ISOLATION | Dramione - Traduc...

Bởi Palowinki

326K 21.9K 16.1K

Traducción autorizada del Fanfic 'Isolation' de la autora Bex-Chan. Esta historia no me pertenece, únicamente... Xem Thêm

Capítulo 1: Refugio
Capítulo 2: Puñetazo
Capítulo 3: Puertas
Capítulo 4: Puntuación
Capítulo 5: Esencia
Capítulo 6: Azulejos
Capítulo 7: Humano
Capítulo 9: Veneno
Capítulo 10: Gusto
Capítulo 11: Duda
Capítulo 12: Sueño
Capítulo 13: Solo
Capítulo 14: Anhelo
Capítulo 15: Cristal
Capítulo 16: Nevada
Capítulo 17: Estrellas
Capítulo 18: Regalos
Capítulo 19: Grises
Capítulo 20: Lágrimas
Capítulo 21: Cicatrices
Capítulo 22: Tormenta
Capítulo 23: Limbo
Capítulo 24: Horas
Capítulo 25: Kilómetros
Capítulo 26: Fantasma
Capítulo 27: Verdad
Capítulo 28: Ángel
Capítulo 29: Semanas
Capítulo 30: Tabú
Capítulo 31: Sangre
Capítulo 32: Pulso
Capítulo 33: Marcas
Capítulo 34: Cordialidad
Capítulo 35 (Parte 1): Agua
Capítulo 35 (Parte 2): Agua
Capítulo 36: Varitas
Capítulo 37: Defectos
Capítulo 38: Otra vez
Capítulo 39: Ahogado
Capítulo 40 (Parte 1): Lucha
Capítulo 40 (Parte 2): Lucha
Capítulo 41: Snape
Capítulo 42 (Parte 1): Resplandor
Capítulo 42 (Parte 2): Resplandor
Capítulo 43: Inerte
Capítulo 44: Moribundos
Capítulo 45: Harry
Capítulo 46: Piedad
Capítulo 47: Poder
Capítulo 48: Después
Capítulo 49: Epílogo
Agradecimiento

Capítulo 8: Tacto

7.4K 513 435
Bởi Palowinki

Hermione no consiguió pegar ojo.

Ginny se había vuelto inconsolable con bastante rapidez, y Hermione simplemente la meció de un lado a otro, acariciando el pelo de la pelirroja hasta que se volvió tan exhausta para permanecer consciente. Sabía que Molly confortaba a su hija de una manera similar, y se pasó gran parte de la noche pensando en sus propios padres y cómo los echaba de menos. Su fatigado cerebro naturalmente arrastró sus pensamientos a Harry y Ron, y finalmente, a Malfoy.

En su defensa, era imposible no pensar en su frío invitado cuando siempre estaba allí, pero últimamente estaba en sus tensos pensamientos con más facilidad. A pesar de su arrogancia, prejuicios y el resto de la complicada receta de defectos, Malfoy era ciertamente más soportable de lo que había sido antes. Incluso se descubrió a si misma – accidentalmente, por supuesto – saliendo hacia la biblioteca más tarde de lo usual para pasar más tiempo en su presencia. Todo era propósitos estudiosos, por supuesto; McGonagall le había pedido que le echara un ojo, y encontró de alguna manera fascinante presenciar todos los cambios sutiles.

Además, se sentía bien tener una constante presencia masculina de nuevo, incluso si era forzada, y dicho hombre era un imbécil.

A pesar de todo, verle adaptarse a lo que le rodea, y a ella, era muy intrigante, y ella se había desafiado en secreto a influenciarle lo mejor que podía. Hermione estaba casi segura que si, y ese era un gran ''si'', podía romper sus prejuicios, entonces no sería tan malo para convivir.

Y entonces de nuevo, probablemente no. Su optimismo Gryffindor podía ser un dolor en el trasero a veces, pero lo había intentado de todos modos; aunque sólo fuera para borrar 'sangre sucia' de su vocabulario.

