(1) UN CHICO MUERTO ARRUINA MI DIA.

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Mi vida está llena de muerte, tristeza y traición, aunque no en ese orden.

Soy una semidiosa, o mestiza, como prefieras decirlo.

Si estás leyendo esto porque crees que podrías estar en la misma situación, mi consejo es éste: cierra el libro inmediatamente.

Créete la mentira que tu padre o
tu madre te contaran sobre tu nacimiento, e intenta llevar una vida normal.

Ser mestizo es peligroso. Asusta. La mayor parte del tiempo sólo sirve para
que te maten de manera horrible y dolorosa.

Si eres un niño normal, que está leyendo esto porque cree que es ficción, fantástico. Sigue leyendo. Te envidio por ser capaz de creer que nada de esto sucedió.

Pero si te reconoces en estas páginas —si sientes que algo se remueve en tu interior—, deja de leer al instante. Podrías ser uno de nosotros. Y en cuanto lo sepas, sólo es cuestión de tiempo que también ellos lo presientan, y entonces irán por ti.

No digas que no estás avisado.

Mi nombre es Annabeth Chase. Tengo doce años y mi vida es... diferente al promedio normal. He vivido en campamento por cinco años. El campamento mestizo, no es el típico campamento de verano que conoces. Déjame ver, ¿Acaso tu campamento de verano tiene una pared de lava? No lo creo.

Seguramente te estarás preguntando donde están mis padres, o por qué me dejan vivir en el campamento. La verdad es que a ellos no les importo, y el sentimiento por mi parte es mutuo.

Podrás decir que mi vida es un desastre, pero es lo mismo con cada mestizo, así que no debería quejarme.
Es difícil ser mitad mortal y mitad dios.

Probable olvide mencionar. Mi madre es Atenea. Sí, diosa griega de la guerra y estrategia que se enamoró de mi padre mortal y luego de un tiempo, poof, me presenté en la casa de mi progenitor
—al menos eso fue lo que me dijo. De todos modos, mi vida era muy aburrida, hasta hoy.

Hice la misma rutina de siempre. Me desperté, con mis hermanos; me sente en el muelle y leí un poco. Bueno, al menos traté, ya que tengo dislexia y THDA, es otro regalo que tenemos al ser mestizos.

Los semidioses tenemos dislexia porque nuestras mentes están programadas para entender Griego Antiguo, y THDA, para nuestros reflejos en batalla. En una pelea, es lo que nos mantiene vivos.

Después de mi fallida sesión de lectura, fui a hacer cualquier actividad en la que estuviera estacionada mi cabaña, y hoy tocaba pelea de espadas. No participe mucho debido a que no pude concentrarme en absoluto hoy.

Desarme a Malcom, mi hermano, con mi daga apuntando a su garganta en unos pocos segundos. Por lo general, luchar con espadas es mejor, pero preferí mi daga. Es especial.

El resto del día fue borroso, terminamos la lucha de espadas, pasamos a la siguiente actividad y antes de darme cuenta, me estaba preparando para ir a la cama. Antes de volver a mi cabaña decidí probar suerte, aunque ya sabía cómo iba a terminar.

Caminé a la Casa Grande, una casa realmente grande y brillante de cuatro pisos, en donde Chiron y el señor D. se quedaron y entraron. Aunque, desafortunadamente el señor D. seguía allí fuera.

Entrecerro los ojos y luego los frotó "¿Annabell? ¿Qué estás haciendo aquí?"

"En realidad, señor, como le he dicho muchas veces, es Annabeth."

"Y como yo te lo he dicho mil veces, no me importa, Annabell." Me miro de arriba a abajo, "¿Por qué estás aquí de todos modos?"

Me moví sobre mis pies. "Yo tenía la esperanza de hablar con Quiron sobre... mi misión."

El señor D. gimió. "¿Aún sigues hablando de eso? Veamos los hechos, desde que Luke es casi asesinado por ese Lagdog..."

"Ladon."

El señor D. me miró. "¿Quieres que te convierta en una fuente de uvas? porque no dudare en hacerlo."

¿Olvidé mencionar que el señor D. es Dionisio, el dios del vino y le encanta amenazarnos? creo que podría haberlo hecho. En fin, el señor D. persiguió a una ninfa que Zeus había declarado prohibida y su castigo ha sido trabajar en el campamento durante un siglo. Si soy honesta, es más un castigo para nosotros que para el.

"¿Señor D, en que esta pensando?"dijo una voz detrás del señor D, y el se volvió para mirar al invasor.

"¡Quiron! quería hablar contigo." El alivio inundó mi voz. No había visto a Quiron desde que el fué a buscar a un niño. Lo extrañé.

"¿Lo habitual, supongo?"

El señor D. hizo un gesto con la mano. "Estás perdiendo tu tiempo, Quiron, le has dicho mil millones de veces que su momento llegará cuando alguien nuevo llegue al campamento, es por eso que se junta con cada niño nuevo que llega."

El calor subió a mi cara. "¡Al menos quiero hacer algo! todo lo que hace usted es tomar coca-cola ligth y jugar al pinacle!"

Lo se, lo se. No debería haber insultado al señor D.  y ahora voy a convertirme en un frutero, una buena adición para decorar la Casa Grande. Aunque si somos honestos, tengo razón. Apenas hace nada por nuestro campamento. Lo mínimo que podía hacer, era aprender nuestros nombres. Correctamente.

El señor D, se puso de pie pero Quiron lo detuvo. "Annabeth, hemos tenido esta conversación demasiadas veces para contarlas. Sabes lo que voy a decir, y creo que sería mejor que dejaras de preguntar."

Empecé a protestar, pero luego escuche algo.

"Alguien está afuera."

Abrí la puerta y corrí bajo la lluvia con Quiron pisandome los talones.

A pocos metros de distancia había un satiro gracioso tirado en la hierba, y tirado en el porche, había un niño, más o menos de la misma edad que yo. Tenía el pelo negro y desordenado, con sangre y suciedad en la cara.

No pude evitarlo, solté: "Él es el indicado. Él debe ser."

"Silencio, Annabeth," dijo Quiron. "Todavía esta conciente. Tráelo adentro."

Tus votos y comentrios son mas que agradecidos. En caso de que deba dejar notas, lo haré en la seccion de comentarios para no interrumpir la lectura. ¡Gracias!

Annabeth Chase y el Ladrón del RayoWhere stories live. Discover now