— Liz no está enamorada de mi — comentó más serio de lo normal
— sabes qué si, esta loca por ti
— ella no me conoce como soy realmente
— ¿y? te adora igual
— bueno, pero... — hizo una pausa pensativo — de todas formas no me causa nada que ella sienta algo por mi
— deberías agradecerlo, te protegerá ante todo — dije irónica.
Él sonrió mirandome.
— ¿es en serio? — arqueó una ceja — prefiero que me expulsen
— eres un idiota — reí — yo aprovecharía y estaría con ella
— no, ella es muy...no sé como decirlo, muy Liz
— pues obvio y yo soy muy ______ — reí — y tú eres muy Tom
— no, no comprendes — rió — es muy rosada, se ama tanto a si misma qué parece una barbie de plastico
— los de F.A siempre estan con chicas así, sobre todo el capitán del equipo
— eso solo pasa en las peliculas — rió Tom — yo no estaría con alguien así
— creo que ella es muy linda
— si, es hermosa — aseguró — pero su personalidad no me agrada del todo ¿viste como inventó qué yo era novio? ¡esta loca!
— si — re mirándolo — ¿ves? te ama y no te dejará en paz
— quizás, tendre que matarla — comentó serio mirando hacia el cielo.
— ridiculo — reí.
El rió junto a mi.
Estuvimos hablando por mucho tiempo de estupideces y riendonos sin sentido. De hecho, hasta me contó unos chistes muy aburridos qué hicieron qué me riera a carcajadas. Estuvimos cambiando de posición a cada rato para qué no se nos durmiera el cuerpo, hasta qué quedamos tendidos uno al lado del otro.
— si en este momento pudieras pedir un deseo ¿qué pedirías? — preguntó mirando el cielo.
— si te lo digo no se cumpliría — respondí.
— de todas maneras no a pasado ninguna estrella fugaz — comentó sonriente.
— está bien... — pensé — pediría que se pausara el tiempo y qué este momento no acabara jamás — me arriesgue, si, lo dije ¿ahora qué hago? Definitivamente no voy a lanzarme del árbol.
Él se acomodó quedando de lado mirandome, apoyo su cabeza en su mano como esos modelos sexys que posan para el verano lo qué me causo risa, pero lo oculte.
No quería mirarlo, definitivamente me ponía los pelos de punta mirarlo.
— ¿y tú? ¿qué pedirías? — pregunté mirando el cielo tratando de ocultar mis putos nervios.
El tosió pensativo para luego buscar mis ojos, hasta que lo mire de medio lado.
— ¿sabes qué pediría? — sonrió haciendo que esos malditos hoyuelos aparecieran — pediría que esos ojos negros, fueran míos — dijo casi en un susurro y con su voz grave.
— pero si tu también tienes ojos negros — ¿de verdad ______? ¿por qué siempre cago todo?
Demonios, que sexy era cuando se lo proponía. Con ese tono de voz, esa mirada y esos malditos hoyuelos, no tan solo mis ojos serían de él, si no todo mi cuerpo...mierda ¿qué estoy diciendo? ¡ya callate conciencia!
Me quede congelada mirandolo, no sabía qué diablos hacer, si reír o llorar o golpearlo, me sentía tan estúpidamente inútil.
Sonreí nerviosa sin dejar de mirarlo hasta qué no pude más y mire el cielo.
Maldito estómago, ¿por qué justo ahora me juegas en contra?
— ¿por qué no me miras? — preguntó Tom.
— si te miro — respondí mirando el cielo. Qué idiota.
El rió y puso una mano en mi menton dandome vuelta la cabeza para que lo mirara.
— no me dejes de mirar — dijo acercandose más a mi.
Estaba acostada de espalda mirandolo y él estaba con su pecho hacia el suelo. Tom puso su brazo izquierdo por sobre mi pecho, apoyandolo a mi lado derecho. Estaba completamente encerrada en la situación, el controlaba todo.
Técnicamente él estaba casi encima mio, pero ya de su abdomen hacia abajo no me rozaba.
Estaba tan cerca de mi, podía sentir su respiración en mi rostro, pero aún así...yo estaba rígida como una piedra.
— ¿para que quieres qué te mire? — pregunté nerviosa.
— no sé — contesto divertido.
Se acercó aún más a mi y apoyo su menton en mi mentón, diablos.
— si quieres puedes cerrar tus ojos — dijo mientras se separaba un poco de mi.
Sin pensarlo, los cerre automaticamente para escapar de esos profundos ojos negros y de él, pero seguía sintiendo su respiración cerca.
— TOM'S POV
Definitivamente no sé qué estaba haciendo. Quizás fue el momento, el lugar o la privacidad que teníamos, pero esto me gustaba y me complacía, lo iba a seguir haciendo si ella no me golpeaba antes...Soy decidido y seguro, no me corro un paso al costado.
_______ tenía sus ojos cerrados, quizás rogando que todo pasara rápido o queriendome matar, aunque si hubiese querido hacerlo, yo ya estaría tirado en el suelo todo quebrado.
Sus labios eran tan jodidamente tentadores, una voz en mi cabeza me decía "besala, es el momento" y otra me decía "no lo hagas, no te conviene" Estaba en una cuerda floja. Se veía tan tierna, dulce y abrazable así, aunque estuviese rígida. Definitivamente jamás pense en llegar a este punto, de hecho me imaginaba muerto antes de llegar al mes de convivir con ella.
Respire profundo y me acerque a ella sin pensarlo, rocé sus labios con mucho temor, pero al no recibir un golpe ni un insulto de su parte, me sentí en mi derecho y la besé...
Ella no reaccionó a nada en ese momento, pero no me iba a dar por vencido, ya estaba besandola. Puse mi mano en su cuello para profundizar el beso hasta que ella reaccionó y me cedió sus suaves labios...Sin dejar de besarla, quedamos sentados.
Antes de tenerla así, miles de pensamientos pasaban por mi cabeza, pero ahora...mi cabeza estaba en blanco.
Ella paso su mano por mi cabello y me acercó aún más a ella profundizando el beso, sonreí sin separarme de ella. Definitivamente ya estabamos en confianza.
Nuestras lenguas se entrelazaron, nuestras bocas encajaban como si estuvieran hechas para estar juntas...Quizás, éste haya sido el mejor beso que le he dado a una chica.
A los segundos de estarnos besando, sentí qué la temperatura comenzaba a subir, pero no me detuve. Estaba sobre ella, apoyando mis manos a los lados para no hacerle tanto peso ya qué es mucho más pequeña qué yo aunque su cuerpo rozaba el mio de una manera muy sexy. Ella puso sus manos en mis hombros y yo baje mi boca hasta su cuello, recorrí su cuerpo hasta el hombro, lo hacía con temor en mi interior, pero sabía que por fuera demostraba seguridad.
— espera — escuché a _______ con su voz un poco agitada.
Me detuve en seco y levante mi mirada para encontrarme con sus ojos negros, qué ahora lucían muy intensos, quizás demasiado.
— ¿qué pasa? — pregunté con mi voz un tanto agitada. Puedo tener buen estado físico, pero en mi defensa... esto es diferente.
— no sigamos — comentó mirandome a los ojos — esto no esta bien
Sabía qué quería, pero no iba a obligarla.
— no voy a obligarte a nada — susurre mirandola sin salir de encima suyo.
Ella me miró con temor en sus ojos.
— ¿qué estamos haciendo? — preguntó con su voz confundida.
— no lo sé — contesté aún más confundido. Esto era extraño, hace unos días quería matarla.
Nos quedamos mirando en silencio y salí lentamente de encima de ella quedando sentado a su lado.
— Tom yo... — dijo para tal vez excusarse.
— tú nada — interrumpí — somos nosotros, es la situación...Esto es extraño tanto para ti como para mi
— pensé que no lo entenderías.
— lo entiendo, y muy bien. Lo vivo en carne propia
— ¿por qué me besaste?
— para un beso se necesitan dos personas
— pero tu tomaste la iniciativa
— tú me seguiste
— porque...
— ¡porque quise! ¿bueno? — la interrumpí fruncienco el ceño y me tendí mirando el cielo.
— no podemos estar un día sin discutir
— me sacas de quicio — me senté mirandola.
— y tú también a mi — aseguró.
— me gusta sacarte de quicio — sonreí.
— a mi no me gusta que lo hagas
— si te gusto que te besara — bromeé.
— idiota — dijo seria y luego se le escapo una sonrisa.
— soy el idiota que enamoró tus labios
— hay mejores — dijo tendiendose mirando el cielo.
Entrecerre mis ojos, no iba a quedarme así...Que te digan que hay mejores es humillante...Siempre hay un chico mejor para una chica y el de _________ definitivamente debía ser yo.
La quede mirando divertido mientras sus ojos negros me miraban confundidos.
— así qué hay mejores — dije levantando mis cejas.
Ella sonrió burlesca.
Me quede mirandola fijo sentado a su lado, ella se sentó mirandome.
— ¿quieres apostar quién es mejor?
Me acerque a ella tomandola de su cintura y apegandola a mi. Me quedo mirando en silencio.
Acerque mi rostro al de ella lentamente y ella se corrió hacia atrás.
— ¿te asusta?
— no — respondió sin separar su rostro del mio.
— temes a apostar conmigo — aseguré mirandola.
— claro que no
— ¿entonces?
Nos quedamos mirando en silencio y la bese, ella en seguida me respondió el beso haciendo qué me sintiera más seguro, la apegué mucho más a mi y mis besos bajaron a su cuello.
Ella se corrió hacia atrás.
— no quiero apostar nada — dijo mirandome.
— sonreí victorioso — soy el mejor
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Maratón 4/5