Su falta de sueño estaba claramente empezando a confundir su cabeza y una mirada de reojo al reloj la informó que casi eran las seis y media de la mañana. Comprobó que Ginny estaba completamente ausente antes de moverla con cuidado hacia un lado, acercándose con el borde de su manga para limpiarle las lágrimas soñolientas de la cara de la joven bruja. Hermione silenciosamente se dirigió hacia el escritorio de su amiga y garabateó una rápida nota, disculpándose por dejarla y explicándole que necesitaba descansar algo.

Con una mirada triste de despedida a la bonita pelirroja, se alejó sigilosa de su antigua sala de estar y vagó por los pasillos solitarios hasta su cuarto. Era una corta distancia, pero sus pasos eran lentos y pensativos cuando notó, de nuevo, lo muerta que parecía Hogwarts. Sí, los pasillos aún estaban desolados por la mañana invernal, y era demasiado pronto para que nadie estuviera despierto un sábado, pero siempre había adorado Hogwarts por sentirse tan viva y cálida. Ahora, cada ladrillo se veía más oscuro y cada habitación más fría, y el castillo entero tenía una atmósfera similar a la de un cementerio.

Era una comparación inquietante... Una que constantemente le recordaba lo triste que era todo. Sería el uno de noviembre el lunes, otro mes desde la muerte de Dumbledore. Medio año, y todavía sentía como su corazón se encogía.

Con un suspiro preocupado, murmuró la contraseña a la manada de leones, pero la puerta no se abrió del todo. Frunció el ceño y empujó contra ella, notando resistencia desde el otro lado. Se deslizó de lado y al momento tropezó con algo; algo carnoso que la hizo caer al suelo con un grito de sorpresa. Con la respiración frustrada, se apartó el pelo de la cara y miró por encima de su hombro, agrandando los ojos cuando se dio cuenta qué, o quien, había causado la obstrucción.

''Oh Dios'' susurró, girando sobre sus rodillas y gateando hasta él. ''¿Malfoy?, ¡Draco!''.

Parecía muerto. Era tan simple como eso.

Su piel se había tornado de un tono gris fantasmal y sus labios eran una mancha azul escalofriante en su cara. Con sus ojos sellados, y en su expresión un semblante paz, Hermione sintió una alarma intensa y el pavor obstruía su garganta. Con movimientos nerviosos y manos torpes por el pánico, buscó a tiendas su muñeca, haciendo una mueca cuando notó que su palma era un desastre hinchado de sangre y carne chamuscada.

Los fuertes y violentos golpes embistiendo en su caja torácica se calmaron cuando sintió el pulso firme de Draco contra las yemas de sus dedos. Dejó salir una respiración temblorosa y disfrutó la sensación de sus latidos por un segundo, permitiendo que su terror subsidiara. Solo le tomó otro vistazo a su mano destrozada y su posición junto a la puerta para deducir qué había pasado.

Había intentado escapar.

Malfoy, maldito idiota...

Arrodillándose a su lado, se forzó a sí misma a mantener el juicio; sorprendida cuando notó que sus mejillas estaban húmedas. ¿Había llorado? Bueno... el pánico podía hacerle eso a la gente, y podía pensar sobre eso más tarde después de haberle mandado a la mierda por haber sido tan estúpido.

''Wingardium Leviosa'' dijo Hermione en voz baja mientras se ponía sobre sus pies y sacaba su varita, maniobrando al inconsciente mago hacia uno de los sofás.

Se agachó a su lado con la varita posada sobre su pecho, lista para despertarle, pero dudó.

Sus ojos pardos lentamente se desviaron hasta su cara, y se dio cuenta que nunca había tenido la oportunidad de verle así. Así de cerca. Parecía tan normal así, como si estuviera simplemente durmiendo. No había rastro de la rabia y el disturbio que siempre parecía teñir sus rasgos; ni un indicio de lo fracturada que estaba su vida. Parecía relajado, y estaba completamente paralizada por él. Levanto una curiosa mano para apartarle a un lago el flequillo rubio como la nieve, y las yemas de sus dedos por su cuenta a partir de ahí; recorriendo por su frente y su mejilla, con caricias que apenas se notaban.

Algo se encajó en su pecho mientras le estudiaba más de cerca, y se descubrió pensando que era una lástima. Era guapo e inteligente, pero su educación lo había arruinado, y era muy triste... Un desperdicio...

Algo de color volvió a su cara mientras rozaba su cara, y no pudo evitar pasar el pulgar por su labio inferior. Estaba... más cálido de lo que había esperado.

Apartó la mano de golpe y le dio una mirada horrorizada. Esto era lo que el insomnio le hacía; meterse en su cerebro y envalentonarla para hacer cosas estúpidas e inapropiadas. Sacudiendo la cabeza y regañándose en privado, puso su varita contra su pecho y se preparó para el inevitable temperamento de Malfoy cuando se despertara y la encontrara inclinada sobre él.

''¡Enervate!''

Draco se levantó de un salto con un fuerte jadeo, sus ojos grises atormentados se abrieron de par en par, y su pecho se agitó con chisporroteos nerviosos. Ni siquiera se dio cuenta de la bruja a su lado mientras miraba al frente, parpadeando a lo loco y tratando de recobrar su postura.

''¡Malfoy!'' dijo Hermione gritando su nombre, posando su mano sobre su brazo. ''Draco, cálmate. Está bien''.

Su mirada frenética se disparó hacia ella, y ella podría haber suspirado cuando le vio relajarse y cómo su respiración se ralentizaba a un ritmo normal. Iba a hablar de nuevo cuando él rápidamente extendió su mano herida, y ella consiguió resistir el impulso de encogerse de sorpresa. Pasó tan rápido como para entenderlo, pero la palma de su mano estaba de repente contra su mejilla, íntimamente acariciando su piel con su sangre. Separó los labios con sorpresa mientras intentaba comprender el gesto, y él temblaba tanto que los temblores vibraron por su cara. ca

Y entonces, como si nada hubiera pasado, su manó cayó, y él estaba simplemente mirándola con una expresión vacía. Saliendo de otro trance, Hermione examinó su tembloroso cuerpo nerviosa, escuchando los dientes castañeando cuando los temblores incrementaron convirtiéndose peores.

''Malfoy'' respiró lo más calmada que pudo. ''Tu cuerpo necesita recuperarse, ¿vale?'' Ni siquiera intentó contestar por el rítmico traqueteo de sus dientes, sólo continuó mirándola con ojos completamente vacíos. ''Voy a traerte algo de poción para dormir sin soñar, ¿Vale? Volveré en un segundo''.

Corrió hacia su habitación sin esperar respuesta y abrió de golpe el baúl en la base de su cama rebuscando tan rápido como pudo un vial de líquido morado. Con la poción en su puño, agarró una manta de su cama y corrió de vuelta, encontrando su cuerpo temblando en un estado alarmante. Soltó la manta y cayó a su lado, tirando del corcho desesperadamente y llevando el vial a sus labios.

''D-Draco'' murmuró con ansiedad. ''¿Puedes permanecer quiero para que pueda darte esto?''

Sin respuesta. Sólo más temblores...

Pausando sólo por un segundo, su mano libre fue hasta su cara de nuevo, ahuecando su mejilla y usando el pulgar para separar sus labios. ''Está bien'' murmuró distante, pasando por alto lo tierna que estaba siendo. Ignoró el dolor mientras metía su pulgar entre los vibrantes dientes para poder verter la poción por su garganta.

Cuando el pequeño cristal estuvo vacío, lo lanzó por su hombro y colocó su palma sobre sus labios, frotando distraídamente las yemas de los dedos por su cara mientras esperaba a que tragase. No menos de veinte segundos después y él estaba completamente lánguido, aunque todavía temblando ligeramente. Le puso la manta por encima y se aseguró que estaba considerablemente cubierto antes de desplomarse en cuclillas con un suspiro de alivio.

Por Merlín, se había quedado petrificada... petrificada por él... Pero había hecho todo lo que podía.

Con una mirada rápida para asegurarse que estaba durmiendo sin ruido, se levantó sobre sus intranquilos pies y literalmente sintió el cansancio la ahogaba como una ola helada. Arrastrando sus protestantes extremidades hacia el baño, se encorvó sobre el lavabo e intentó juntar sus pensamientos, pero una mirada a su reflejo la enganchó.

Ahí estaba. La huella carmesí de su mano; atrevida y extrañamente bonita por su mejilla como alguna marca territorial que todavía se sentía felizmente cálida. La miró durante un largo minuto antes de abrir el grifo y enjuagó su sangre con un extraño aleteo en su pecho. Con una última mirada a su reflejo, caminó con pesar hasta su habitación y empezó a quitarse la ropa. Se cambió apresuradamente a una camiseta y sus pantalones de pijama, metiendo su varita en un bolsillo al lado del muslo.

Ella podía pregonar lo cómoda que se veía su cama. Pero, Godric sabía porqué ella decidió agarrar otra de sus mantas y dirigirse de vuelta a la sala de estar.

Acostándose y abrazando su cuerpo bajo las mantas, con párpados pesados su mirada se centró solamente en el mago dormido al otro lado de la mesita de café en el sofá de enfrente. De nuevo, se veía tan distinto, pero tuvo la sensación que no tenía nada que ver con sus calmadas facciones esta vez.

Esto cambiaría las cosas, pero no tenía ni idea cómo.

-----

Hermione se despertó la primera con el sonido de los deambulantes estudiantes fuera de su cuarto.

Comprobó el reloj y vio que era casi medio dia, lo que significaba que había logrado milagrosamente cinco horas de sueño; uno de sus descansos más largos en años. También significaba que Malfoy se despertaría pronto si había medido la poción correctamente, y su mirada soñolienta se desvió hacia él.

Todo el incidente parecía como un susurro degradado por su memoria, en algún lugar entre la realidad y un sueño olvidado. Podía haberle mirado por minutos u horas cuando señales de vida empezaron lentamente a influenciar el cuerpo del chico; sólo pequeños movimientos y un suspiro conmovedor antes de que sus ojos se abrieran con un aleteo de parpadeos.

Ella medio deseó que no se diera cuenta de ella, porque sabía que llevaría a uno de los momentos más incómodos de su vida. Justo cuando estaba contemplando cerrar los ojos y pretender estar dormida, él ladeó la cabeza, y sus ojos se encontraron.

Ella había esperado nada salvo rabia y bochorno, pero sólo vio irritación y una pizca de vergüenza arremolinándose en sus ojos nublados. El silencio parecía echar chispas entre ellos cuando el contacto se negaba a romperse, y la voz de Hermione la encontró antes de que pudiera apartarla.

''¿Cómo te sientes?''

Miró hacia otro lado entonces, y ella honestamente no esperaba que contestara. ''Como una mierda'' murmuró, con la voz ronca.

La bruja lo observó intencionadamente mientras se sentaba con algo de dificultad y una mueca de mala gana, manteniendo su herida mano bajo la manta. Dobló las rodillas y cerró los ojos, inclinando la cabeza y masajeándose la sien con sus dedos delgados. Ella se mordió el labio inferior y silenciosamente se reprochó a si misma por dejar su sofá, ponerse la manta sobre los hombros y acercarse a él.

¿Qué demonios estás haciendo...

Pudo haberse sentado en el suelo al lado del sofá. Habría sido ciertamente una idea más racional que colocarse nerviosa sobre el sofá al lado de sus pies. Si él la hubiera gritado entonces, no le habría culpado por ello, porque ella tampoco tenía ni idea de porqué tampoco. Pero Draco apenas se movió. Era una de las situaciones más raras en las que se había metido, y considerando sus últimos seis años de vida, eso era decir bastante.

''¿En qué estabas pensando?'' soltó antes de que pudiera apagar el impulso, frunciendo el ceño cuando él aún no levantaba la cabeza. ''¿Te haces una idea de cómo de peligrosas son las protecciones? Podías haber muerto, Malfoy...''

''No volviste'' la interrumpió con un murmuro en voz baja.

¿Pero qué...

''¿Qué?'' Hermione respiró, tratando de estudiar cada detalle de su cara para conseguir una pista. ''¿A qué te...''

''No volviste'' repitió, finalmente mirándola bajo sus pestañas. ''Anoche''.

''No... No entiendo...''

''Nadie más sabe que estoy aquí'' la silenció, su voz tensa y reservada. ''Si algo te pasara entonces estoy magníficamente jodido...''

''McGonagall sabe que estás aquí'' apuntó Hermione. Su voz era suave y paciente, como si estuviera tranquilizándolo, y Draco estaba demasiado confundido para estar disgustado por ello. A pesar de sus mejores intentos para ignorarlo, había algo en la proximidad de Granger que estabilizaba los restos de su tempestuosa alma, y por el momento, no quería que se fuera. No aún.

¿Cómo podía haberse olvidado de McGonagall? Era culpa de la vieja estúpida que estuviera encerrado en primer lugar.

''¿Y si algo le pasa a ella?'' preguntó duramente. ''Me pudriría aquí hasta que algún jodido crío de tercero notara el olor?''

''Draco'' jadeó, estremeciéndose por sus palabras. ''Si algo le pasara a McGonagall, las protecciones dejarían de funcionar y serías capaz de salir''.

Él parpadeó.

Mierda, no había pensado en eso, y ahora se sentía como un maldito idiota por su dramático intento de huida. Apartó la mirada de ella y se detestó a sí mismo por entrar en tal estado. Si pensaba que Potter vagando por el baño el año pasado había sido la cosa más degradante que podía pasarle, se había equivocado.

Pero...

Pero ella era diferente de Potter. Ese imbécil inmortal había estado husmeando e intentando interferir, como siempre jodidamente hacía, mientras que ella parecía preocupada de verdad por él. El mismo pensamiento debería haberlo repudiado, y sus dedos le picaban con el instinto de empujarla lo más lejos posible, pero no lo hizo. En vez de eso, escudriñó su rostro en forma de corazón en busca de alguna indicación de trampa o decepción, pero la bruja prácticamente brillaba con sinceridad.

''¿Porqué me ayudarías?'' le preguntó, entornando sus ojos en rendijas sospechosas.

''Porque lo necesitabas'' se encogió Hermione, como si no fuera nada. ''Las protecciones son fuertes y peligrosas, y podías haber...''

''Tú me odias'' siseó, quizá más para sí mismo que para ella. ''Nos odiamos el uno al otro, Granger. ¿Por qué coño harías...''

''Yo no... Yo no creo realmente que... te odie'' tartamudeó tímidamente, y Draco cerró su boca de golpe con un chasquido audible. ''Odiar es una palabra fuerte. Y yo nunca desearía nada fatal para ti''.

''¿No lo harías?'' gruñó cínicamente.

''No, no lo haría'' afirmó con esa determinación suya. ''Y esperaría que tu tampoco me la desearas a mí''

Draco se burló, pero ella estaría sorda para no darse cuenta de la falta de convicción en eso. Un recuerdo de la Copa mundial de Quidditch le invadió la mente, y se recordó a sí mismo advirtiendo a Potter para alejarla del caos. Había sido un impulso aleatorio que se había estado cuestionando implacablemente por semanas después de eso, pero no había escapatoria en que él había considerado su seguridad, y todavía no tenía ni idea de porqué.

''Déjame comprobar tu mano'' la voz de Granger le trajo de vuelta al dilema actual. ''Parecía muy mal esta mañana''.

''Está bien...''

''No, no lo está'' le cortó con una mirada consternada, extendiendo la mano. ''Mira, te petrificaré si insistes en ponerlo difícil. ¿No prefieres acabar con esto?''

Draco la miró entornando los ojos y chasqueó la lengua. ''No le dirás ni a un alma sobre esto, Granger''

''No podía ni aunque quisiera, Malfoy'' le recordó. ''Todo lo que pase en este cuarto se queda entre nosotros''.

Algo sobre le comentario de la morena le resecó la garganta, y dio un trago áspero mientras de mala gana le reveló su mano. Cuando la colocaba sobre su ahuecada mano, hizo una mueca cuando se dio cuenta que estaba peor de lo que había esperado. Había un profundo tajo cortándole a través del centro, coagulado con sangre medio seca y todavía rezumando en algunas zonas. Su piel estaba doblada hacia atrás como pétalos grotescos, y pequeñas líneas rojas se ramificaban desde el largo corte y se esparcían por el resto de la mano como raíces; extendiéndose a sus dedos y muñeca.

Draco podía sentir la magia residual crepitando bajo su carne, y la escaldada reprimenda le quemaba torturándole. Sus ojos ahumados se movieron hacia Granger, medio esperando encontrarla ahogándose con los vapores vomitivos, pero ella simplemente mordisqueándose el labio. Sus ojos avellanas calculaban el daño, y él veía las obstrucciones de su cerebro agitándose con demasiada atención. Se dio cuenta que estaban, una vez más, efectivamente cogiéndose de las manos, el olor de la sangre permanecía entre ellos, justo como la primera vez en su cama después del incidente del baño.

''Esto llevará un par de minutos'' murmuró, sacando su varita y empezando el trabajo en su herida. ''¿Duele?''

''No'' mintió con los dientes apretados, ojeando el brillo dorado en la punta de su varita. ''Sólo date prisa, Granger''.

Ella humedeció sus labios con un rápido movimiento de su lengua mientras curaba el desastre, empezando por las yemas de sus dedos y avanzando el trabajo hacia el agujero oblicuo. Ignorando la aguda sensación chispeando en sus nervios, se centró en cambio en sus gentiles toques y los encontró la perfecta distracción. Se sentaron en un silencio que extrañamente bordeaba lo confortable, y estaba tan perdido en su calmante ejercicio como para algo cuando ella le levantó la manga.

La dura respiración de Granger le sacó del trance, y su cabeza bajó del golpe para encontrar sus ojos ámbar redondos y sorprendidos. Quería esfumarse en ese momento; desintegrarse en nada. Siguió su mirada hasta su brazo, sabiendo de sobra lo que la había sacudido. Su marca tenebrosa.

No, no, no...

No quería que ella viera eso... Simplemente no le parecía correcto. Era demasiado pura para eso, como si sólo por mirar a la fea cicatriz la corrompería de alguna manera. Que Salazar lo golpeara, él no quería eso: no la quería cerca de eso. Intentó apartar su brazo, pero ella apretó su agarre, manteniéndolo en su sitio.

Hermione estudió la horrible marca intencionadamente, captándose que nunca había estado tan cerca de la marca tenebrosa antes. Había leído incontable textos sobre Voldemort y sus hechizos propios; particularmente el Morsmordre y el emblema de tinta que los Mortífagos llevaban, pero había algo mal con la marca en la piel de Malfoy. La piel alrededor de la calavera y la serpiente estaba todavía en relieve y roja por la irritación, pero Dumbledore hacía casi seis meses que se había muerto, lo que significaba que la hinchazón debería haberse ido ya. A no ser...

''Espera'' susurró absorta mientras se inclinaba un poco más cerca, ajena a que su aliento se esfumaba a través del antebrazo de él y haciéndole que se estremeciera. Draco la observó cauteloso cuando un llamativo flash de entendimiento bailó en sus ojos, y el contuvo el aliento cuando ella separó los labios. ''No estabas dispuesto''

Realmente tosió de perplejidad. ''¿Qué?''

''No estabas dispuesto'' repitió, levantando la barbilla para darle una larga mirada. ''No completamente, de alguna manera''

''¿De qué cojones estás...''

''Tu cuerpo lo rechaza porque no lo querías'' explicó, señalando a la piel inflamada alrededor del símbolo tatuado. ''Ya se había calmado por ahora si hubieras sido completamente obediente''.

Draco no tenía ni idea de como se suponía que tenía que responder a eso, porque la exasperante bruja estaba, de nuevo, en lo cierto. Él había tenido sus reservas durante la ceremonia, y se había arrepentido de aquella fatídica noche hasta dolerle desde entonces. Había sido de demasiado influenciado por un impulso imprudente por vengar el encarcelamiento de su padre, pero en el momento en el que puso un pie en Borgin y Burkes, había sellado la dolorosa transacción que le había dejado con esa desagradable marca. Y, ¿qué había salido de eso? Nada salvo noches inquietantes, venirse abajo en el baño de prefectos, y seis meses infernales de esconderse.

Él sabía todo eso; había aceptado que era un error fatal el cual le había dado los más degradantes y horribles momentos de su vida, pero no quería que ella lo supiera.

''¿Qué mierda sabrás tu?'' la desafió con una burla condescendiente, quitando su brazo lejos de ella y cubriendo la marca bajándose la manga. ''Déjame adivinar; ¿uno de tus preciosos libros, Granger? Debería saber bien que fiarte de todo lo que lees...''

''Sé que no era tu elección, Malfoy'' le discutió en un tono calmado que solo le enfurecía más. ''Y no he tenido que ver tu marca para figurármelo...''

''Ahórrame tu mierda filosófica, Granger'' espetó, pero no pudo evitar que sus rasgos se torcieran en una mueca dolorosa cuando un ataque repentino de náuseas le atacó.

''¿Estás bien?'' preguntó Hermione rápidamente, acercándose. ''Ya está, déjame...''

''¡Déjame estar!'' gruñó, intentando levantarse del sofá, pero el zumbido en su cabeza no se lo permitió. ''Por el amor de Dios...''

''Es la magia'' siseó, moviéndose un poco más cerca de él a través de los cojines. Quizá demasiado cerca. ''Déjame acabar de curarte''.

''No lo creo...''

''No tocaré la marca'' ofreció con movimiento dócil. ''Lo juro, ni siquiera la mencionaré. Como dije, lo que pase aquí se queda entre nosotros''.

De no haber sido por los punzantes espinas que todavía nadaban bajo su piel, un maravilloso insulto ya habría salido de su boca. En cambio, le entregó su brazo con cautela de nuevo, con cuidado de mantener sus rasgos duros así ella no se podría permitir creer que él estaba para nada cómodo con ella. Sus dedos estaban de nuevo en él; arrullando pequeñas caricias que parecían quedarse entre su vello como electricidad estática. Fiel a su palabra, mantuvo su reacción indiferente mientras le levantaba la manga, con cuidado de mantener su varita y sus ojos lejos de la mancha negra.

La bruja de los labios mordidos hacía todo lo que podía para ignorar la marca tenebrosa, pero podía jurar que podía sentirla mirándola con el ceño fruncido; juzgando su herencia Muggle y su lealtad al fénix. Medio cerró los ojos y respiró hondo, captando una brisa de la esencia de Malfoy. Ahora era distinta, no más sidra dulce por su dieta a base de manzanas, si no masculina y refinada. Había una indicio de olor a libro nuevo que ella siempre había encontrado atractiva, y una pizca de su jabón mentolado, que mezclaba perfectamente con su terrosa, especia masculina. Era agradable...

''Vale'' farfulló Hermione de alguna manera sin aliento, bajando su varita y apartando su brazo. ''Creo que ya está''.

''Bien'' respiró, encontrando su brazo de repente bastante frío sin su tacto.

''¿Cómo te sientes?'' le preguntó, apartando un rizo perdido por detrás de su oreja. ''Algo de mareo o ...''

''No'' mintió amargamente, armándose de valor con los pocos restos de su dignidad dejando el sofá. Puso todo lo que tenía en aparentar que sus movimientos fueran lo más fluidos posibles, y estaba casi a salvo dentro de su habitación cuando la voz de Granger lo estancó. Merlín la prohíbe que le deje en paz.

''Malfoy'' le llamó, un rasguño nervioso en su voz. ''¿Puedo... Puedo preguntarte algo antes de que te vayas?''

Maldijo su curiosidad de ida y vuelta según apoyaba el hombro contra la pared y le lanzó una mirada feroz. ''Hazlo rápido, Granger''.

''Bueno'' murmuró con obvias dudas. ''¿Recuerdas cuando viniste aquí y me preguntaste cómo me sentía hacia ti? Y yo dije...''

''Soltaste una perorata sobre cómo me detestas'' terminó impaciente, poniendo los ojos en blanco. ''Sí, ¿por?''

''Pero... dije hace poco que no te odiaba'' continuó Hermione, ansiosa e inquieta. ''Que odiar era una palabra fuerte...''

''Maldita sea'' gruñó con los dientes apretados. ''Es mejor que este ejercicio de memoria sin sentido lleve a algún punto. Manos a la obra, Granger''.

''¿Cómo te sientes hacia mí ahora?'' preguntó con prisa intermitente, incapaz de mirarle. ''Me refiero... ¿todavía me odias?''

Sus ojos eran una tormentosa mezcla de agitación y confusión que la hicieron sentir un poco más idiota. La pregunta parecía sonar en sus orejas y removerle recuerdos de su obsesión con sus duchas, y las casi cívicas charlas en las que accidentalmente habían tropezado últimamente. ¿La odiaba? Sí, sólo que no de la misma manera. Ahora la odiaba por confundirle y joder sus percepciones predefinidas de ella. La odiaba porque de alguna manera había llegado al límite de lo tolerable, pero por lo que más la odiaba era porque le hacía pensar, le hacía cuestionarse a sí mismo.

''¿Te odio?'' repitió con un gruñido condescendiente impecable. ''Más y más cada día''.

No esperó para ser testigo de su reacción e irrumpió en su camino hacia su habitación, ingeniándoselas para alcanzar la cama antes de colapsar con los músculos aún batallando. Llevó la mano hasta sus ojos y la inspeccionó, una vez más reconociendo que Granger había hecho un trabajo decente arreglándole la herida. Su piel era de un marfil inmaculado de nuevo; pero juraría que aún podía sentir un zumbido antinatural por su muñeca y su palma.

No era como el arrebatador picor de las barreras de McGonagall, sino más... más como los placenteros restos de los dedos calmantes de Granger...

Era una ridícula y peligrosa noción, hizo una bola con los puños y los estampó en el colchón con un gruñido rebelde.

Se había equivocado; esto era lo que más odiaba sobre ella. Le estaba contaminando como un dichoso virus, infectándole cada centímetro; sentido a sentido. Fue a través de las señales en su cabeza, haciendo una lista de ella invadiendo sus sentidos. Primero había sido su olor, seguido muy de cerca por sus sonidos en la ducha. Y luego sus ojos habían llegado a reconocer que ella no era la escoria Muggle que se suponía que era. Y ahora, podía sentirla; su tacto a través de su piel y si esencia aún danzando en sus venas desde el día en el suelo del baño.

Había cuatro; olfato, oído, vista y tacto. ¿Cuál era la quinta?

Ah sí. Gusto. 

Đọc tiếp

Bạn Cũng Sẽ Thích

807K 120K 99
Toda su vida fue visto de menos y tratado mal por las personas que decían ser su familia, estaba cansado de que todas las noches llorara por aunque s...
379K 24.9K 96
Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.
20.7K 1.1K 16
Esta historia transcurre en las vacaciones del penúltimo año de Diana en la universidad. La historia se concentra Diana y Jerry después de que termi...