Parte Zwölf: Talentos ocultos

17 0 0
                                    

Frankfurt, Alemania. Octubre 13 de 1939.

Estimada Ida.

Me llena de felicidad el saber que estás bien, pero aún estoy intranquila al tenerte alejada, y no por el echo de que no puedas cuidarte sola sino por la intensidad de este momento.
Respecto a tu pregunta,jamás había pensado en las casualidades pero tal ves, realmente existan personas con las cuáles si tengas que coincidir tantas veces por un propósito del destino...
Por otra lado,te interesará saber que eh descubierto en mi un talento oculto, bueno no era tan oculto quizá,en mi juventud se me daba muy bien el arco y las flechas, tomando en cuenta de que mi juventud no fue hace poco tiempo querida,había olvidado el breve sentir de satisfacción al dar en el blanco. Hace unos días, regresaba de hacer compras y al cruzar por la avenida, interrumpí a unos muchachitos que tenían con sigo dardos y una diana,es gracioso pero me ofrecieron lanzar uno y ¿que creés? ¡Directo en el banco!.
Supongo que todos tenemos uno así que ¿Cuál es el tuyo querida?

Cuídate mucho,te veré pronto,con una puntería intacta, Greta.

Mi talento,nunca había pensando cuál era mi talento,o si en realidad tenía uno. Quiza estaba oculto aún,pueden descubrirse dentro de muchos años o ya podemos conocerlo y sacarle provecho al asunto. Como sea Greta me hizo pensar mucho en ese tema tanto así que le pregunté a todo mundo,y es realmente asombroso,tenemos capacidades tan diferentes pero las desempeñamos tan eficazmente que es extraordinario,era gracioso pero todavía no descubría el mío y sinceramente comenzaba a irritar.

De todas formas no estaba más llena de dudas que con la escena de esta mañana.
Me encontraba en aquella línea delgada entre el sueño y la lucidez,con una sensación de comodidad tal que mi piel alucinaba al rozar las telas algodonadas,eran como recostarse sobre nubes, perfumadas con una mezcolanza de tabaco y menta, simplemente exquisito. Todo era tan, calmo,hasta que cruze  la delgada línea un paso más hacia la lucidez y comencé a analizar el momento para darme cuenta de que mi catre no poseía aquellas cómodas sábanas y mucho menos estaban perfumadas con aquel aroma.

Desperté de repente y mis ojos terminaron de cerciorarme de que definitivamente no era mi catre en dónde reposaba.La cabeza se me partía en dos y en cuanto intenté ponerme de pie la vista se oscureció;¿Dónde estoy?, está no es la enfermeria me respondi, pequeños cuadros, mapas decorando el lugar,esos mapas y está cama. Asombrada lleve mis manos hacia mi rostro,ya sabía exactamente dónde estaba

-Es el cuarto de Adler- escupí en balbuceos-.

Pequeñas imágenes vinieron a mi como destellos,el sol apagándose,la fría tierra en mi rostro,mi rostro,Adler acariciaba mi rostro.¿No fue una alucinación?.

Imite el camino que sus dedos dibujaron en mi rosada mejilla,¿rosada?,mi cara está limpia,y traigo puesto mi camisón.
Trataba de entender pero la puerta se abrió,di un suspiro de asombro,cargaba con el una bandeja,la misma que yo sostenía aquel día.

- Se supone que debería de estar dormida - posando el objeto en el escritorio.

- Lo estaría si está fuese mi cama, señor- me acomode inquieta.

- Puede serlo, si lo deseas - Se sentó a la par y poso la mano en mi frente.

Nuestros ojos se encontraron -¿Como dijo? - desvíe la mirada

- Puede seguír durmiendo, se encuentra de licencia sanitaria.Pero antes - acomodándose -tiene que alimentarse.

- Le agradezco la hospitalidad, pero no tengo hambre - El rugido de mis tripas me sentencia - Hasta ahora,dos tazas son demasiado para mi.

El Diario de Ida: ÜberlebeWhere stories live. Discover now