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Kakashi

Gaara me ve con el ceño fruncido. No se mueve, pero se que está evaluando toda la situación.

—Te lo repito. ¿Para que buscas a mi novio?

—Para seguir cojiendomelo —me contesta haciendo que mi sangre hierva.

—Querras decir para seguir violandolo.

Gaara frunce aún más el ceño mientras la arena invade la habitación. Tengo mi mano derecha perfectamente posicionada para hacer un chidori si a este imbécil se le ocurre hacer algo.

—Naruto se vino bastante mientras me tenía dentro. Él no dejaba de pedirme que se la metiera. ¿De verdad crees que eso es una violación?

Me levanto de la cama y le plantó un puñetazo en el rostro. La furia me está invadiendo, este imbécil violó a Naruto y todavía tiene el valor para decir que él lo disfruto.

Mi puño comienza a mancharse de rojo, por más que Gaara intenta defenderse no puede. Cuando el empieza a toser sangre y su arena desaparece sé que debo detenerme, pero no puedo.

Le propinó dos puñetazos más en el rostro y tres en el estómago.

“Detente, Naruto te pidió que no lo mataras” me digo a mi mismo para controlarme.

Me apartó de Gaara y lo fulminó con la mirada.

—Si te vuelves a acercar a Naruto date por muerto —le digo antes de salir de la habitación.

Salgo del departamento y me dirijo a la farmacia, cuando deje a Naruto en mi casa se veía muy lastimado.

Entro a la primera farmacia que encuentro en mi camino y compro varias pomadas al igual que algunas pastillas para el dolor.

No puedo quitar de mi mente el recuerdo de como encontré a Naruto. Yo solo fui a su departamento con la intención de que cenariamos juntos. ¿Qué más le habría hecho Gaara si yo no llegaba?

Cuando entré a su departamento él estaba atado de pies y manos. El consolador que estaba dentro suyo estaba muy mal metido, y se notaba que Gaara ni siquiera lo dilató bien. Naruto estaba llorando cuando lo encontré, inclusive seguía llorando cuando lo dejé en mi casa.

Debo apurarme, debo de ir con Naruto y mimarlo lo más que pueda. No quiero que él siga llorando. No quiero que nada apague su sonrisa.

Llegó a mi casa, abro la puerta y entró lentamente a la sala. Naruto está recostado en el sillón, por su respiración asumo que está dormido.

Me acerco a él y veo su cabello. Está mojado, sé a bañado tal y como le dije. La sábana que tiene Naruto está caída, asi que tomo el borde y la agarró para taparlo correctamente, pero él despierta.

—Solo te iba a tapar para que no te refries —digo cuando veo que huye de mi.

Naruto está hecho un ovillo y algunas lágrimas comienzan a salir de sus ojos.

—¿Te duele algo? ¿Llamo a Tsunade?

Naruto niega y comienza a llorar. Me inclino hasta quedar a su altura y lo miro a los ojos. Él desvía la mirada y hace que mi corazón se sienta pesado.

—Naru, ya estás aquí. Te prometo que no dejaré que ese imbécil te vuelva a tocar.

Comienzo a limpiar sus lágrimas y él parece hacer un esfuerzo por no apartarse de mi.

—Hare la cena, puedes tomar los medicamentos que traje y si necesitas algo más no dudes en pedírmelo —digo para darle su espacio. Pero él me toma de la camiseta y me obliga a quedarme quieto.

Seras MioWhere stories live. Discover now