Parte Siebzehn: Lo invisible de las almas

9 1 0
                                    

Diciembre 26 de 1939.Berlin, Alemania.

Las fiestas navideñas tienen un peculiar objetivo ,cubrir con su manto de paz y amor ,por una escasa semana,al mundo entero. ¿Pero que pasa con aquel que no concuerde con tal ambiente?, aquel que se siente un poco fuera de lugar,como un sapo de otro pozo. Porque no todos contamos con la posibilidad de celebrar Navidad en familia de forma cálida,la alegría invade arrasando con todo a su paso y dejando bajo la alfombra el preludio de la guerra porque,en tales días eso es una ley,porque en navidad la soledad y la tristeza no es una opción.

Así fue como me sentí durante esta semana,las calles desbordaban de personas,cajas por doquier,tiendas repletas y nieve adornando las calles de Berlín como si fuese una noche cualquiera de invierno, solo que no era una noche cualquiera, eran vísperas de navidad.

Jamás tomé fanatismo por la cena de navidad,en lo personal prefiero esperar con ansias el año nuevo,es alucinante imaginar un nuevo comienzo,bueno, no tan nuevo si tomo conciencia de que solo termina un día y comienza otro pero un símbolo de renacimiento le sienta bien a todo y a todos,una oportunidad.

Luego de que Adler solicite una "tregua de navidad",al día siguiente, accedí a tomar la invitación.Cada año en esta época, se realiza una especie de feria,un espacio en dónde se puede degustar vino, cerveza y panes en las plazas principales de Berlín,allí era el tan misterioso punto el encuentro.

¿Era a caso una cita? ,No estoy del todo segura de la interpretación de este encuentro algo repentino,no resta más que indagar entre un terreno desconocido para comprender aquella alma tan sombría y extraña en la que se había convertido Adler.

-Si tiene otra chaquetilla, ¿Porque le urge recuperar esta de aquí?! - fue lo único que pude pronunciar al quedarme sin palabras,mi vista se traicionó a si misma y dejo que un cabello algo oscuro,y el gris topo del uniforme de espaldas me engañase y guiará más que a una escena incómoda al percatarme de que no era Adler a quien me estaba dirigiendo con tanta altanería,si no a un caballero de lo más alejado a sus fracciones,moldeadas a un ligero gesto de, desagrado, podía decirse, ¿Cómo remontar y reunir mi rostro derretido en el suelo luego de tal vergüenza?. Creí que no escaparía de un interrogatorio o algo peor una represión, por más disculpas que me propuse a dar pero todo eso se desvaneció cuando escuché en sonoro bajo una sutil carcajada

-No tengo otra chaquetilla,ni tampoco otro rostro Fräulein - entonó,fue entonces cuando lo divisé,no era Adler,no el Teniente,estaba de civil, totalmente diferente.

Una breve descripción,se veía libre,jamás lo había visto sin su uniforme, vistiendo otras ropas, era inimaginable dado a qué los recuerdos de un chiquillo de lo más sencillo de escuela habían sido pisoteados por la actitud seca y fría como el hielo de un Teniente,o eso es lo que creí que pasó antes de observarlo detenidamente y percatarme de que no era así, no estaba enterrado ese chiquillo ni mucho menos, seguía ahí esa sencillez solo se ocultaba en lo profundo de sus ojos , Otto dejo entonces de portar el desagrado,sin dejar atrás su pulcritud.

-Solo por este momento será diferente,sin rencores ni uniformes,como en Munich - Mencionó extendiendo su mano y dar pie a lo que sea que haya sido aquel encuentro.

Caminamos,caminamos tanto que mis tacones estaban incrustados en mis pies,el estómago me dolía de tanto comer y reír.

Nos encaminamos a una laguna de preguntas que buscaban respuestas reales, respuestas que no estaban ensayadas para aparentar creíbles.-¿Porque te fuiste Ida? - me dijo,la ola polar no se sintió tan furiosa al correr un calor por el interior de mi pecho.

-Es una larga historia Teniente - le dije.

No sé rindió y tuvo la perseverancia necesaria para arrancar de mi lengua las respuestas que buscaba.

El Diario de Ida: ÜberlebeWhere stories live. Discover now