XVIII

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Narra Changkyun:

—¡Hola hermano! ¿Va todo bien?

Hermano mis pelotas, ¡va todo mal!

—¿Qué ha pasado?

—Hoseok, ¡no se supone que las pastillas la dejen inconsciente por tanto tiempo y mucho menos que le den convulsiones!

—¡¿Qué?! Eso no estaba supuesto a pasar, he traficado esas pastillas por muchos años y las que te di son las menos riesgosas, el único efecto secundario en caso de que si sean almas gemelas es un desmayo de diez minutos como te dije.

—¡Pues no resulto como esperaba! —exclame más irritado que antes— No podría soportar que algo le pase Hoseok, juro matarte si no despierta.

—Escúchame pequeño hijo de puta, tú mejor que nadie conoces mi trabajo, así que puedo asegurarte que si le paso eso fueron por razones lejanas a las pastillas. Las pastillas que te di son específicamente para confirmar la veracidad de una marca y en caso de que la marca sea falsa por motivo de manipulación, lo que lo indica es que la marca desaparezca por completo junto a un desmayo de máximo treinta minutos, contrario al efecto secundario si es que su marca es veraz.

—Entonces, ¿cómo carajos explicas que sean las siete de la mañana y aún no despierta?

—¡Ya te he dicho que no sé! Debe haber alguna otra cosa, mientras tanto, confirma si su marca no desapareció, si es así, ella verdaderamente es tu alma gemela. Luego de eso, tráela conmigo.

Ya hastiado de la conversación cuelgo la llamada con el humor aún peor que antes. Dejo el teléfono en la mesa y bebo el último sorbo de café que quedaba en mi vaso. Mi dolor de cabeza por todo el estrés de la noche no mejoraba.

En toda la noche no hubo nuevas noticias acerca de su estado y aunque la madre de Yang nos insistió irnos a dormir y volver en la mañana, ni sus amigos ni yo quisimos dejar el hospital, así que les ofrecí café y baje a la cafetería del hospital a comprarlos.

Así que, cuando siento que ya tengo bastante tiempo aquí, al terminar mi café y la llamada nefasta que tuve con Hoseok, decido subir ya para entregar los cafés que compre. Al subir al tercer piso, no veo a los chicos en el pasillo por lo cual me resulta extraño, al acercarme a la habitación de Yang veo la puerta abierta y entrometo la mirada para ver que sucede.

Con asombro y una pizca de alegría en mi interior me adentro a la habitación para confirmar lo que mis ojos han visto. Dentro de la habitación están sus amigos y su madre, todos están silencio al verme, pero decido ignorarlos y solo verla a ella, quien al fin ha despertado.

Su rostro luce un poco pálido pero aun así la sonrisa brillante hace que se vea completamente bien y aunque su sonrisa desaparece lentamente al verme, la mía aumenta.

—Chang. —susurra.

—Yang. —susurro de igual forma.

Dejo los cafés en la mesa al lado de la cama y decido cortar la distancia que me aleja de ella. La tomo entre mis brazos y la fundo en un abrazo, siento como la calma vuelve a mi alma al sentirla de esta manera. Tiene ese olor característico a hospital que tanto me disgusta, pero no hace que me separe de ella, segundos después puedo sentir como sus brazos me rodean y me devuelven el abrazo.

No sé cuánto tiempo pasa, pero al separarme de ella ya no hay nadie junto a nosotros en la habitación, los demás se fueron y ni siquiera pude notar cuando, de todas maneras, agradezco el gesto de dejarnos solos para poder hablar con ella. Vuelvo a mirarla a los ojos y me siento feliz de verla.

Soulmates ; Im ChangkyunWhere stories live. Discover now