CAPÍTULO 34 | NO QUERO PERDERTE |

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— TOM'S POV

Siento que todo se viene abajo en está situación ¿por qué le prometo cosas a ________? no sé ni lo que pasará mañana, soy un idiota.

No quiero qué ella me odie porque simplemente yo no soy lo que las chicas esperan.

Soy muy impulsivo, hablo estupideces, tengo trances de agresividad ¿quién quiere estar con una persona asi? no tengo mamá, mi papá corre riesgos y mis hermanos estan lejos de mi. Entrar al campamento fue idea de mi padre y yo lo apoyé, me quería despejar de la realidad, quería conocer personas nuevas y jugar F.A que es mi casi única escapatoria, era eso o ser boxeador, pero en el campamento no hay boxeo.

Mi hermano no hacia nada más que tomar mi brazo y acariciarlo ¿qué puede ser tan grave?

Estuve dos horas viajando en bus hasta qué se detuvo, nos bajamos, tomamos nuestros bolsos y caminamos a mi casa.

Al llegar parecía todo desierto, saqué mis llaves y abrí. Se sentía vacio con un silencio sepulcral.

— ¿dónde estan todos? — pregunte.

— en la clínica

Tragué el nudo en mi garganta, deje el bolso en mi habitación y baje corriendo.

— vamonos

— ¿qué? recien hemos llegado, debes comer algo — regaño mi hermano.

— olvidalo, vamonos. Quiero llegar ahora a la clínica

— pero Tom...

— ¿vas o voy solo? — fruncí el ceño, no estaba para estupideces en este momento.

— vamos — se resignó.

Esperamos un autobús que nos dejó justo en la entrada de la clínica. Me baje nervioso y con las manos sudadas.

— ¿él está mejor? — pregunté mientras entrabamos.

Él me quedo mirando por unos segundos y sacudió la cabeza en forma de negación.

Suspiré irritado, dolido y muy asustado.

— hola ¿puedo ayudarles en algo? — preguntó una señora detrás de un escritorio y computador.

— si, venimos a ver a Dominic Holland

Buscó en el computador algunas cosas y nos miró.

— sala 328, piso 8

— gracias

Nos dirigimos al ascensor marcando con nerviosismo el octavo piso. Mis piernas temblaban, mi corazón iba a salir de su lugar y sentía qué iba a caer al suelo en cualquier momento.

— ¿estas bien? — preguntó mi hermano al bajarnos del ascensor y buscando la sala 328.

— si, no es nada — mentí.

Entramos al pasillo indicado y unas caras conocidas se asomaron. Eran mis tias. Estaban sentadas a fuera conversando.

— ¡Tom! — se alegró mi tia al verme.

La abrace por unos segundos.

— ¿cómo estuvo el viaje?

— bien, ninguna novedad — respondió mi hermano.

— eso es bueno

— ¿donde está mi papá? — las interrumpi.

Las tres me miraron con dificultad.

— adentro

— ¿puedo entrar?

Parecía una pelicula de suspenso. Tome una gran bocanada de aire y gire la manilla abriendo la puerta para luego cerrarla.

Ganar perdiendo | Tom HollandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora