¿Señor Park?

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El señor Park corría de un lado a otro por la amplia sala de su casa, su esposa estaba tras de él intentando calmarle los nervios y la desesperación.
Hace algunas horas se enteró del estado en celo de su hijo, y también de la noche que pasó con un alfa.
No sabia como sentirse exactamente, después de todo es lo que quería ¿no?

Su hijo pasó mucho tiempo solo, aislado y sufriendo en silencio; que de la noche a la mañana comenzase a ser mas sociable, sonreir mas y tener amigos fue como un milagro.

Un milagro llamado Min Yoongi.

Por eso no sabia si reprenderle o felicitarle.
Sabia que algo como eso llegaria a pasar en algún momento, pero no contaba con que pasaria tan pronto.

-¿Puedes dejar de dar vueltas? Me estas mareando cielo.

La señora Park prefirió sentarse, dejando que su esposo se hundiera el solito en la desesperación.
Justo hoy se habia puesto sus zapatos favoritos de tacón alto y no pensaba estar caminando de allá para acá, persiguiendo a su esposo, solo porque no aceptaba que su pequeño ya no era virgen.

-¡Nuestro Jiminie ya no es un niño! ¿Cómo esperas que me calme?- gritó desesperado, alzando sus manos con nerviosismo y revisando constantemente la ventana de enfrente.

-¿Jimin si le envió un mensaje a Yoongi?- preguntó nervioso, tomando por fin asiento al lado de su esposa.

-Te dije, desde hace un rato, que Yoongi estaba en clase y llegaria hasta la 1 p.m. Deja de sobrepasarte y respira.

El señor Park acató la orden de su esposa, pero no duró mucho su calma cuando escuchó los quejidos provenientes de las escaleras.
Jimin bajaba dificilmente por las escaleras, sosteniendo fuertemente su vientre y sudando con notoriedad.
La duración del supresor habia terminado y su lobo pedía a gritos la presencia del Alfa, por lo que prácticamente le obligó a bajar y esperarle en la sala.

Su madre apareció preocupada frente a su campo visual, atrayendolo consigo en sus brazos y acercandole hasta el sillón individual, justo con vista a la puerta principal.
Hace mucho que no lidiaba con su hijo en celo, por lo que estaba algo nerviosa.

-Q-quiero a mi alfa~ - gimoteó desespersdo, acurrucandose y cubriendose con la manta que arrastró desde su cama.
Yoongi habia marcado con su aroma algunas mantas y ropa para que no se sintiera tan solo, por lo que se cubrió y ocultó tras la manta con aroma a café y menta.

Su madre fue muy comprensiva, dandole un té para calmarle y supresores diferentes.
No habia querido darle a Jimin los supresores normales, específicamente para adultos, por la sencilla razón de que el pequeño omega no se encontraba con una salud mental sana.
Si le daba aquellos supresores fuertes, podria generarle confusión e adicción a estos.

Pero ahora estaba bien, así que... ¿por qué no?

-Toma mi pequeño, bébete esto. Iré a buscar a Yoongi.- su padre le tendió la bandeja con supresores, sus hamburguesas favoritas y la taza de té.

-No lo lastimes papá, él me gusta mucho.- suplicó en voz baja, recargandose lentamente en los mullidos cojines del sofá.

Tenia ganas de armar una de sus fortalezas de cuando era pequeño, aquellas en donde se escondia para sentirse a salvo y deboraba libros y libros en una sola tarde.

El señor Park asintió comprensivo, dandole una caricia amistosa en el cabello  y abandonando su casa.

Ahora su objetivo era traer a Yoongi.

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Cuando el Señor Park llegó a la universidad en la que planeaba que su hijo ingresase, no habia tomado en cuenta la ropa que llevaba puesta ni mucho menos el auto que trajo.

El Rarito De Los ParkTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon