Casi 200 partes y sólo hay uno de Genya XD
Ya saben, lo del anterior. Es Au moderno, so... Aquí no hay "lemon" como tal. Sólo roces y eso, disfrutenlo. No sé hacer a Genya, tal vez salga medio OoC.
Ahí se encontraba. Parado en frente del salón donde su hermano se encuentra, aún con el riesgo de ser insultado por el mismo. Las ganas que tenía de darle la buena noticia eran mayores a cualquier cosa, había logrado salir con la chica que le gusta; Sanemi deberá estar feliz, ¿no? A pesar de ser una buena noticia seguía nervioso por la misma, su timidez con las chicas se vio opacada por ti, nada del otro mundo. Él se enamoró, a ti te llamó la atención y ahora Genya está por avisarle a su hermano. Su mano se cerró en un puño y golpeó la puerta con cuidado, temblando. Seguía asustado por la reacción de su hermano a pesar de que era lo que Sanemi quería desde hace tiempo.
Un golpe, dos, tres...
—Pasa —se escuchó la voz del peliblanco.
Quien después frunció el ceño al ver a su hermano entrar. Genya cerró la puerta detrás suyo y se acercó a su familiar.
—Hay algo que debo de decirte —desvió la mirada.
Pero en sus ojos se notaba la alegría y felicidad que traía consigo esta noticia. El mayor dejó de hacer lo que estaba haciendo, y, cruzándose de brazos le puso atención a su hermano. Este aún se notaba nervioso un tipo de sentimiento combinado con emoción.
—¡Por fin conseguí novia! —exclamó feliz.
—¿Novia?... —preguntó el de orbes amatista.
El azabache asintió.
—Se llama ________, no va en mi misma clase pero solemos vernos mucho —confesó.— Ayer se hizo mi novia pero hasta ahora puedo contártelo.
Sanemi se quedó callado un momento, reconocía ese nombre de algún lado y estaba seguro de que es realmente importante. No por nada un simple nombre te provocaría un sentimiento extraño, ¿algún tipo de molestia quizá? Oh... Pobrecito, no sabe el problema en que se metió. Hay que saber en donde poner los ojos. El mayor volteó a ver el examen que se encuentra en su escritorio, en cuanto leyó el nombre y vio un dibujito en la parte inferior; se dio cuenta de todo. Los sentimientos son algo muy extraños en realidad.
—¿Con qué _______, eh? —le preguntó a su hermano volviendo la mirada a él.
"¡Por favor no me ponga una mala calificación! Lo confieso, no estudié esta vez ΣΣ(,,・ω・,,)"
• • •
Fue imposible que no llegara ese recuerdo a la mente de Sanemi, estabas en frente de él dejando los cuadernos de tu grupo. Pero cuando se supone que debiste de haberte ido, te quedaste. El mayor frunció el ceño ante tu acción, llevabas una bolsa aparte y sacaste dos loncheras de ahí, poniéndolas también en el escritorio del peliblanco, donde no le molestara. Una gran sonrisa apareció en tu cara, no había pasado mucho desde la calificación de exámenes y el bento no era sólo para agradecerle, sacaste 8 sin hacer nada, te sentías algo mal porque creíste que era debido a que su hermano se lo pidió o algo por el estilo. No apartó su mirada de ti, estaba esperado una explicación.
—Quería agradecerle y también traje algo para Genya —explicaste.— Usted, Sanemi subió mi calificación sin haber hecho nada.
—No fue realmente por eso —respondió alejando su mirada de ti.
Te sentiste aliviada. Es un hecho claro que Sanemi es atractivo pero estar de esta manera frente a él... Es extraño. No sólo por el hecho de ser alguien atractivo, si no que es tu profesor y hermano de tu novio. Aparte hacerle un bento a él también es una acción atrevida, la cual también puede ser mal vista por los demás.
—Me sentí mal después porque creí que Genya le pidió...
—No fue nada de eso. Sólo lo hice porque si, ¿cuál es el punto de hacerme un bento para agradecer? Hubiera bastado sólo con un "gracias".
Claro que ni siquiera él sabía como reaccionar. Sin embargo aunque no lo pareciera estaba muy feliz, demasiado.
—No creí que un gracias fuera apropiado por lo que hizo. Me salvaste de reprobar, Sanemi.
—Está bien, pero no sigas creyendo que fue por Genya. Él no tuvo nada que ver.
—Realmente pensé que tomarías a mal nuestra relación —desviaste la mirada.— Después de todo mis calificaciones no son tan buenas, y me metí con tu hermano.
—Creo que deberías volver a clases.
Cerraste los ojos suspirando, volviste a abrirlos. Te inclinaste un poco, apoyándote en el escritorio y revolviste el cabello de Sanemi. Las mejillas de este se ruborizaron pero no te diste cuenta.
—Muchas gracias por todo, disfruta la comida la hice especialmente para ti. ~ ¡Nos vemos!
Saliste corriendo, pronto empezaría la siguiente clase y no querías llegar tarde.
Había pasado un tiempo y era hora de comer, saliste de tu aula rumbo a la de tu novio. Cuando él te vio, salió. Los dos fueron al jardín para poder sentirse y comer ahí. Lo miraste a la cara, el rubor en sus mejillas y sus manos temblorosas te hicieron darte cuenta de lo nervioso que seguía aún. No había pasado tanto tiempo desde que se hicieron novios sin embargo, sigue sintiéndose como un niño indefenso a tu lado; su corazón latiendo como loco, esa sensación cálida en sus mejillas, tartamudear al querer halagarte... Es más que obvio que el pequeño de Genya pese a su apariencia es como un bebé. Se sentaron en una banca, debajo de un árbol el cual daba una sombra muy útil.
—Mi hermano me dio esto, muchas gracias por hacerlo, _______-chan... —te agradeció.
Lo destapó y te diste cuenta como ya había comido un poco.
—Sabía que tendrías hambre, ¿tuviste una clase libre?, ¿supo rico?
—Sí, lo comí en clase libre —respondió tomando los palillos.— Pero también guardé un poco para poder comer contigo.
—Eres un amor —dijiste con una risita. Él se ruborizó a más no poder.— Y una ternurita.
—Sólo quería pasar más tiempo contigo —respondió tartamudeando.
—¡También me alegro de poder pasar más tiempo contigo! Es algo difícil vernos por tu club pero cada momento es muy bueno.
—¿Tienes la tarde libre? —preguntó.
Asentiste.
—¿Qué te parece venir a mi casa? Hace poco me mudé con Sanemi... Así que si no estás ocupada podrías ir —sugirió.
Metiste otro pedazo de comida a tu boca, desviaste la mirada pensando. Era una buena propuesta y no podías negarte, sin embargo podría traer consigo malas consecuencias. Suspiraste al pasar tu comida, Genya te veía ansioso y con algo de miedo, sin embargo lo volteaste a ver con una sonrisa.
—Lo haré, ¿al terminar clases?
Asintió con una sonrisa.
Los dos continuaron comiendo, miraste tu reloj y al ver que casi terminaba la hora del almuerzo, tapaste tu comida, te paraste y dándole un beso en la mejilla a tu novio; te despediste de él.
Más tarde habían terminado tus clases, la última hora fue matemáticas así que cuando tus demás compañeros se fueron; ibas a acercarte a Sanemi pero te arrepentiste, saliste del aula y él solo vio como te fuiste. Sacaste tu celular debido a que había sonado, suspiraste al leer el mensaje. Sanemi estaba apunto de salir y tú estabas estorbando el paso. Volteaste a verlo, el frunció el ceño.
—Genya me invitó a su casa... Tú casa —comenzaste a explicar.— Pero tiene actividades de su club, eh... ¿Puedo ir contigo?
—¿Estás demente? —te hiciste a un lado para que saliera, lo seguiste mientras caminaba.
—¡Ándale! Sólo dejame ir contigo, ahí esperaré y no te molestaré, ¿bien?
—Desde que te volviste novio de Genya, te has vuelto más atrevida. Ojalá también mejores tus calificaciones —comentó.— Apresurate, vámonos.
—Quizás ahora pueda aprender mejor —bromeaste.
Los dos salieron y fueron camino al estacionamiento, nadie los vio de milagro así que no les dirían nada o mal pensarían. Sanemi te abrió la puerta para que entraras y cuando lo hiciste la cerró, se metió del otro lado, arrancó el auto y comenzó a manejar. Había un silencio algo incómodo a decir verdad, lo miraste y mientras suspirabas bajaste la mirada. El mayor estaba atento en el camino, sin embargo se dio cuenta. No preguntó nada por tu estado porque sabía que ibas a comenzar a hablar.
—Genya me ayudó con los problemas que a veces suelo tener con mi padre... También me llegó a contar lo que sucedía contigo, sin embargo yo siempre supe que eres buena persona.
—No digas mierdas como esas —respondió frunciendo el ceño.— Buenas razones tenía que haber para que Genya se enamorara de alguien mayor y tonta.
