EL CAPO

By gleenblack

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Dominic Cavalli, un hombre sin escrúpulos, de palabras intensas. Es cruel, oscuro e impredecible. Viste de tr... More

Introdución
Soundtrack
|EL CAPO| 01
|EL CAPO| 02
EL CAPO 03
|EL CAPO| 04
|EL CAPO| 05
|EL CAPO| 06
|EL CAPO| 07
|EL CAPO| 08
|EL CAPO| 09
|EL CAPO| 10
|𝐄𝐋 𝐂𝐀𝐏𝐎| 11
|𝐄𝐋 𝐂𝐀𝐏𝐎| 12
|𝐄𝐋 𝐂𝐀𝐏𝐎| 13
|𝐄𝐋 𝐂𝐀𝐏𝐎| 14
|𝐄𝐋 𝐂𝐀𝐏𝐎| 15
|𝐄𝐋 𝐂𝐀𝐏𝐎| 16
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|𝐄𝐋 𝐂𝐀𝐏𝐎| 20
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|𝐄𝐋 𝐂𝐀𝐏𝐎| 26
|𝐄𝐋 𝐂𝐀𝐏𝐎| 27
|𝑳𝑨 𝑹𝑬𝑰𝑵𝑨| 00
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|𝑳𝑨 𝑹𝑬𝑰𝑵𝑨| 28
|𝐋𝐀 𝐎𝐑𝐃𝐄𝐍| 01
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|𝐋𝐀 𝐎𝐑𝐃𝐄𝐍| 03
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|𝐋𝐀 𝐎𝐑𝐃𝐄𝐍| 27
Epílogo
EXTRA: ZAPATOS DE UN ESPOSO EXOTICO
EXTRA: NAVIDAD CAVALLI
EXTRA: El retrato de una Reina

|𝐋𝐀 𝐎𝐑𝐃𝐄𝐍| 10

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By gleenblack

Dominic

Ayudo a Emilie con su ropa, me ocupo de vigilar su herida y peino su pelo. Me encargo de ella, algo que debí hacer desde mi llegada, no de una manera sexual, -aunque quisiera y sé que ella debe desearlo- porque no quiero herir a mi ya de por sí maltratada esposa. Mis deseos pueden esperar al momento indicado. La observo mientras se detiene frente al espejo y acaricia su vientre plano, porta un vestido entubado verde, el cual resalta sus ojos color esmeralda.

—¿Cómo lo llamaremos? —cuestiona tomándome por sorpresa.

El nombre de Damon es lo primero en llegar a mi mente, supongo que con la culpa de su muerte en mis hombros. Niego bajando la cabeza y terminando de anudar mis zapatos—. Si es niña me gustaría Ellie.

—Emma y Ellie... Me gusta —murmuro.

—Pero siempre te refieres como él... Así que te dejaré escoger si es un niño —dice feliz y orgullosa.

—Vaya, gracias, mi señora, por su gratitud.

—Estamos para servirle, señor —revira con una dulce sonrisa. Quiero verla sonreír siempre, de alguna manera me da vida observarla.

—Vamos a cenar con los demás —digo caminando hacia ella.

—Antes quiero darte un presente.

—¿Por cuál motivo en especial? —pregunto abrazándola—. No es mi cumpleaños.

—Estoy adelantándolo para ti —musita. Me inclino en un suave toque de sus labios.

—Eres mi vida —confieso—. Verte herida me volvió loco.

Y la caja de regalo de Kain solo aumentó esa ira. Un feto muerto... Por como Emilie actúa creo que nunca llegó a ver el contenido de esta y, ¡Cristo! Estoy agradecido con ese Dios que algunos juran existe, porque él la protegió de algún modo.

—Bueno, si me enseñaras a defenderme no pasaría.

—Ni hablar —corto.

—Don...

—Estás embarazada, Em. No pondrás tu salud y la de nuestro hijo en peligro. Yo me encargaré de protegerlos, ¿o no me consideras capaz? Lo que pasó en París... —Ella coloca su dedo en mis labios.

—Lo que pasó en París fue mi esposo consintiéndome, bailando conmigo en una noche mágica, caminando por las calles y gastando una fortuna para complacerme, amándome a su manera... Eso es lo único que recuerdo de París. Confío en ti, siempre vas a protegernos y es todo lo que me importa.

—Eres tan fuerte, temía que todo fuera demasiado para ti... Que me abandonaras —pronunciar las palabras es doloroso, pero fue mi pensamiento inicial. Ha sido tanto en tan poco tiempo: dolor, pérdidas, decepciones. No llego a entender cómo puede seguir aquí, a mi lado, mirándome con esos ojos llenos de amor y esperanzas.

—Te hice una promesa —murmura alejándose de mi cuerpo y tomando unos papeles del tocador, son hojas simples para mí, pero por la forma en la cual las mira parecen ser más caras que el diamante colgando en su cuello. Respira unas cuantas veces antes de extender un par de ellas.

—¿Qué es esto? —cuestiono. Si no fuera por sus palabras anteriores creería que está pidiéndome el divorcio. Su alteración es inquietante.

—Estos son algunos números de cuenta... Es lo que Gabriel Cavalli necesitaba. Contienen mucho dinero, estos son casilleros y sus claves —dice dándome dos hojas restantes—. Tienen información importante, sobornos, casos encubiertos... Maksim Pávlov, el ministro de defensa de la federación rusa, encontré que maneja chicos militares, los entrena como soldados perfectos y los hace desaparecer. Deberías atacarlo a él primero, conseguir manejar la red política y las rutas de entrada y salida en toda Rusia.

Parpadeo desconcertado escuchándola, tengo que sentarme en la cama observando las hojas y luego a mi esposa, ahora con nuevos ojos.

—¿Cuándo...? ¿Cómo...?

—Luego de Italia y Katniss... Estaba muy molesta, así que investigué uno de los archivos y encontré información de Igor Kozlov, necesitaba la protección de ellos en caso de que nosotros, bueno, de que quisieras matarme. Lo soborné un poco —confiesa encogiendo sus hombros.

—¿Con qué? —pregunto entre la sorpresa y la ternura de su comportamiento inocente.

—Dinero de Bratva... La primera hoja contiene los números de las cuentas del gran Nikov, el Pakhan con más duración en la Bratva, a diferencia de ti, ellos no cambian sus cuentas. Nadie es tan tonto como para robarles.

—¿Cómo sabes que cambio mis cuentas?

—SÉ muchas cosas, Dominic. Muchas. Fui entrenada para esto, año tras año. —Y la nostalgia en su voz me golpea.

Alguien toca la puerta, no puedo moverme, me he quedado sorprendido completamente. Paralizado. Emilie es quien camina y abre, Roth entra un poco confundido alternando la mirada entre uno y otro.

—Tenemos que hablar —anuncia.

—¿Tú sabías esto?

Levanto las hojas ofreciéndoselas. Sé que ellos tienen un pasado que no he llegado a comprender del todo y cuando no muestra ningún rastro de sorpresa sé que en algún momento tuvo esto en su poder. Mi consigliere observa a mi esposa y ella solo mueve la cabeza lentamente.

—Sí —confiesa.

—¿Qué sucedió esa noche? Nunca mencionaste esto... ¿Tienen idea de lo que significa? Es ponerle una mira en la frente a Emilie, será el blanco de todos. Si alguien se entera... —El estómago se me revuelve.

—Nadie lo sabrá, Don —murmura mi pequeña. Para ser una jodida arma letal actúa demasiado inocente—. Solo nosotros tres conocemos mi capacidad, nadie fuera de estas paredes lo sabe. Roth lo ha ocultado por años y sé que tú lo harás de igual manera.

—Quemaremos esas hojas y no volverás a hacer esto, nunca.

—¿Qué? ¡¡No!! ¡Es lo que necesitas para acabar con los Ivanov!

—¡¿Estás loca?! ¡Te matarían por esto! —gruño levantando la voz y alejándome de la cama. No estoy pensando ni un segundo como un real Capo, para aquello que fui entrenado se ha ido de mi mente y todo lo que ocupa el espacio es tortura, imágenes de ella siendo esclavizada de tantas maneras que me asquean. Mierda, no puedo respirar. Me paso las manos por mi cabello, desordenándolo.

—Dominic, cariño...

—Sal, Emilie. Déjanos solos —ordena Roth cuando ella intenta tocarme.

Se marcha de la habitación. Mi consigliere, porque en este momento no es mi hermano quien analiza las hojas, procede a revisar cada uno de los datos que mi mujer dejó. Carajo. Me doblo contra el tocador. Necesito pegarle a algo, destruir, consumir... Estoy ahogándome.

—Dejaste que me importara, sabías esto y dejaste que esa chica me importara.

—Dominic, respira.

—¡Esto era lo que quería! ¡Por lo cual luché! Y ahora que lo tengo no lo puedo tomar, ¡porque me dejaste am...!

—Amarla. —Complementa por mí.

Me giro, maldita sea, quiero golpearlo a él.

—Es la madre de mis hijos, debo proteger mi a hijo nonato —excuso.

—Emma no lo es... —Oh, mierda. Me muevo rápido, tomándolo del cuello y pegando su cuerpo contra uno de los postes de la cama.

—No repitas esas palabras jamás, ¿entiendes?

Roth sonríe, mostrándome ese gesto de "estás jodido" y mueve sus brazos, introduciendo sus manos en medio de nuestros cuerpos y golpeando mi pecho, es una llave amistosa, no tiene todo su potencial y yo retrocedo, porque nunca lo lastimaría, incluso si fuera un traidor, es de las pocas personas a quienes nunca mataría. Pega las hojas contra mi pecho.

—Te convertirás en el hombre que estás destinado a ser y nosotros estaremos a tu lado, junto a ti. Tu mujer, tus hijos y nosotros tus verdaderos hermanos. El mundo nos temerá, Dominic.

—No merezco ser El Capo... La elegí a ella por sobre la famiglia. La elegí a ella. —Jadeo desconcertado de mis propias palabras.

—Nos hicieron creer que el poder lo era todo, Don. Nos crearon para ser letales, no tenemos ningún ejemplo de lo que puede ser una familia real, pero tú has demostrado que tenemos la posibilidad de poseer ambos mundos. Amarla no te hace menos sanguinario, al contrario, por ella enterraste Rusia en fuego, sin ella no te habrías movido, ¿no lo ves, hermano? La familia es poder.

—Si alguien los lastima... —murmuro negando.

—Estaré a tu lado para crear el infierno.

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