CAPÍTULO 26 | ¿SIGUE SIENDO UN JUEGO? |

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— me enamore de un idiota — respondió dolida y enfadada a la vez. No entendí mucho la situación, pero al instante supe qué hablaba de Milo.

— tranquila Cheryl — dije separandola un poco de mi — cuentame, ¿qué paso?

Cheryl se sentó en la cama y yo la imite sentandome en frente de ella. Iba a comenzar a hablar y tocaron la puerta, me puse de pie y me encontre con una Michelle enojada e histérica.

— ¡Cheryl! i¿qué diablos te hizo Milo?!

La mire tratando de analizar la situación, acabo de despertar y aquí se desató un caos.

— calmate Michelle — dije enojada y cerrando nuevamente la puerta.

Ella me observó silenciosa y se sentó a un lado de Cheryl y yo en frente de las dos.

— ahora si, ¿qué paso? — pregunté tomandole atención a una destruída Cheryl.

— bueno, ustedes sabían que Milo y yo estabamos en una situación complicada ya que él estaba confundido y quería pensar.

Ambas asentimos.

— la cosa es que me había dicho que no existía ninguna chica más qué yo y sus sentimientos eran solo mios y hace un rato fuí a ver si quedaba desayuno y me encontre con Milo y una chica besandose afuera del casino — contó mientras lágrimas recorrían sus megillas. Era muy triste ver a Cheryl así porque es tan inocente y tiene tan lindos sentimientos y buenas intenciones que a Michelle y a mi nos dan ganas de matar a cualquier idiota que la dañe. Nunca la habíamos visto derramar lágrimas por algún idiota y esto era el infierno.

— ¿él te vio? — preguntó Michelle destruyendo el incómodo silencio.

— si, pero no dijo nada y yo menos

— ¿no hizo nada?

— soltó a la chica de inmediato, iba a acercarse a mi con esos malditos ojos culpables, pero yo sólo reaccione a ignorarlo y salir casi corriendo del casino — suspiró.

— es un imbécil, un desconciderado ¿que se cree ese idiota? ¿acaso creerá que puede tener a las chicas qué quiera? Idiota, ya las pagará — gruñia Michelle muy enojada.

— solo tienes que estar tranquila Cheryl — dije tratando de calmar la situación.

Ambas dijimos qué trataríamos de no matar a Milo. Estuvimos mucho rato conversando las tres hasta qué logramos hacer sonreír a Cheryl, era un logro. Por la expresión de su rostro podría jurar que iba a suicidarse por el imbécil de Milo.

Mis amigas me acompañaron a ducharme y luego a vestirme. Les conté lo de Tom, ambas se emocionaron, pero también quisieron golpearme por "bipolar".

— Cheryl — escuchamos las tres que estabamos sentadas en el cesped, Michelle y yo dimos vuelta la cabeza como el exorcista, definitivamente si Cheryl nos hubiese dicho "lo odio, hagamosle la vida imposible" Milo estaría muerto, pero como es tan jodidamente buena lo único qué dijo fue "no hagan nada ni tampoco le digan algo, solo quiero poder aclarar las cosas con el".

Milo se acerco considerablemente a nosotras mientras Cheryl se ponia de pie en frente de el.

— ¿podemos conversar? — preguntó Milo haciendose la victima y mirandonos para qué Michelle y yo nos fueramos.

— yo no me movere de aquí — bufó Michelle.

— vamos, ponte de pie — dije arrastrandola por el cesped para dejarlos solos.

Ganar perdiendo | Tom HollandWhere stories live. Discover now