Bromeó.
Reíste.
—Guardo mi inteligencia para cosas necesarias —te cruzaste de brazos.
—Yo solía preocuparme mucho por él... —confesó.— Lo sigo haciendo, sólo que ya creció y alejarlo más de mí será una tontería. Incluso seguía acercándose a mí pese a que me alejaba más y más.
—Realmente tú también tienes tus preocupaciones, ¿verdad? —suspiraste.— ¡De verdad eres un buen profesor!
No escuchaste pero soltó una pequeña risita, estabas mirando por la ventana así que tampoco viste la sonrisa en su cara.
—No porque me des cumplidos tus calificaciones mejoraran —respondió, te quejaste riendo.— Aquella vez estaba de buen humor.
—¡Ojalá lo estés más veces! —volviste a verlo.
Así continúo el camino, los dos charlando hasta llegar a su destino. Una vez llegaron lo esperaste para entrar juntos. Sin embargo tu celular sonaba y sonaba, decidiste ponerlo en vibración y como seguía molestando lo silenciaste. Estabas sentada en el sofá, Sanemi se percató del sonido de tu celular y mientras hacía un ramen te preguntó que sucedía.
—¿Tus padres saben que tienes novio? —te quedaste callada. —¿Les avisaste que pasarás la tarde aquí?
—Algo así —respondiste volteando.— Vivo con mi padre, no me llevo bien con él... Así que no importa mucho, le dije a mi mamá.
—¿Tan mala es tu relación con él?
—Es peor que la que tenían tú y Genya —suspiraste.
—¿Te parece bien hablarlo? —preguntó dejando el envase de Ramen en la mesita frente al sillón.
—¿Siendo tan considerado ahora? —el frunció el ceño.— ¡Es broma! Eh... Son cosas que Genya no sabe porque no quiero molestarlo, ¿se puede quedar entre nosotros dos?
Él se sentó a tu lado, se cruzó de brazos y piernas; le miraste confundida. Después desviaste la mirada al tener un pensamiento estúpido, podías jurar que te habías sonrojado. Era innegable se veía muy atractivo de esa manera; "te escucharé mientras comes", fueron sus palabras. Incluso te pareció tierno que cocinara algo para ti, suspiraste. "¡Lo haré sólo si tú también me cuentas algo que te preocupe" fue tu respuesta y aceptó.
Así fue como pasaron tiempo juntos hasta que Genya llegó, algo sorprendido claro porque pensó que habías vuelto a casa.
Sentada con el cuaderno en la mesita y haciendo la tarea de matemáticas, Sanemi a un lado tuyo explicándote lo que no entendiste. Hasta para el azabache fue una escena extraña.
—Regresé —dijo sentándose a tu lado.
—Bienvenido —respondiste y te acercaste para darle un beso en la mejilla.
Genya se sonrojó, se puso nervioso porque lo besaste frente a su hermano; aunque fue sólo un besito. Sanemi no dijo nada más, se levantó de su lugar y fue hacia la cocina.
—¿Ya comiste? —le preguntó a su hermano.
—No, aún no —respondió el menor.
—¿Quieres ramen?
—¡Por favor! —volteó a verte.— ¿Tú ya comiste, _______-chan?
—Yup, Sanemi fue tan lindo que también me hizo un ramen.
Tu novio sonrió y acarició tu cabeza.
—¿Estabas haciendo tarea? —preguntó el azabache.
—Estaba aprovechando estar con Sanemi, me explicó algunas cosas que no había entendido en clase.
Te la pasaste un par de horas más con ellos dos, estabas hablando y jugando con Genya mientras Sanemi trabajaba en su habitación. No entendiste en un principio porque se había ido, pero después pensaste: quizás necesitaba estar en silencio y concentrarse. Cuando ya era tarde, Genya decidió acompañarte a casa, aceptaste. Los dos caminaron agarrados de la mano hasta un par de calles antes de llegar a tu casa, ahí fue cuando se despidieron y antes de que se fuera, lo tomaste de la cara para poder besarlo. Sin embargo los dos se apenaron al instante; pero Genya tímidamente dejó un beso en tu frente y mejillas. Sonreíste y caminaste hacia casa, sin querer ir allí.
• • •
Había pasado ya un largo tiempo desde que te volviste novia de Genya, ahora es temporada de exámenes y tienes miedo. Era más que claro que en matemáticas mejoraste sin embargo... Te seguía preocupando historia y química, no es como si formar una relación de amistad con todos los profesores sea una buena opción. Pudiste aprender de mejor manera grande a que te acercaste a Sanemi por su hermano; de otra manera hubiera sido imposible. Esta vez te encuentras un poco triste, no hace mucho tuviste un problema con Genya, quien se sentía algo celoso de tus compañeros. La razón de esto era que te encontrabas en un grupo de estudio, salías con tus amigas y con algunas personas más, así que ya no pasabas tanto tiempo con él.
—Esto debe de ser una tontería... —murmuraste acomodando tu bufanda.
Un par de profesores habían faltado así que podías salir más temprano. Uno de ellos dos era Sanemi. Suspiraste caminando, no querías ir a casa pero tampoco tenías otro lugar a donde ir. Apenas diste los primeros pasos, tu celular empezó a sonar; era tu padre. No respondiste simplemente intentaste seguir caminando normal pero tu celular no dejaba de vibrar. Tragaste saliva cuando por fin se calmó, pero te habían llegado muchos mensajes, los leíste desde la barra de notificaciones pero sin querer le diste clic, terminó apareciendo que ya los habías visto, apenas terminaste de leer, tu celular volvió a sonar no tuviste más remedio que responder.
"¡Eres igual de perra que tu madre!"
L
a primera frase demostró lo malo que iba a ser. "Responde mis llamadas y deja de estar gastando tu tiempo con cosas que son innecesarias, ¡deberías ponerte a trabajar maldita inútil! En lugar de desperdiciar tu tiempo con un noviecito y tonterías de tu..." ni siquiera lo dejaste terminar porque ya habías colgado. Le mandaste un mensaje a Sanemi, no respondió y le mandaste otro, así sucesivamente. Pensaste que no los había leído sin embargo apenas leyó lo que decía se puso en camino.
Estabas tan asustada que no dejabas de hablarle, en este momento no te quedaba otra opción.
Te quedaste parada un momento, las lágrimas empezaron a desbordarse de tus ojos. Tenías miedo de volver a casa y Sanemi no parecía responderte, Genya seguro estaba en clases y tus amigos en sus clubs. Respiraste hondo mandando el que sería el último mensaje.
Por lo menos hasta ese momento.
Sanemi llegó y te vio preocupado, su expresión brillaba en horror. Ya había alguien ahí, después de todo te habían atropellado. Él se acercó a ti y no tardó en llegar la ambulancia.
En la noche Genya estaba confundido, ya era muy tarde y Sanemi no aparecía poe ningún lado. Pensó que quizás por su mala relación no le avisó que salió. Decidió tomar su celular y llamarte pero tampoco respondiste, no fue hasta que poco después Sanemi le llamó a él, avisando que iba de regreso a casa.
• • •
—Estarás bien —dijo el de orbes amatista.— Te traje comida y le pedí a alguien que comprara algo de ropa interior para ti.
Tragaste saliva, todo tu rostro estaba rojo.
—No te preocupes por tu padre.
—Muchas gracias, Nemi... ¡Sanemi! Sí, eso dije.
—Después de todo no suena tan mal... —murmuró el mayor.— Si necesitas algo más llamame, recuperé tu celular y está cargando —señalo.
—No quiero molestarte mucho, debes de trabajar —él negó.
Te recostaste de nuevo, bostezaste. Habías dormido hace poco pero aún así tenías sueño. Sanemi se acercó a ti, te dio un beso en la frente, abriste los ojos de pura sorpresa.
—Por favor no le digas a Genya de esto —él te miró, suspiró pero asintió.— No quiero que se preocupe de más, con tu ayuda me es suficiente.
—Nos vemos —se despidió.
Se alejó de ti y estaba apunto de irse pero le detuviste.
—Gracias por todo, te quiero Nemi.
Un rubor leve apareció en sus mejillas, casi le fue imposible ocultar su sonrisa. Se volvió a acercar a ti, te rodeó con cuidado y te abrazó.
—Yo también te quiero, ________.
Difícil decisión entre dos hermanos.
AaaaaAaAa
Listoh
Estos Os están siendo un poco más largos debido al tiempo que tardo en actualizar. Esta es la parte 197 así que sólo quedan otros dos hasta el agradecimiento.
El cual publicaré cuando empiece el otro libro de one shots de Kimetsu.
Pido perdón si el one shot se vio más enfocado a Sanemi pero es mi husbando potencial y no le entiendo a la personalidad de Genya 🤧
¿Alguna otra pareja que quieran? Estaba pensando en escribir uno sobre las Lunas superiores y otro... ¿Ideas?