo CONTESTA la jodida pregunta!'' requirió duramente, golpeando sus manos contra la parte de atrás del sofá. ''¿Por qué te reunirías con el?''

''¿Qué te importa a ti?''

Hizo un chasquido con la mandíbula y sacudió la cabeza, como si se estuviera conteniendo a su mismo antes de hacer algo imprudente. Sus atormentados ojos iban de ella al suelo mientras se mordía la lengua y parecía reunir unas cuantas respiraciones calmantes. Ella lo estudió de cerca y humedeció sus labios con un movimiento de su lengua, esperando nerviosa por su respuesta.

''Es de mi incumbencia cuando se invita a sí mismo a venir aquí'' contestó cuidadosamente. ''Si él me ve, podría ir soltando esa información a cualquiera...''

''No te vio...''

''Y si tienes planeado ir zorreando por ahí entonces...''

''¡CÓMO TE ATREVES!'' gritó Hermione, levantándose de su asiento y marchando directa hacia él. ''¡No tienes NINGÚN derecho para hablarme de esa manera...''

''Puedo hablarte como quiera'' continuó calmadamente, estirando el cuello para mirar por encima de ella. ''Si tu no me lo dices, entonces tendré que sacar mis propias conclusiones...''

''¡Eso es ridículo!'' siseó. ''Te dije que iba a Hogsmeade este fin de semana y...''

''¿Y vas a ir con ese?'' gruñó, como si la idea le revolviera y le dejara un sabor amargo en la lengua. ''Así que te estas follando a ese repulsivo pedazo de...''

''¡Oh, por el amor de Godric, Malfoy!'' gritó, ajena a lo cerca que estaban por su frustración. ''Michael y yo somos los únicos que vamos porque somos los delegados!''

Su boca se cerró con un golpe audible, y sintió como si él estuviera desnudándola con la mirada y sus ojos se fueron directos a su cara. Se dio cuenta entonces lo cerca que estaban; suficientemente cerca para que su aliento le removiera algunos pelos sobre su frente, pero no se movió a pesar que cada instinto le chillaba que lo hiciera.

¿Recuerdas lo que pasó la última vez que estuvisteis tan cerca...?

Si a él le molestaba su proximidad, no cedió, y ella podría jurar que algo parecido al alivio pasó por sus pálidas facciones. Él ladeó su cabeza ligeramente y dejó caer sus hombros, y la habitación pareció llenarse con electricidad estática cuando su ira anterior se disipó.

''Me estás diciendo que ese capullo inútil es delegado?'' señaló escéptico. ''¿Qué jodida broma es esa...''

''En realidad, es muy bueno'' argumentó ella, notando que su labio superior se retorcía mientras hablaba. ''¿Hemos terminado aquí, Dra... Malfoy?''

Él frunció el ceño por su fallo, y la bruja intentó esconder su rubor avergonzado con poco éxito. Se giró para irse, pero su frío agarre enrolló su muñeca antes de que pudiera conseguir alguna distancia entre ellos.

Sólo empújale... Demasiado cerca...

''¿Ahora qué?'' preguntó, negándose a mirarle. ''He contestado tus preguntas y aguantado lo suficiente de tu...''

''No he terminado'' murmuró, apretando su brazo un poco más fuerte. ''Tengo otra pregunta''.

Ella se burló. ''No veo por qué razón debería...''

''¿Por qué me preparaste comida esta mañana?'' se apresuró con evidentes dudas.

Hermione parpadeó y ligeramente movió su cuello para darle una confusa mirada. ''¿A... A que te refieres?'' musitó. ''Siempre te preparo las comida por la mañana''.

''Pensé que tras nuestra pelea anoche'' dijo a regañadientes. ''Que tú no harías...''

''Peleamos todos los días, Malfoy''

''Anoche fue diferente''

La habitación se sentía como un vacío, y Hermione podría jurar que realmente sintió el aire siendo arrastrado fuera de sus pulmones. Los ojos de Draco se veían más suaves entonces; como humo blanquecino, y ella estaba completamente fijada en ellos. Tras su rabieta enfurecida y su rotunda negación anoche de su semi beso, sus palabras la habían desconcertado por completo. Ambos sabían a que se estaba refiriendo cuando dijo que había sido diferente, y crepitaba entre ellos como llamas peligrosas; demasiado caliente para tocarlas pero demasiado poderoso como para ignorarlo.

El beso...

''No te dejaría pasar hambre por... eso'' rompió el silencio incómodamente. ''Eso sería cruel...''

''Sería lo normal'' justificó, y ella lo miro con decepción mientras sus rasgos volvían al amargo y cortante ceño que conocía tan bien. ''Y estoy seguro que quieres darme una charla con algunas tediosas morales Gryffindor sobre amabilidad o alguna mierda de esas pero realmente no me importa una mierda...''

''Tú me hiciste la pregunta'' protestó ella, tirando de su muñeca para liberarla de su agarre y andando para alejarse de él. ''Me voy a la cama. Buenas noches, Malfoy''.

Draco apretó sus puños mientras Granger desaparecía en su habitación, preguntándose qué demonios le había causado actuar tan patéticamente. Era humillante e inaceptable, y la culpaba a ella de todo corazón. Desde el momento que ella le había infectado con su fangosa sangre y lo había inundado con su esencia, todo se había deteriorado, específicamente su mente. Ahora, estaba siendo sometido a fantasías inquietantes con ella, y tentado por casi besos que le dejaban sintiéndose a la vez revuelto y... hambriento.

Estaba rompiendo su cerebro en perturbados pequeños fragmentos que le hacían cuestionarse a sí mismo, y hasta donde estaba dispuesto a llegar para saciar su inapropiado ansia por ella.

La rabia que había sentido cuando ese jodido Ravenclaw había aparecido había sido viciosa y explosiva, y había temblado físicamente, pero no tenía ni idea de por qué.

No eran celos...

Sólo rabia. Rabia posesiva, quizá.

Sus lujos y alicientes estaba limitados en esta prisión, y su gusto y esencia se habían convertido de alguna manera en algunas de esas... necesidades, y no las compartiría con nadie más allá de esa puerta. Mientras que el sabor de ella había sido breve, era suyo ahora, incluso aunque nunca lo quisiera de nuevo por el bien de su dignidad. Y no quería tocarla de nuevo. De verdad, no quería, pero si Michel capullo Corner pensaba que estaba con derecho a un lametazo de Granger, estaba jodidamente equivocado.

Él no entendía sus peligrosas emociones hacia ella, ni le gustaban, pero eran poderosa y casi instintivas, e imposibles de ignorar.

Regresó furioso a su habitación y silenciosamente se declaró a Salazar que se desharía de su... obsesión con la sangre sucia pronto. Era degradante y absorbía la mente, y temía actuar en consecuencia.

No actuaré en consecuencia...

-----

El viento estaba gritando como niños torturados esta noche, y Hermione estaba convencida de que su reloj estaba mintiendo.

Si realmente eran las tres de la mañana, entonces había estado mirando en blanco a su techo por cuatro horas y eso no era sano. Se había recluido en su habitación y se negó rotundamente a salir, divirtiéndose acabando cada trabajo que se debía desde ahora hasta Navidad. Había durado tres horas, y desde entonces había intentado desesperadamente conseguir algo de sueño, pero era todo en vano.

Y no era el viento de esta noche...

No importaba cuanto intentara erradicar a Malfoy de su mente, no podía; ya fueran molestos flashbacks de su pseudo beso o sólo reflexiones generales sobre su comportamiento. Se encontró a sí misma fascinada por él por mucho que intentara rechazarlo, y había notado que él se había abstenido de llamarla sangre sucia desde hace un tiempo. Un mes en su presencia había hecho efecto en ella y se notó más determinada que nunca a quitarle sus prejuicios, aunque no pudiera evitar salvo preguntarse si ahora era por propósitos egoístas.

Quería que él la viera diferente, y estaba bastante segura que estaba empezando a hacerlo.

Al menos esperaba que lo estuviera.

Se sentó y frotó su cara con las manos, preguntándose si su interés en él era realmente apropiado para su salud. Probablemente no.

Un escalofrío le recorrió la columna y agarró su varita para renovar su encantamiento calentador cuando un pensamiento robó su atención. Ella tenía tres mantas y la magia para combatir el frío de noviembre, pero, ¿qué tenía Draco? Sólo le habían proporcionado una manta...

¿Y si se está congelando?

Se dio cuenta entonces que le importaba, cuando realmente no debería tener que hacerlo. Sabía que estaba en su naturaleza, pero esto era algo más; una auténtica preocupación por su confort que la dejó cuestionándose cuando había empezado a importarle en realidad.

Dejó su cama y se envolvió en la bata, intentando decidir exactamente que podía hacer. Las opciones eran simples; escoger ignorarlo y dejar que el imbécil engreído se las apaña él mismo, o ceder a su deseo de proveerle de algo de calidez.

''¿Qué demonios estoy haciendo?'' se susurró a sí misma mientras se arrastraba ligeramente fuera de su habitación.

Con al menos dos minutos de duda fuera de la puerta, se tragó sus nervios e inclinó la varita en esa dirección.

''Alohomora''.

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ꨄ︎ 𝐇𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚 𝐎𝐫𝐢𝐠𝐢𝐧𝐚𝐥. #19 - motzu 040124 #7 - motzu 150224 #3 - motzu 170224 #4 - motzu 230224 🥈#2 - motzu 070324 -ᴍᴏᴛᴢᴜ.
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❛ Tras pasar años siendo atormentada por sus trágicos recuerdos en donde sus seres más cercanos se vieron involucrados, Kimey es enviada al elitista...
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