91. El mundo que creamos

1.7K 186 379
                                    

"— Me da miedo que me olvides.
— Nunca te voy a olvidar, babo. Cuando estés en tu gira mundial
seguro que sí que no te acuerdas de mí.
— Ni aunque me rompas el corazón querré olvidarte".

· • —– ٠ ✤ ٠ —– • ·

Lana

Coloca la carta de tréboles encima de las otras dos de corazones. Así se construye una casa de cartas donde poder vivir siempre. Eso me enseñaste tú, chico de grandes mejillas.

Esa construcción débil siempre será mi utopía, caótica y hermosa al mismo tiempo. Puedo entrar y salir, pero nunca abandonarla. En ella seremos los reyes de todo lo que durará siempre. Reyes eternos, reyes de ilusiones, reyes de sueños alrededor de la Tierra.

Ahora me encuentro debajo recordando todo lo que hemos vivido y escribiendo sobre lo grande que me siento, pero el mucho espacio que me sobra.

Fuera donde fuera donde estábamos, la casa de cartas siempre se mantuvo allí. Firme, con las esquinas algo dobladas, pero de pie. Haciéndome recordar que aunque las cartas se esparzan, siempre se puede reconstruir.

Un corazón roto se puede pegar, un demonio se puede volver ángel.

Lo importante nunca fue la resistencia de las cartas, sino la sencillez de obra. Tan destructible como indestructible, pero más perpetua que inmortal.

Dicen que el dolor no se puede tocar. ¡Qué cierto es! Porque si pudiese, te abrazaría por los siglos de los siglos.

Oh, y tanto que lo haría.

· • —– ٠ ✤ ٠ —– • ·

Martes 14 de agosto

Lana

Mi estancia en Seúl llegaba a su fin. Necesitaba recapitular todo lo posible, y necesitaba hacerlo sola.

Cogí mi mochila y me la colgué en la espalda con decisión, aunque por dentro estaba muerta de miedo. Salí de casa sobre las cuatro de la tarde y aunque los señores Bang tenían cara de curiosidad, hicieron las preguntas justas.

Había cogido dinero, la tarjeta del transporte público y mi cámara de fotos por si sentía la necesidad de capturar algo por última vez.

Sabía los sitios que quería ver. Estos me iban a permitir cerrar este libro. No de modo total, pero sí de modo parcial. Solo había una manera de terminarlo por completo y estaba segura de que nunca iba a ocurrir. Iba a hacer lo posible con lo que tenía.

El primer lugar estaba cerca de casa. Solamente tuve que caminar.

Los recuerdos del primer recorrido que hice hasta allí comenzaron a atacarme. Sabía que todo esto iba a ser muy doloroso, pero sabía que si todavía seguía viva, un poco más de dolor no iba a matarme. A veces hay que estamparse contra el suelo para aprender a volar, ¿no?

Tras unos minutos estaba delante de mí: el bar de micrófono abierto al que Chan me llevó el primer mes de mi llegada. Aquí conocí a Changbin y a Han, y por primera vez vi a 3RACHA como una unidad.

Me quedé de pie fuera del recinto. No abría hasta la noche, pero tampoco necesitaba entrar.

Recuerdo con claridad estar rodeada de extraños con vasos en sus manos. Recuerdo el sonido de los altavoces provenientes del micrófono de algún joven aspirante a artista. Recuerdo las caras de los dos chicos presentándose. Pero sobretodo, recuerdo la manera en la que me sorprendió la sonrisa imperfecta de Han. Rápidamente me hizo sentir algo dentro de mi pecho.

Good To Love | Han JisungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora