CAPÍTULO 7 | SOLO YO PELEO CON ÉL |

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Harrison pasó por el lado de Tom y él corrió por toda la cancha aprovechando los segundos de desconcentración del otro equipo, llegó a la zona en donde se marcaba y se dio el gusto de parar y llegar caminando para marcar el punto esperado con una sonrisa victoriosa y sarcástica. El pitido del término del partido sonó y todos corrieron a abrazalo, estaba muy feliz.

— ¡así se hace hermano! — gritó Milo abrazando a Tom.

Todos se abrazaban felices y la galería era un caos, todos gritaban...Queens club había triunfado nuevamente. El entrenador los llamo a los camarines y Tom suspiró cansado sacándose el casco, lo observaste y viste como se le dibujaba una sonrisa de satisfacción. Pudiste darte cuenta de que se le formaban hoyuelos algo que se te hizo bastante tierno. Era genial ver a alguien feliz por algo Real. Aunque para ti sea el más odioso, él estaba feliz por su equipo.

— ¡ey tú! — escuchaste un grito. Viste la escena desde la banca, era un chico del otro equipo, grande, musculoso y maceteado, parecía un zumo con músculos, se sacó el casco al llegar a un lado de Tom y lo tiró al suelo.

Tom lo miró tranquilo.

— ¿qué demonios crees que hiciste? ¡eso es trampa imbécil — reprochó el chico a Tom dándole un empujón, haciendo que retrocediera unos pasos.

— ¡claro que no idiota! ¿crees que sería capitán del equipo si no supiera las reglas? ¡no me vengas con porquerías! — se alteró Tom dándole un empujón al chico quien se movió sólo un poco.

— ¡no me toques! — gritó el otro.

— ¡entonces ve a llorar a los camarines con tu equipo! ¡mal perdedor!

— ¿a quién crees que le hablas así?

— ¿hay alguien más aquí? ¡imbécil! — gritó.

Su voz era grave, fuerte y realmente asustaba.

El chico lo miró irritado y le tiró una escupida en el uniforme a Tom, él se enfureció, sus ojos se volvieron cafés oscuros. Sabías que eso no era para nada bueno, viste como empuño sus manos y golpeó tan fuerte a ese zumo que lo hizo caer enseguida al suelo y dejándolo sangrando de la nariz.

— ¿hijo de puta! ¿quién demonios te enseño modales?! — se enojó y le hablaba con voz amenazadora.

Si ese chico se ponía de pie, iba a destrozar a Tom, no había nadie en la cancha y no ibas a ir tu a separarlos. Morirías en el intento.

El chico se puso de pie y golpeo en la cara a Tom haciéndolo caer, comenzó a golpearlo y luego se dio el gusto de pisarle el hombro, algo que te dolió hasta a ti.

¿De qué manera pelean estos animales?

Después de ese pisotón de mil kilogramos en el hombro Tom soltó un quejido y comenzó a insultarlo desde el suelo.

— así te quería ver Holland, en el suelo

Sin darte cuenta ya estabas corriendo a separarlos.

¿Qué demonios hacías corriendo hacia ellos? Bueno, si no te acercabas Tom morirá, debería morir. Lo odias pero no eres tan mala.

— ¡suéltalo imbécil! — gritaste al zumo y lo agarraste con tus pequeñas manos.

Él no se inmutó y sólo se corrió al ver que eras una mujer. Si a Tom le llegabas al hombro, a ese sujeto le llegabas más abajo.

— ¿que mierda? ¿es tu guardaespaldas? — preguntó el chico.

— no idiota, vete de aquí — hablaste seria.

— oh que miedo — dijo mirándote.

Entrecerraste tus ojos. Caminaste hacia su casco y lo levantaste.

— ¿qué demonios crees que haces? — preguntó acercándose a ti.

— ¿vas a salir de aquí? — amenazaste.

— ¿y si no quiero qué? — contestó.

— ya verás — sonreiste con malicia.

(...)

— ¡________! ¿en qué demonios estabas pensando cuando le quemaste el casco a ese chico? — te preguntó el entrenador en camarines a solas.

— ¡iba a a matar a Tom! ¡le dislocó el hombro!

— pero... ¿por qué no me viniste a buscar a mí?

— estaríamos en el funeral de Tom — entrecerraste los ojos.

Él soltó una carcajada.

Golpearon la puerta de la oficina, esto te recordaba a los camarines de High school musical.

— pase — respondió el entrenador. La puerta se abrió y ambos miraron.

Era Tom.

— _______, ¿podemos hablar? —:te preguntó serio.

— Tom, siéntate ¿cómo está tú hombro? — preguntó el entrenador atento.

Estaba con una tela que daba vuelta en su hombro que lo hacía sostener el brazo.

— bien, mucho mejor... la enfermera me puso unas cremas que alivian el dolor — respondió sentándose a tu lado en frente de el entrenador.

— ¿qué quieres hablar con _______? ella solo te defendió — le reprochó.

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maratón 1/4

Ganar perdiendo | Tom HollandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora