43. Cuidarnos los unos a los otros

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Lana

El cumple de Jeongin había sido hace tres semanas. Había cumplido 17 años. Aunque fuese mayor que él por menos de dos meses, seguía tratándole como mi hermano pequeño.

Con el estrés de la rutina, sobretodo la de los chicos, no pudimos celebrarlo en condiciones. Estaban entrenando hasta la madrugada y en sus descansos trataban de estudiar e ir al ritmo del odioso y estricto sistema educativo surcoreano. Si querías sacar una nota decente, tenías que dedicarle muchas horas. La mayoría de los chicos no eran conformistas y querían sacar buenas notas, pero les era imposible.

Hacía tiempo que no salía con ellos. En casa estaba sola hasta por la noche cuando llegaban los señores Bang del trabajo. A la una de la madrugada, Chan llegaba a casa. A veces no llegaba porque se quedaba durmiendo en su piso de trainee. Lo entendía, entendía que no tuviesen tiempo.

Al instituto llegaban cansados, pero según me decían, lo estaban pasando bien. No voy a mentir, que te lo dijesen con bolsas debajo de los ojos y entre bostezos no sonaba muy convincente, pero me prometieron que no debía preocuparme.

Se había corrido el rumor de que habían entrado a una de las compañías más famosas. La gente por los pasillos les hacía preguntas al estilo "¿Has conocido a alguien de Twice?" "¿Cuándo va a salir tu vídeo musical?". Había gente que incluso se acercaba a ellos por interés. Los chicos reían y respondían lo justo. Ser trainee no significaba todo eso.

No trataban de hacerse pasar por alguien que no eran, no trataban de presumir y tampoco daban mucha información. Era su experiencia, sólo de y para ellos.

Por el momento su horario no era tan apretado, puesto que no tenían grabaciones o eventos serios, aunque sabía que en un futuro habrían días donde tendrían que faltar a clase. Sin embargo, había días en los que se tenían que ir antes. Como hoy, que se habían marchado a la mitad.

Estaba en literatura, la última clase del día, escuchando como la profesora Park hablaba sobre poesía. El sitio a mi derecha, donde se solía sentar Hyunjin, estaba vacío.

Era la típica profesora dura, algo insensible e imparcial, aunque tenía mucha pasión por su asignatura. Sabía muchísimo.

— Antiguamente, los poetas y escritores eran considerados los hombres más atractivos. Se valoraba el conocimiento de una persona, su educación, sus modales, su forma de expresarse... No como ahora. Hoy en día, se valora el físico y el poeta de la clase es el marginado.

Esa frase se me quedó grabada en la cabeza. Era una buena forma de explicar cómo había cambiado la sociedad. Sobre todo en Corea del Sur, el físico era muy importante. La mayoría de personas, especialmente las mujeres, se operaban estéticamente. No estaba en contra de la cirugía estética. Si no te gusta algo de ti, y quieres cambiarlo, a por ello. La cosa estaba en que la gente lo hacía prácticamente para ser aceptados. En este país, si no eras atractivo, es casi imposible que te contraten. El peso y la altura también eran importantes. La sociedad esperaba que las mujeres, sobretodo, tuviesen un específico tipo de cuerpo y altura, si no, no eran bellas y eran discriminadas. Qué chorrada. He de decir, que las cosas están cambiando (quizá en este país a una velocidad mucho más lenta). Hay cada vez más campañas y personas que están contando su historia y aceptando que todos somos diferentes y que los estereotipos de belleza son una de las mayores mierdas que hay.

Era posible que la compañía obligase a los chicos a tener una cirugía. Lo único que pedía era que estuviesen contentos con la decisión, no quería que su cara cambiase sin su consentimiento. Tampoco quería que blanqueasen sus fotos si a ellos no les parecía bien. Pero, ¿qué iba a poder hacer yo? ¿O ellos?

Good To Love | Han JisungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora