Después de una verdad/Parte 1

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Cuando Ian se marchó Lil y Ren se quedaron a solas en el salón donde se inició el juicio, iluminados por la luna de aquella noche.
Ren no despegó su ver de Lil, su corazón se encontraba agitado y perdido en una marea de emociones. Había hecho desaparecer su pasado, los recuerdos, el conocimiento... Todo lo que esperaba y amaba Lil. También, intentó dañarla, no se pudo decir a sí mismo, ''matarla''. Para colmo, y culminar con todos los hechos, Ren descubrió que Lil era su media hermana. Se sintió tonto, porque era obvio, más que obvio, era evidente de que lo eran; el físico similar no era por arte de magia, sino porque tenían un parentesco.
Por un largo momento se miraron a los ojos, los medios hermanos, en un silencio que pareció eterno. Ambos tenía cosas que decir, que arreglar, corazones que consolar. En su silencio caminaron hasta estar cerca de uno del otro. Lil pareció intentar decir algo, pero las palabras no salieron. Las emociones se encontraban acumuladas, estorbándose unas a las otras para poder salir a flote. Lil pensó y pensó en qué decir, hasta que sus nervios la empujaron a hablar.

—¡Cuatro ojos!, idiota —regañó en un hilo de voz—. Ahora serás mi criado para siempre.
Lil cruzó los brazos y le lanzó una mirada risueña a Ren.

—¿De qué hablas? ¿Qué hay de que somos...

—Nada de nada. —Negó con la cabeza—. No recordarás. Serás mi aprendiz y harás todo lo que te diga. Qué hambre. —Acarició su estomago—. Ya pasó la hora de la cena...

—¿Qué? espera... que hay de... 

—¡Dije qué nada! —Lil hizo un puchero y llevó sus manos en su cintura—. Ahora ve a preparar algo para cenar, por favor. —Llevó su dedo índice en sus sienes y soltó un suspiro largo—. Estoy muy cansada, necesito un café, una rebanada de pastel, otra cajetilla de cigarros... y un largo baño. Y un masaje. Sí, me darás un masaje después. —Entrecerró sus ojos y miró a Ren de manera retadora. 

—Pero, Lil ¿Qué hay de lo que pasó?

—¡Qué nada! —volvió a interrumpir—. Olvídalo, como el pasado que olvidaste. 

Lil sin hablar más con él regresó por donde vinieron. Se apresuró en las escaleras y dejó atrás Ren. No deseaba que nadie la mirara llorar. No podía con la idea de haber sido atacada por la persona que tanto amaba. Entonces, mientras huía, pensó en el Ren del presente y detuvo su andar por las escaleras. Él era diferente, pero cálido a su manera. Caviló en como él rechazó a la misma muerte para estar con ella y recordó cuando el pasado dijo que Ren era lo bueno de él. Concibió la idea de que su cuatrojos no tenía la culpa de nada y seguía siendo la persona que conocía de vidas pasadas, sólo que él no tenía sus recuerdos del pasado. 

—Haremos un futuro juntos y recuerdos nuevos —se repitió Lil a sí misma aquello en voz baja, como un mantra.   

—¡Lil! Espera. 

Ren corrió en la oscuridad, intentando alcanzarla.
Terminó tropezándose con un escalón, cayó tres escalones hacia abajo. Lil al ver la escena no pudo contener la risa. Limpió con la manga de su vestido las lágrimas que lograron escapar y surcar sus mejillas. Bajó los escalones donde estaba Ren. 

—Sí, cuatro ojos. No te mencioné el hecho de que compartimos el mismo progenitor —soltó aquello, liberándose del peso de la culpa—. Pero, fue por miedo, un terrible temor a ser rechazada por ti. No quería que me percibieras como una hermana. Pensé que no importaba aclarar eso, porque lo sabrías cuando lo recordarías, nuestra conexión. —Lil ofreció su mano.
—No. —Negó con la cabeza y sonrió triste—. No me importa eso, no a estas alturas. —Tomó Ren la mano ofrecida y se incorporó—. No quería lastimarte... ¿Te encuentras bien? —Fijó sus llorosos ojos en Lil. 

Pluvo: el aprendiz de una brujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora