Habían pasado ya unas cuantas horas desde que la abertura vertical de mi ante brazo se había cerrado gracias a la sutura que Eun Hyuk había realizado rápidamente, por lo que ahora solamente restaba darle una pequeña revisión para descartar que algo hubiese salido mal.
— ¿Duele? — Tocó ligeramente al rededor de la sutura.
— Solo si tocas — Sonrió de lado para después retroceder y sacar el cubrebocas de su rostro. — Gracias Eun Hyuk —
— Te daré una paleta de dulce por haberte portado de maravilla —
Un poco de humor era lo que acaba de salir de su boca.
Por una u otra razón el chico estaba feliz aún cuando su plan había fracasado; tal vez aquella felicidad se debía a que acaba de demostrarse a si mismo que era capaz de realizar una cirugía y de curar a la personas, volviendo aquello como una ventaja de supervivencia, o de igual manera se podía deber a que gracias a una joven bombera que recién había llegado logró derrotar al monstruo de gran masa muscular y trajo consigo una considerable cantidad de agua en un camión.
Había transcurrido mucho tiempo desde la última vez que había compartido un tiempo con Eun Hyuk sin que se tratara de quejas, peticiones y o situaciones con Hyun Su.
Era bueno volver a estar con aquel que fue mi primer amigo en este lugar y con quien aprendí a adaptarme a las costumbres y cultura de su país, a pesar de habernos alejado por situaciones de celos que su hermana presentaba cuando estábamos juntos y me parecía completamente razonable.
— Ya hay agua en los contenedores y puedes tomar una ducha cuando lo desees, solo deja pasar unas cuantas horas más para darle tiempo a tu brazo de comenzar a cicatrizar —
— Lo haré, gracias Eun Hyuk ¿Sabes cómo está Hyun Su? Por lo que vi allá afuera probablemente regreso con varios huesos rotos —
— Mientras dormías di un pequeño paseo y lo encontré en las escaleras haciendo un juramento con Eun Yoo, supongo que ella acababa de jurarle amor por la manera en que le sonreía y lo miraba así que la respuesta para tú pregunta es; Hyun Su estaba muy cómodo y no reflejaba molestias —
— ¿Acabas de decirme que tu hermana esta enamorada de mi novio y que mi novio estaba muy cómodo con ello? — Asintió restándole importancia. — Tal vez deberíamos de hacer un intercambio, tú y yo, ella y Hyun —
— Es lo más razonable — Siguió mi broma. — Como sea, será mejor que vayas a comer algo para recobrar fuerzas —
Por fin deje que mis piernas probaran su restante fuerza al soportar el peso de mi cuerpo tras permanecer un largo tiempo en repaso y afortunadamente funcionaron perfectamente.
Recapitulé cada una de las cosas que habían sucedido horas atrás, pero solamente llegaba a la misma corta historia fotográfica que mis ojos habían guardado.
Reuniendo esa información llegue a la conclusión de que aquel monstruo fue quien nos volcó y atacó dejándonos en su mayoría heridos, pero fue aquella bombera que desconocía por completo fue quien nos salvó la vida con aquel camión de y de igual manera trajo agua al edificio.
Así de pésima estaba mi versión lúcida de lo sucedido.
Era bueno saber que alguien más con capacidades realmente buenas estaba de regreso con nosotros para seguir haciendo frente a este reto de supervivencia, pero al mismo tiempo cierto miedo me arrancaba la paz de la conciencia al saber que sin importar que tan fuertes nos volviéramos allá afuera éramos simple carnada.
Tenía que despejar mi cabeza de todas las ideas negativas que se arremolinaban para vaciar inseguridad en mi persona, así que decidí tomar la ducha de una vez por todas; entre al baño con la muda de ropa que había guardado para este momento, incluyendo el último par de calcetines que Hyun Su había traído para mi.
El agua estaba helada y hacia que mi desnudo cuerpo pidiera clemencia y extrañara ferozmente el agua caliente, sin embargo, no podía negar que el hecho de tener nuevamente espuma en el cabello y olor a jabón en cada poro de mi piel era un maldito lujo que podía darme en esos momentos y debía de disfrutarlo de inicio a fin puesto que no sabía cuando se repetiría algo así en mi vida.
Vestí con velocidad mi cuerpo para que comenzara a entrar en calor y peiné mi húmedo pero ahora limpio cabello con tanto placer y agradecimiento que en mi vida imaginé tener por una simple ducha.
Y entonces me di cuenta de lo que estaba sucediendo; no había cosa más triste que aprender a valorar todo aquello que creímos insignificante por tenerlo con abundancia y no por reconocer que cada una de las cosas que teníamos eran valiosas e importantes, por su carencia.
Era triste idealizar que la vida era así, tener que aprender lecciones tan sabías a base de catástrofe y sufrimiento.
Una vez que salí por completo del baño con mi brazo izquierdo aferrado al herido tratando de inmovilizarlo lo más que se podía para evitar que la sutura me molestara, Hye In apareció por un costado mostrando una reluciente sonrisa tomando con cierta fuerza amistosa mis hombros.
— Vamos, niña. Vamos a comer, necesitas dormir con el estómago lleno —
Su tono de voz había cambiado conmigo, ya no mostraba incomodidad y mucho menos miedo.
Ahora era mucho más amigable y sereno que facilitaba bastante la comunicación entre nosotras.
Suponía que esa era la manera en que agradecía el esfuerzo que todos habíamos hecho allá afuera por tratar de ir por suministros médicos y comida.
— Hace tiempo llegaron unas mascarillas para mi ¿Quieres una? Te ayudará a humectar tu rostro — Se detuvo en seco dejando ver por su rostro sorpresa. — ¡Cómo pude olvidarlo! Toma —
La mujer rebuscó con euforia entre las bolsas de sus ropas logrando sacar una pequeña caja de cartón un tanto maltratada.
— Llegó esto por paquetería, lamento no habértelo dado hace tiempo. Es que estabas tan ocupada que no encontraba el momento para hacerlo —
— Muchas gracias Hye In — Le sonreí a la mujer.
Mi sonrisa se ensanchó inimaginablemente cuando leí el nombre que venía escrito en la caja.
Nada más y nada menos que el nombre de mi abuela.
Deshice la cajita entre mis manos para dejar al descubierto dos hermosos collares elaborados con cuarzo, justo como ella sabía que me gustaban.
Los dos estaban formados por esferas de cuarzo pulido, uno era negro y el otro era blanco; los dos eran simplemente hermosos.
No dude ni dos segundos cuando ate ambos a mi cuello sintiendo una ola esperanzadora de compañía y cobijamiento, no pudieron llegar a mi en mejor momento que este.
— Cha, creí que estabas bronceada pero estabas sucia — Dijo Hye In a Jin quien miró a la mujer de mala manera.
— Gracias — Contestó la mujer.
— Digo que ahora te ves bien — Hye In de igual manera le ofreció una mascarilla a su amiga.
Una pequeña situación cómica entre esas dos mujeres se desató dentro del lugar haciendo más amena la convivencia durante la cena.
Pero en este lugar un momento feliz no podía ser duradero ya que una mala noticia tomaría lugar de inmediato.
Y justo así fue; aquella mujer viuda caracterizada por ser la mujer más tranquila y dulce del lugar había traído consigo la noticia más dolorosa que para cualquier miembro lastimaba. La mujer había comenzado a presentar síntomas de la enfermedad.
Se votó por la permanencia de la mujer cuando ella propuso abandonar el lugar al desconocer cómo sería su transición durante un tiempo, pero si Hyun Su había logrado superarlo significaba que cualquiera era capaz de hacerlo siempre y cuando se tuviera voluntad y fuerza.
Escóltanos a la mujer al interrumpir nuestra cena, algunos murmuraban cosas malas mientras que otros deseaban con todo su corazón que la mujer saliera adelante para regresar con nosotros con la cabeza en alto.
En aquel lugar volví a reunirme con Hyun Su, pero ninguno dijo nada.
— Señora An — Habló Hyun Su con preocupación al ver cómo la mujer se desmoronaba en llanto ante él.
— ¿Cómo lo soportaste? Ahora se por lo que pasaste, pero no puedo ayudarte. Perdón por haber sido una mala persona —
Tras concluir con aquellas palabras, la mujer entró en el cuatro de cuarentena cerrando la puerta para dejar nuevamente a un miembro de nosotros en el exilio.
— ¿Puedo ver? — Como respuesta descubrí mi antebrazo para que Hyun Su viera la herida.
Su siguiente movimiento revolvió mis sentimientos y llenó mis ojos de lágrimas.
Removió la manga de su sudadera dejando expuesto el brazo que llevaba la cicatriz que él mismo se había causado tiempo atrás.
— No deberíamos de parecernos en esto — Murmuro para después llevar sus labios al comienzo de la herida y depositar un suave beso.
— Cha Hyun Su — Limpie mis ojos con rapidez.
La suave tela de mi playera regreso a cubrir mi ante brazo por las manos del chico; quería abrazarlo con fuerza, pero mis débiles e incapaces brazos no me permitirían lograrlo.
Cuando creí que mis ganas de llorar estaban por extinguirse, pero regresaron a mi y con mucho más fuerza que no pude evitar los pucheros que me ridiculizaban.
Nuestros meñiques estaban prendidos uno del otro por iniciativa suya.
— Promételo —
— ¿Qué debo prometer? — Sus labios permanecieron cerrados. — ¿No me lo dirás? —
— No —
— ¿Quien te enseño a hacer estas promesas, Cha Hyun Su? —
— Eun Yoo — Contestó con liviandad.
¿Celos? Tal vez, unos cuantos.
— Bien. Confío en ti y en la promesa que formulaste, lo prometo —
Esa noche fue la última que pasaríamos todos juntos, tranquilos y relativamente a salvo.
Esa noche, no teníamos ni la menor idea de que las próximas serían un maldito infierno.