Aristóteles

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La mente de Yamaguchi se encontraba nublada, desde hacía ya dos horas estaba intentando estudiar para su examen de cálculo diferencial pero estaba teniendo problemas con algunas fórmulas de las derivadas. Si mal no recordaba Tsukishima le había explicado una forma para resolver esas ecuaciones, pero no la recordaba. Quizá podría llamarlo para pedirle algo de ayuda.... Ah, cierto.

Había olvidado por un momento el motivo por el cual no podía concentrarse, ya llevaba cuatro días sin hablar con Kei y no tenía intenciones de buscarlo.

¿En qué momento el más alto había pensado que era una buena idea enamorarse precisamente de él?

💫

La situación de la pequeña manager no parecía querer mejorar, podía decir con certeza que el único momento que no era medianamente agobiante era el periodo de clases, eran los únicos momentos en los que su cabeza no estaba al borde del colapso ya que solo se dedicaba a tomar apuntes en sus adorables libretas. La rutina de tener al pecoso a su lado no había desaparecido, sus almuerzos serían muy divertidos al lado del mismo si no sintiera sobre su ser las rencorosas miradas que recibía de Kei a sus espaldas, estás definitivamente no querían disminuir ni un poco.

Sentía la aplastante necesidad de dormir más de la cuenta para compensar el desgaste mental que sentía, sin embargo no podía hacerlo durante sus clases, en la tarde tenía las actividades del club y en su casa... No era realmente posible descansar.

Poco a poco unas ligeras bolsas se formaron bajo sus ojos, no eran visibles si no ponías atención a su rostro pero ese día en particular su cansancio era más notorio que nunca, Tadashi no dudó en hacerlo saber en cuanto la vio, de una forma no muy condescendiente.

Luces horrible Yachi-chan.

Buenos días a ti también Tadashi— respondió en voz baja. No tenía energías para lidiar con él desde tan temprano. Y si, para ella era temprano aunque fuera casi mediodía. En sus manos traía su bento, un par de bolígrafos y su cuaderno de matemáticas, en una semana tendrían un examen muy importante y como siempre, no se sentía preparada —Oye, ayúdame a estudiar, la estoy pasando fatal con los casos de factorización— el de oscura cabellera fingió pensarlo un momento antes de responder con una sonrisa.

Esta bien ¿Vamos a la biblioteca?

Seguro, es la mejor opción— Sin embargo nada más llegar fue obvio que a ese lugar no le cabía un alma más, antes de que la rubia tuviera un colapso mental por no conseguir un par de asientos en dicho salón, Yamaguchi la tomó del brazo y la llevó a rastras hasta la azotea. Allí había algunos grupos de amigos tomando sus respectivos almuerzos, charlando animadamente o jugando cartas entre risas. Si bien no era tan tranquilo como la biblioteca era más que suficiente para estudiar en paz.

Estaban sentados uno al lado del otro, mientras comían el de cabello oscuro le explicaba uno a uno los casos de factorización y en conjunto hacían los ejercicios del libro para practicar, cuando iban en el cuarto caso: diferencia de cuadrados, sonó la campana para entrar a clases. Mientras Tadashi recogía sus cosas sintió un peso en su hombro izquierdo, el cansancio le había ganado a Hitoka por primera vez en preparatoria, sus ojeras se notaban más ahora que su rostro estaba tan cerca del pecoso, por eso notó que en realidad se había maquillado para ocultarlas.

Se debatió un momento si era buena idea despertarla, pero al final la dejó descansar mientras veía las nubes pasar, había estado tan hostigado en su cabeza y con los entrenamientos que estar en esa situación le generó una paz que se sentía casi infinita, o eso creía hasta que la puerta de la azotea se abrió.

Todas las formas del amorWhere stories live. Discover now