George Berkeley

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Gracias a las constantes derrotas que sufrían los cuervos Yachi se había dedicado a llevar una tabla de puntajes muy detallada, resaltando cada una de las debilidades del equipo y con ayuda de Kiyoko habían logrado identificar la forma de contrarrestar esas fallas.

Lastimosamente la teoría y la práctica son muy diferentes, durante su tercer día de campamento habían vuelto a perder una gran parte de sus partidos. Aún así la manager se sorprendía al ver que nadie se desanimaba, bajaba la guardia o se permitía frustrarse más de la cuenta.

Incluso se había sorprendido a sí misma observando constantemente a Tadashi, se había fijado en su seriedad y la forma en la que seguía practicando sin descanso, era sorprendente la determinación que desprendía, llegaba a ser sobrecogedor a sus ojos. Sentía que estaba observando algo realmente único.

Cada día había sido realmente agotador, pero no dejaban de ser días interesantes y divertidos. Adoraba estar haciendo amigas gracias al campamento, por más que trabajara constantemente durante sus vacaciones de verano estaba sumamente agradecida de estar donde estaba.

Ya era muy tarde esa noche, por eso Shimizu le pidió que fuera a los gimnasios para llamar a aquellos que estaban haciendo entrenamientos extra, luego de cumplir su labor en su camino de regreso notó algo interesante.

A la salida del comedor había encontrado a un chico hecho ovillo, sentado en el suelo y jugando Animal Crossing como si su vida dependiera de ello. Kozume estaba tan acostumbrado a que su cabello cubriera toda su vista periférica, que no notó a la pequeña rubia tras él, sin embargo no se sorprendió cuando sintió una mano tocando su hombro izquierdo.

Kozume-san ¿No vas a cenar?— recibió una mirada de total molestia, sin embargo no tenía nada que ver con la interrupción a su juego.

Kuroo te dijo que podías llamarme por mi nombre ¿Por qué sigues usando honoríficos?

Ah, lo siento. Lo había olvidado— el recuerdo de esa conversación no tardó en llegar a su cabeza— Kenma ¿no piensas ir a cenar?

Estoy esperándo— dijo mientras volvía su vista a la pantalla.

¿A Kuroo-san? Ya veo —no recibió respuesta alguna, sin embargo no se sentía incómoda— ¿Te molesta si te hago compañía?

No me molesta, pero no soy bueno conversando.— respondió con indiferencia.

Esta bien—la rubia se sentó en el suelo junto a él, sacando su propia consola e iniciando sesión— También me gusta ese juego

Ah...Es divertido— Al inicio Kenma la ignoró por completo, sin embargo al ver un patrón en la ropa del  avatar de la chica sus ojos brillaron—Me gusta ese diseño— era un gatito pelirrojo de ojos chocolate que le recordaba ligeramente a su hiperactivo compañero de curso.
¿Puedo entrar en tu isla? Me gustaría ver cómo es— Kozume estabas tan fascinado con la creatividad de su, ahora, compañera de juego que no dudo en preguntar.

Seguro, este es el código—Tras compartirlo ambos se quedaron en completo silencio explorando la isla de la menor, por eso mismo fue curioso para Hitoka recibir un mensaje instantáneo a través del juego luego de un rato.

¿Puedo pedirte un consejo?

No sé si pueda ser de ayuda, pero adelante

Yo... tengo un regalo para Kuroo, pero...—No escribió más, podía sentir como se el setter intentaba encogerse en su lugar.

¿Esta todo bien? ¿Acaso... discutieron?

Todas las formas del amorWhere stories live. Discover now