Capítulo 19

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No sé cuánto tiempo nos quedamos en absoluto silencio, que lo único que podemos escuchar es el sonido de los fuegos artificiales aún en el cielo, pero se siente como horas desde que llegamos a aquí.

Puedo sentir el pecho fuerte y firme de Blake contra mi espalda, el calor de su cuerpo me es tan reconfortante y acogedor, que tengo las imperiosas ganas de girarme sobre mi eje y hundirme entre en sus brazos. Pero, por alguna razón, reprimo ese impulso alocado y me limito a sentir sus brazos rodearme por la cintura. Me limito a sentir cómo su calor corporal me reconforta, mientras continúo viendo los colores que iluminan los fuegos artificiales en el cielo nocturno.

-¿Sabes? -pronuncia, de pronto, con la voz enronquecida. Casi puedo percibir la sonrisa en su voz. Sin esperar mi respuesta, continúa-: Siempre quise ver estos fuegos artificiales con alguien.

Mi corazón da un tropiezo al escucharlo, pero trato de mantenerme serena y en control de mí misma mientras sigo escuchándolo.

-Era como algún tipo de sueño o fantasía que quería cumplir.

-La has cumplido -decido.

-Y me alegra que haya sido contigo -concluye.

Mi corazón acaba de saltarse un latido; mi pulso comienza a acelerarse y algo cálido acaba de instalarse en mi pecho; es algún tipo de emoción, que me hace querer sonreír como boba. Y, de todas maneras, no puedo evitar que las comisuras de mis labios se estiren hasta formar una sonrisa que por suerte él no puede ver.

Pero en el momento que siento sus manos ahora posarse sobre mis hombros y que me gira con lentitud sobre mi sitio, me obligo a borrar mi tonta sonrisa para que no se dé cuenta del efecto que causa en mí, en el momento que lo encare.

-No te lo había dicho en toda la noche, pero... -dice, cuando estoy frente a él-, luces hermosa, Eileen.

Una emoción cálida me llena el pecho al escucharlo.

-Blake...

-Lo sigo en serio. Tú, en este vestido, con ese cabello y esos lindos ojos marrones, pareces una diosa -sonríe, sus mejillas se tiñen de un rojo ligero y su mirada chispea con una emoción intensa. Entonces, mirándome directo a los ojos, dice-: Eres tan hermosa que me gustaría retratarte, Eileen Crawford. Como una obra de arte.

No sé qué decir. No sé qué responder a ello. Un simple gracias no se siente suficiente para hacerle ver cuán hondo ha calado en mí con sus palabras; un gracias no es suficiente para que vea cuán especial me ha hecho sentir, con lo que acaba de decir.

En un acto que creo involuntario, mi mano escala hasta llegar a su mandíbula y allí comienzo a trazar caricias pequeñas y dulces sobre su piel, sin apartar mis ojos de los suyos.

Estoy sintiendo tantas cosas juntas que no puedo ponerle un nombre a ellas. No puedo ponerles un orden. No puedo detenerlas...

Blake me despierta tantas cosas físicamente y comienzo a asustarme porque no sólo despierta mis más recónditas fantasías eróticas. Él, con esos ojos hermosos, su mirada que parece gritar millones de cosas y su sonrisa encantadora, empieza a despertar emociones en mí. Y es algo que me aterra.

Porque en lo que sea que tenemos nosotros no quiero involucrar sentimientos. Siempre que lo hago de alguna u otra forma salgo herida.

Nos quedamos unos instantes más en silencio mientras el estruendo en el cielo se escucha a mis espaldas e ilumina el rostro del chico frente a mí.

De pronto, el semblante de Blake cambia. Parece estar sopesando la posibilidad de algo; luce dudoso, confundido y pensativo. Eso despierta la pequeña llama de curiosidad en mi interior. Además de que ya no está mirándome a los ojos, ha desviado la mirada a un punto de mi rostro que tampoco son mis labios.

Tocando lo prohibido ©Where stories live. Discover now