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Pisar Birmingham nuevamente no había estado en sus planes, sin embargo una oportunidad se presentó en bandeja de plata y no era posible mirar a un lado

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Pisar Birmingham nuevamente no había estado en sus planes, sin embargo una oportunidad se presentó en bandeja de plata y no era posible mirar a un lado. Al escuchar las palabras de Joe pensó que debía tomar cartas en el asunto, sobre la pelea y el riesgo de una muerte. Era el momento perfecto para encontrarse con Changretta, aunque las posibilidades realmente fueran mínimas.

Sólo iba por Changretta. Sólo por él.

O al menos eso se repetía mentalmente. Ya estaba cansada de tener que demostrar que ella realmente podía ser un as bajo la manga. Si no la querían estaba bien, no iba a rogar, en cambio actuaría por su cuenta y lograría sus objetivos por sí misma.

Aunque mentiría si decía que no pensó en John, pues su nombre apareció en su mente como una alerta, aún cuando él no pareciera ser el objetivo actual de Changretta. Había sido un pensamiento fugaz, y así como apareció en su mente, se obligó a hacerlo desaparecer.

Entonces mandó a alguien para que averiguara la forma de ingresar sin problemas a la noche de boxeo, y lo demás estaría en sus propias manos.

—¿Crees que Changretta esté allí?

Se trataba de Lance, quien se había mantenido algo apartado de ella los últimos días. Freya lo asociaba a la presencia de Joe, con quien no se llevaba muy bien, especialmente porque se sentía muy irritado con la personalidad de su amigo.

Sin embargo, él no la miraba a los ojos. Quien siempre le dedicaba una breve sonrisa, aunque eso fuera en contra de su permanente semblante frío, ahora desviaba su mirada a los papeles sobre la mesa o se perdía en los verdes prados que podían vislumbrar a través de las ventanas.

Pero esa preocupación, esa melancolía, ella no la notó porque estaba empeñada en controlar los siguientes movimientos a la perfección.

—¿Y arriesgarse a que lo maten? —murmuró mientras escribía en unos documentos. Alzó la vista y se encontró que Lance le daba la espalda, con la mirada fija en el exterior.— No lo creo, pero si puedo hacer que aparezca. Dejaré que me vea y podrá dar su último respiro.

—Tú crees que será así de fácil —soltó con escepticismo, mirándola por un breve segundo. Parecía tan confiada por una posibilidad que podía llegar a ser irreal.— Pero Changretta ya ha sobrevivido a dos asaltos directos. No es seguro que sigas en esto, no sin el apoyo de los Peaky Blinders.

—¿Qué mierda te pasa de repente? —dijo soltando una risa amarga.— Primero estabas reacio a asociarnos con ellos y ahora los extrañas tanto que no quieres que vaya al evento sin su apoyo. Porque eso es lo que quieres, ¿no es así?

Freya lo miraba directamente aunque él no pudiera mantener la mirada más que unos segundos. Su mano derecha, su amigo, su familia. Eso era él, y ahora comenzaba a mostrarse inseguro de sus aspiraciones.

𝐕𝐚𝐫𝐣𝐚𝐤 | John ShelbyWhere stories live. Discover now