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De ser por ella ya habría emboscado a Changretta, pero por respetar la decisión de Lance esperó a las indicaciones del ya molesto Tommy Shelby

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De ser por ella ya habría emboscado a Changretta, pero por respetar la decisión de Lance esperó a las indicaciones del ya molesto Tommy Shelby. Por lo mismo se obligó a sonreír en la cena que ella misma había arreglado en consecuencia de su indiscreta boca, aunque ya estuviera cansada de Tommy y su autoridad.

Los recibió a todos alegremente, manteniendo elegancia a ojos de su abuela que también estaría presente. Esa noche llevaba un vestido que había sido cortesía de su querida amiga Sienna, una joven americana que había conocido gracias a su ex amante. Ella siempre estaba al corriente de la última moda y le enviaba continuos obsequios que no resentían su bolsillo pues era hija de un importante empresario y político de su país.

Freya se paseó por el salón repleto de gente con boinas inglesas y las pañoletas escarlatas metidas bajo la chaqueta. Dejaba que charlaran libremente mientras degustaban las exquisiteces que ofrecía el banquete, así ella podía evitar a John yendo de un lado a otro, fingiendo que estaba ocupada charlando con personas importantes.

Hasta que recibió la noticia de que la cena estaba lista y Lance comenzaba a separar a los Shelby para que se reunieran en el comedor.

De inmediato comenzó a sentirse nerviosa y se negaba rotundamente a aceptar que le importaba la reacción de los demás, aunque la razón de inventar a Frey había sido algo similar a eso. Se repitió mentalmente de que todo saldría bien y que el acuerdo con los Peaky Blinders se mantendría luego de decir la verdad. Que Tommy Shelby no cuestionaría sus habilidades y aceptaría su colaboración.

—Abuela —la llamó en un susurro, mientras la agarraba suavemente del codo para apartarla de unos hombres con los que charlaba.

—¿Qué sucede, querida? —preguntó extrañada. Había notado la extraña actitud en Freya y no podía evitar preocuparse.— ¿Está todo bien?

—Sí, está todo bien —respondió, aunque pareciera que intentaba convencerse a sí misma.— Necesito un favor.

—Cuéntame. Haré lo que pueda mientras no hagas ninguna tontería. Aún no me has contado todo lo que tramas con esos vándalos.

Freya ignoró como los llamó y simplemente se limitó a pedir su ayuda.

—Lo sabrás pronto, lo prometo —dijo apresurada. No mentía porque así sería exactamente.— Necesito que me cubras por un momento en el comedor. Tendremos una breve charla con los Shelby pero tengo que hacer una cosa antes.

—Está bien. Ve, niña, pero primero cálmate. Estás pálida.

Freya asintió y se marchó por el pasillo hasta las escaleras. Comenzó a subir apresurada, sintiendo la respiración pesada y el corazón saliéndose del pecho. Necesitaba armarse del valor que sabía que tenía, sólo tenía que prepararse mentalmente y así revelaría orgullosa que ella siempre había sido la cabeza de la operación.

𝐕𝐚𝐫𝐣𝐚𝐤 | John ShelbyWhere stories live. Discover now