Portaba elegantemente un costoso traje echo a la medida, este perteneciente a la línea de ropa de su esposa, y unos increíbles zapatos de vestir.
Su auto, por "cliché" que parezca, era un BMW. Auto regalo por su cumpleaños del año ante pasado.
Solo habia tomado cualquiera de las llaves colgadas en la pared interior de la cochera, presionando el botón del seguro para que las lucez del auto se iluminaran.

Durante el camino, el cual fue increíblemente corto, decidió llamar a su viejo amigo de carrera; el cual, actualmente, era el director de la universidad.

Kim Sunghoon, su ex compañero, le esperaba con una sonrisa frente a la puerta principal.

- Park Saeran, es un gusto volver a verte, ¿cómo va el negocio y la familia?.-saludó amistoso, atrayendole consigo en un abrazo y un apretón de manos.

Ambos caminaron despacio entre las instalaciones, apreciando lo cambiada, moderna y recien remodelada que se encontrava todo el lugar.
Alguna vez ellos mismos corrieron por aquellos pasillos, cargando mochilas y trabajos excesivos, sin omitir las caracteristicas sudaderas con el logo universitarios que en ese entonces todos usaban.

Fueron buenos tiempos.

-Ah Sunghoon, si yo te contara.- respondió nostalgico, observando los trofeos estudiantiles.

-Tengo tiempo, ¿un café en mi oficina?- ofreció gustoso, observando su reloj de muñeca.

El señor Park aceptó, siguiendo desde atrás al gran Alfa en el que su amigo se convirtió.
Sabia que estaba casado y tenia 2 hijas, ambas omegas, pero no se habian frecuentado durante un largo tiempo.
Habia mucho que platicar, pero poco tiempo para tanto.

La oficina de Sunghoon era amplia y sofisticada, sibre todo por los costosos muebles de caoba que adornaban por ahí.

Tomó asiento en el sofá frente al escritorio, apreciando tranquilamente la bonita vista que ofrecian las amplias ventanas.

-Debo admitir, "Señor Park", que me impresionó mucho tu llamada.- confesó el director, dando un sorbo a su taza de café y poniendose cómodo en el sofá de enfrente.

-Estoy buscando un alumno que estudia aquí. Su nombre es Min Yoongi y es estudiante en la carrera de música. ¿Podrias llevarme con él? El campus cambió demaciado y temo que podria perderme.- río apenado.

-¿Min Yoongi?.- pensó el nombre en voz alta.- ¡Ah, el pianista estrella!

Aquello tomó por sorpresa al señor Park. Sabia que Yoongi estudiaba música, pero no que este mismo fuese reconocido.

-¿Pianista?

-¡Si! Ese chico es el mejor, incluso esta en un puesto alto para conseguir la beca de excelencia. Le gusta mucho participar en los festivales escolares y a ambientado las reuniones privadas de maestros con sus bonitas melodias.

Aquello le hizo sonreir comprensivamente.
Dudó un poco de si Yoongi era bueno para su Jiminie, pero ahora sabia que estaba equivocado.
Yoongi era más que bueno, era perfecto.
Protector, sensible, talentoso, amoroso e inclusive guapo. ¿Qué mas podía pedir para su hijo?

-¿Tienes algún problema con él?- preguntó confundido Sunghoon ante el repentino silencio de su invitado.

El señor Park negó con la cabeza, dejando amablemente la taza de café en la mesita y revisando instintivamente la hora.
Faltaban 35 minutos para que sonara la campana de la última clase, si mal no recuerda.

-No, es que es el novio de mi hijo y justo ahora está... pues, tu sabes. Celo.

Sunghoon abrió la boca sorprendido, para luego cerrarla y asentir comprendivamente.
Sin embargo las dudas comenzaron a inundarle, temiendo sonar muy idiota ante la pregunta que su mente comenzaba a formular.

El Rarito De Los ParkWhere stories live. Discover now