Capítulo 23

8.2K 387 152
                                    

Estoy nerviosa.

Estoy aterrada, asustada, ansiosa... Todo al mismo tiempo.

Acomodo las mangas de mi vestido para que caigan sueltas por debajo de mis hombros, para así hacer un poco de tiempo.

Tomo una inspiración profunda y, entonces, levanto la mano y mis nudillos golpean la madera de la puerta.

Uno, dos, tres golpes y espero.

Cambio el peso de mi cuerpo de un pie a otro constantemente pensando en lo que podría decirle a Blake en cuanto abra la puerta de su apartamento, pero nada viene a mí. No sé ni qué carajos voy a decirle o por qué vine en primer lugar; solo fue uno de mis muchos impulsos a los que le hago caso, lo que me trajo hasta aquí.

«Debería irme». Pienso y por un momento la idea no me parece tan descabellada.

Quizás no escuchó que alguien haya llamado a la puerta. Quizás todavía estoy a tiempo de arrepentirme e irme...

Con ese pensamiento en mente giro lentamente sobre mis talones lista para marcharme.

Igual no sabía qué rayos iba a decirle apenas lo viera...

Entonces la puerta se abre.

—¿Vas a algún lado?

Me detengo en seco al oír su voz.

Escuchar a Blake —después de tanto tiempo sin vernos— causa muchísimas emociones y sensaciones que estallan juntas en mi interior; nerviosismo, adrenalina, felicidad... Todo junto detona en mi sistema y solo quiero hacer dos cosas en el momento que giro sobre mis talones para encararlo: lanzarme a sus brazos y besarlo.

No me había dado cuenta de cuánto lo extrañaba hasta que lo veo aquí, de pie frente a mí, con un hombro apoyado sobre la madera de la puerta, los brazos cruzados sobre el pecho y una media sonrisa sobre sus labios. Y el darme cuenta de esto —que en realidad lo extrañé— envía una alarma a mi cabeza que advierte lo peligroso que es.

No puedo decir nada en cuanto nos miramos a los ojos. Es como si las palabras se quedaran atoradas en mi garganta rehusándose a salir.

Sonrío, porque no sé qué otra cosa hacer.

Blake corresponde de la misma manera y las ganas que tengo de besarlo, de volver a sentir la suavidad de sus labios contra los míos, se intensifica. Las ganas que tengo de sentir el calor de sus brazos rodeándome, tampoco se hacen esperar.

—Te ves hermosa —murmura de pronto, al cabo de un rato de silencio y todas mis defensas caen juntas al escucharlo.

Una sonrisa boba tira de la comisura de mis labios.

—Gracias...

—Te gustan los vestidos —dice, señalando mi vestimenta, además lo menciona porque la mayoría de veces visto así.

—Por supuesto que me gustan —respondo—; los vestidos, las faldas. Me gusta usarlos porque me siento bonita así.

—Te ves bonita así —corrige.

Mierda.

En serio tengo unas insoportables ganas de lanzarme a besarlo, porque no se me ocurre qué más hacer por lo que acaba de decir. Un simple "gracias" no es suficiente.

Sin darme tiempo de decir —hacer— algo, Blake hace una seña con la cabeza, indicando que entre a su apartamento. Así lo hago. Sin pensarlo tanto hago mi camino al interior de la estancia, en cuanto él se hace a un lado para que yo pueda pasar.

Tocando lo prohibido ©Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora