El extraño hotel de un doctor triste/ Parte 2

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Fatigado y un tanto hambriento, Ren aflojó la corbata que llevaba y continuó con la búsqueda del fantasma. Entraron a toda habitación que se les cruzó. No obstante, Maquito no pudo más con el cansancio y el sueño, cayó rendido en una cama. Encargó el trabajo a los especialistas. Lil y Ren salieron de la habitación.

—Ahora que estamos solos nosotros dos, podemos iniciar con la acción... ya sabes de que hablo. — Lil arqueó una ceja y dio codazos en el costado de Ren.

—¿Estás segura de que lo quieres hacer aquí? Nos pueden grabar. —Ren le siguió el juego a Lil.

—Cuatrojos... —Sonrió divertida y fijó su cautivadora mirada a los serenos ojos de Ren, reflejándose en estos por un momento—. Es obvio que lo haremos aquí, —susurró— es donde pasea el fantasma.

Lil tomó el brazo de Ren y lo llevó con ella por los pasillos, alejándose así de la habitación donde descansaba Maquito..

—Espera Lil, yo creí...

—Nada, nada —interrumpió—. No es un fantasma como tal, lo supe desde el inicio, pero si le decía al doctor lo que pasaba, el problema se hubiera solucionado temporalmente. ¿Creíste que hablaba de otra cosa? Ren —nombró burlona—. Eres un degenerado.

—Era broma—murmuró—. Entonces... ¿Cuál es la verdad detrás de este misterio?

—Un fantasma atemporal. Maquito odia ser un doctor, sólo estudió medicina porque sus padres así lo deseaban, él quería dedicarse al turismo. Sin embargo, no hay mejor forma de tener el amor de tus padres que obedeciéndoles. Terminó siendo lo que ellos querían. Compró el hotel que le da buenos recuerdos del pasado. El problema es que, Maquito supone de que tratará su futuro. El lugar feliz de su infancia habitado por locos ruidosos y molestos. Pacientes caminando por ahí y allá, quejándose sin mirar por donde van. —Lil llevó su brazo en el hombro de Ren y se recargó en él—. Él mismo se está saboteando. Cuando duerme su energía se desprende de su cuerpo, esa parte irracional que odia la idea de ver locos errantes en el hotel. La verdad es que, él sueña con convertir de nuevo el hotel en algo turístico, por eso destruye lo relacionado con la clínica —contó Lil.

—¿En qué momento descubriste todo? —preguntó asombrado Ren.

—Esa es mi habilidad, escuchar y saber los pesares de los mortales, ya lo sabías. —Hizo un ligero puchero.

—Es como si leyeras mentes... —Ren pensó que tal vez Lil sabía lo que él llegaba a pensar. Entonces, al sentirse vulnerable en su intimidad mental, de manera irracional, llegaron a él pensamientos indecentes sobre Lil, no lo pudo evitar. Controlando sus pensamientos, se enfocó en el momento—. ¿Qué haremos en este caso? —preguntó.

—Fastidiarlo. Odia a los locos, así que actuemos como unos, para atraerlo. Después haremos que libere toda esa energía negativa y se desvanezca. Al final, hablaré con Maquito —Lil dio a saber el plan. Se alejó del hombro de Ren y le dio la vela. Cansada de los tacones, retiró sus zapatillas y las llevó en la mano—. Me cansa caminar todo el tiempo con estas cosas —reveló Lil.

—Pero las usas por gusto. —A Ren le dio ternura ver la estatura real de Lil, le llegaba en el hombro—. ¿Cómo actúa un loco? —preguntó intrigado.

—Diviértete sin usar el razonamiento y serás uno.

Lil se fue corriendo descalza por el pasillo, riéndose a carcajadas sueltas. Sin saber qué hacer, Ren fue detrás de ella. Intentó aprender cómo debería actuar un loco.

—¡Quiero regresar a casa, pero me he enamorado de una puerta y no la abandonaré! —gritó Lil—. No, querida, no llores. No te dejaré sola en este horrible lugar.

Pluvo: el aprendiz de una brujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora