Lance era un hombre concreto y reservado, no expresaba demasiado. Siempre llevaba su espesa cabellera rubia cuidadosamente peinada hacia atrás, y tanto su comportamiento como su aspecto eran intachables, lo que lo hacía aún más intimidante.

—Será mejor que se retiren.

Quien los recibió estaba parado junto a la chimenea de la bodega mientras el rubio se les acercaba para despacharlos. Elliot los miraba con desconfianza e incluso desprecio. Los 'ojos escarlata' siempre habían sido más acaudalados y refinados que los Peaky Blinders, pero al fin y al cabo ambos tenían las manos manchadas de sangre. Así que por más que vistieran de etiqueta, no había ninguna real diferencia.

Eso parecía estar más que claro para los hermanos Shelby, que no se dejaban intimidar por aquellos dos. Por lo mismo no se movieron de su sitio.

La gente contaba que siempre eran dos perros fieles quienes acompañaban a Varjak. Seguramente eran esos dos los que ahora estaban custodiando la bodega con tanto recelo.

Tommy iba a buscar la manera de hacerlos hablar pero algo lo interrumpió.

Unos tacones resonaron contra el metal. Todos voltearon al escuchar una dulce voz provenir desde las escaleras metálicas.

— O pueden hablar conmigo, la señora Varjak.

Era una bella mujer de cabello castaño, las ondas rozando sus hombros. Bajaba los peldaños con delicadeza, como si flotara. Un vestido de seda color champaña cubría su delgado cuerpo, ciñéndose a sus pronunciadas curvas. Arthur tuvo que codear a John para que cerrara la boca, aunque los hermanos mayores se encontraban igual al ver semejante belleza húngara.

—Señorita... —murmuró Smith cuando tomó la mano de la mujer para recibirla al finalizar el último escalón.— Señora Varjak, no es necesario que usted interfiera.

Una melodiosa risita salió entre sus labios escarlata.

—Claro que es necesario. No seas tonto, Lance —le sonrió, y luego dirigió su mirada hasta los Shelby.— Nunca permitiría que los famosos Peaky Blinders tuvieran que esperar.

Ella no dejaba de sonreír y John no podía dejar de verla. Sentía que la conocía pero no sabía de donde.

Los demás simplemente permanecían tensos. Tommy había reconocido su voz y no sabía a qué atenerse con la cálida fachada que mostraba la mujer.

—Así que por favor, adelante —sugirió ella.— Hablemos en el despacho de mi esposo con un verdadero Whisky en las manos.

—No creo que sea necesario, señora Varjak —se adelantó Tommy, cambiando sus planes.— Sólo veníamos para invitarlos a una cena.

Alzó una ceja. Eran demasiadas molestias por solo una cena.

—Tommy...—dijo Arthur en advertencia.

— Se trata de unir las bandas y conocer a nuestros aliados. Aberama Gold también asistirá.

La mujer mantenía su reserva ante las palabras del Shelby. Lo único que cambió su parecer fue un susurro de su subordinado en el oído. Sólo entonces volvió a sonreír y se acercó a ellos. Extendió su mano hasta Tommy, quien la recibió notando su delicada piel.

— Estaremos encantados de asistir.

Cuando se fueron, Tommy tuvo que aguantar las quejas de sus hermanos.

◇◆◇

Freya nunca hubiera imaginado que alguna vez en su vida pisaría Small Heath. Pero los acontecimientos se habían vuelto en su contra cuando fue invitada por Tommy Shelby y no tenía más opción si quería conservar la confianza que parecía tenerle.

𝐕𝐚𝐫𝐣𝐚𝐤 | John ShelbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora