LA AZOTEA
• Jessica Allen •
No responde a mi pregunta, solo me repasa con la mirada formándose una pequeña sonrisa en su marcado rostro.
—Bonita habitación, me gusta tu estilo.
Ah... sí... "mi estilo" Los posters. Habían unos cuantos—demasiados—de varias bandas, cantantes, películas y series:
Oasis, Arctic Monkeys, Pink Flow, Harry Styles, Billie Eilish, Coldplay, The Neighbourhood, one direction, The fray. Después había de Marvel, Stranger Things, TVD, Harry Potter etc...
Como todos no cabian en las paredes, hay unos cuantos en el techo y en las puertas de mi armario.
Sí, un poco exagerado.
—Sí, a mi también.—cambio de tema—Veo que entraste por la ventana.
—Ajá.
—Para...
—Para ejecutar tu espléndido cuerpo.—dice con simpleza.
—Deja el sarcasmo.
—Me aburría en mi casa, esta muy sola...
—¿Y Thor? Puedes jugar con él. O irte a casa de Paul—dije obvia—Me da la sensación de que no le das el cariño necesario a Thor.
Él se burlo por lo bajo.
—Thor recibe más cariño del que recibo yo en un año, y Paul siempre está con la loca de tu amiga haciendo sus cosillas.
—¿Y en que te puedo ayudar yo? Creo que en nada—respondí incrédula.
—En eso te equivocas, me puedes ayudar en mucho—asegura con una mirada... ¿pervertida?
Uy quieto.
—No, yo no sirvo para nada. Estas aquí buscando a la persona equivocada—sone nerviosa.
—Venga vamos, te llevaré a un sitio.
Mire a la hora: 10:45 pm
—No puedo. ¿Pretendes que me escape con un desconocido a las 10:45 de la noche? No gracias.
—Buen punto. Pero no es una pregunta. Así que vístete y vamos, además... casi eres mayor de edad ¿no?
—Que demandante eres. Y sí, cumplo dentro de unos meses los dieciocho.
—Bien, vamos.
No tenia nada que hacer, mañana no hay clase porque es un día no lectivo, y no todos los días entra un semidiós por tu ventana para llevarte a algún sitio. Así que me vestí en el baño con lo primero que encontré en mi armario.
Salimos por la ventana sin hacer ruido. Y antes de subir en su moto le envié un mensaje a Ali.
Jessica: Voy a ir con Thom a un sitio, papá no sabe nada. Y te lo digo porque no se si es un asesino en serie. Por si me pasa algo, ya sabes.
Jessica: ¡Ah! y no me vengas con: "No te conviene un chico que no está con una sola chica" porque no pasa nada entre nosotros... solo somos amigos :)
Guardo mi teléfono en el bolsillo trasteo de mi pantalón corto y subo en la moto, estoy un poco emocionada y nerviosa a la vez.
••••
Nos bajamos de la moto y justo delante puedo ver un letrero en rojo que dice: HOTEL
Mi cara de confusión y nervios se podía ver desde el espacio ¿Un hotel? ¿Para qué? Bueno... a lo mejor no es aquí.
—Vamos—va hacia es hotel.
¡Ay dios! ¡Sí que es aquí!
—¿Ahí? ¿Al hotel?—señale el grande y lujoso edificio que tenemos delante de nuestros ojos.
—sí, ahí—dijo sin importancia.
—¿Para qué?—No pude evitar preguntar.
—Te he dicho que haces muchas preguntas ¿verdad?
—Sí, pero esa no es una respuesta.
El subió unos pequeños escalones y entró cruzando una gigante puerta blanca.
No me quedo de otra que seguirlo y entrar.
El está en una esquina esperando en una fila de personas muy corta.
El lugar es inmenso, al parecer es la recepción. Tiene una lámpara de techo redonda muy grande y de ella cuelgan unos pequeños cristales. Las paredes están decoradas de cuadros abstractos al parecer muy caros y al otro extremo hay unos sillones visiblemente incómodos.
Thom esta hablando con una chica que le dedica unas miradas muy coquetas, pero él se muestra indiferente, recibe las llaves que le da y me hace un gesto con los ojos.
Lo sigo y entramos a un ascensor bastante grande, al lado hay unos botones con números así que Thom presiona el último.
—¿Que vamos hacer?—pregunto al chico de ojos verdosos.
—Ya lo verás.
—Oye, si crees que vamos hacer... pues... "eso", te equivocas— le avisé
—Joder, que paranoica eres. No vamos hacer "eso"— ríe por lo bajo.
Siento un alivio en mi interior. Ahora la pregunta es ¿Qué vamos hacer en un hotel, si no vamos hacer "eso"?
Cuando llegamos al último número bajamos del ascensor y nos dirigimos a un pasillo bastante largo, y cuando llegamos al final Thom abre una puerta.
—Espera aquí—él entra y yo me quedo súper quieta en mi sitio.
Cuando sale de aquella habitación, trae con él una mochila negra.
—Vamos—habla.
—Chico de pocas palabras, ya veo—dije con ironía.
Lo sigo por el pasillo y subimos unas cuantas escaleras. Thom saca de su bolsillo unas llaves con las cuales abre una puerta de metal y me deja ver una gran azotea.
La azotea es inmensa y desolada. Habían unas cuantas mesas con sillas, se notaba que nadie subía aquí, se veía abandonada pero estaba muy bien conservada.
—Bien, ya hemos llegado—cierra la puerta y se adentra en el sitio.
—Nunca había estado en una azotea. Posiblemente en lo más alto que he estado es en la cima de un árbol—me burle de mi misma.
—Bueno, para todo hay una primera vez—se encoge de hombros.
—Y ¿Qué vamos hacer aquí?—pregunto.
—Nos vamos a tirar desde aquí, un doble suicidio.
—Planazo, me gusta—le seguí la broma.
Empecé a pasearme por la azotea mirando las pocas cosas que habían, estaba de noche y se podían apreciar las pequeñas estrellas del cielo.
—Listo, ven—Me llama Thomas.
Cuando me acerco puedo ver mejor lo que ha hecho.
Organizó el lugar para hacerlo más acogedor, juntó unas mesas y puso su ordenado encima,
delante habían dos sillas con unas mantas encima de ellas.
—Bien, como te habrás dado cuenta, vamos a ver una película—Dijo obvio.
Esto me pareció demasiado tierno de su parte, no se por qué hace esto pero es muy adorable.
Nos acomodamos y vimos la primera película de los guardianes de la galaxia de Marvel.
No fue difícil elegir una que nos gustara a ambos, ya que nos gustan literalmente todas las películas de Marvel.
—¿Por qué haces esto?
—Por mi, estaba aburrido—fija su mirada en la mía— Y tú eras la única disponible.
—Claro—dije irónica— Y ¿Por qué aquí? En una azotea—pregunté por curiosidad.
—Cuando era pequeño siempre venía aquí a ver películas con mi padre, es acogedor supongo—dice sin importancia.
—Pero, ¿La azotea es vuestra o qué? ¿Azotea privada?—me burlé.
—No exactamente, el hotel entero es de mi padre, y próximamente mío, podríamos decir que sí, es nuestro.
Yo no pude evitar abrir la boca, estaba alucinando, el hotel es suyo.
¡El maldito hotel es suyo!
—Dios, este hotel, este grandísimo y lujoso hotel. De tu padre. Vuestro. Tuyo. Wow.
—Sí
—Seguro que eres millonario—asegure.
—Sorpresa—lo dijo con toda la normalidad del mundo.
—Espera ¡¿Qué?! Lo decía en broma.
—Yo no.
Es millonario.
—Guardo esto y nos vamos—aseguró, cuando acabamos la película.
—¿Podríamos... ir a una tienda para comprar algo de comer? Es que muero de hambre.
Se ríe.
—Aquí hay comida, luego vamos a la cocina— asegura.
••••
La cocina del hotel es gigante, ordenada y muy limpia.
—¿Que quieres?—me pregunta.
—¿Qué hay?—me arrepentí de haber preguntado eso, es obvio que hay de todo, es un jodido Hotel—Chocolate.
—Bien...—busca en unos cajones—aquí está, ¿blanco? ¿Negro? ¿Con leche? O lo mismo pero con avellanas.
—Esto es música para mis oídos—asegure feliz— Pero también es una pregunta muy difícil. Demasiado difícil diría yo—digo, ya no tan feliz.
—Pues un trozo de cada uno y ya—dice tan normal, súper despreocupado.
—¡¿Qué dices?!—chille—¿Enserio? Si estás bromeando te pego.
—Es enserio—se encogió de hombros.
—¡Te quiero!—chille. Y eso salió de mi boca antes de que pudiera pensarlo—por darme chocolate, claro.
¡Pendeja!
—Ajá—fue lo único que respondió.
En una mini bolsa transparente guarde cada trozo de chocolate—menos el negro, no me gusta—y me fui con Thom a la recepción, yo parecía una niña de cinco años a la cual le habían regalado la súper mansión de las Barbies.
El semidiós le entregó las llaves a la misma chica anterior y nos fuimos a nuestras casas.
Me baje de la moto cuando habíamos llegado a la mía.
—Gracias, me la pasé muy bien. Oh y gracias por esta maravilla—señalé la bolsa de chocolates.
—Bien— su expresión cambió a una más seria.
—¿Pasa algo?
—Nada.
—Se te nota en la cara de mierda que has puesto.
—¿Enserio?—no me presto mucha atención.
—Bien—doy media vuelta para seguir mi camino hacia la ventana, pero un impulso repentino me invade, me detengo y me vuelvo a girar, camino hacia Thom y le robo un beso.
Sí él lo hizo ¿Por qué yo no podría? Me lo debía.
—Buenas noches, semidiós—le sonreí.
Solo pude ver la pequeña sonrisa que se formo en su cara, porque de inmediato salí corriendo de allí para entrar en casa por la ventana de mi habitación.
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