Capitulo 42

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- ¿Pasa algo? - pregunté recargándome en el lavamanos, mirando a Kaede parada a mi lado con sus brazos cruzados sobre el pecho a través del espejo.

- No se, dime lo tú – contestó cortante, provocando que girara para verla mientras me recargaba en el mismo, secando mis manos con un pañuelo que saque del bolsillo.

- Eres tu la que vino aquí, además es obvio que no será nada bueno – suspiré – sea lo que sea, ¿Podemos hablarle en otro momento, calmadas? Estoy realmente cansada – tiré el pañuelo dirigiéndome a la entrada cuando un pequeño jalón me detuvo.

- No te hagas la estúpida, se que intentas robarme a Yu – parpadee un par de veces confusa – siempre vas por ahí, sonriendo y ayudando a todos, solo para que te hagan caso y poder tener más chicos en tu lista – me soltó bruscamente, mientras yo procesaba todo.

¿Me tenía celos? ¿En serió? Solamente soy su amiga. Además ya perdí a las personas que amo, es obvio que meterte con tus amigos no es una buena opción.

- Mira, no se que es lo que pienses Kaede – me incorpore para afrontarla cordialmente – pero entre Nishinoya y yo solo hay una buena amistad, ya estoy enamorada de otra persona y no me pienso volver a meter con un amigo cercano ¿De acuerdo? Hagamos que esta conversación nunca tuvo lugar, por el bien de ambas.

- Quiero que te alejes de él – exigió antes de que pudiera girarme, provocando que la mirara seriamente.

- No – vi como su ceño se fruncía y sus labios se arqueaban para formar una objeción, la cual nunca deje llegar – no eres nada de él y la única persona que me puede pedir que me aleje será el mismo Nishinoya Yu.

- Aun no soy nada de él – rodé los ojos ante su absurda corrección, no creo que a Noya le guste una vez conozca su verdadera personalidad – y si no lo haces te arrepentirás – arquee una ceja.

- ¿Me estas amenazando? - me cruce de brazos.

- Más bien – me miro de arriba a bajo con una sonrisa falsa – advirtiendo.

- Sabes que si Yu se entera de todo esto no te querrá cerca ¿Cierto? - la mire retadora, escuchando como el nombrado pasaba por el pasillo gritando el nombre de la chica – hablando del rey de roma – me gire para ir hacía la puerta, esta vez sin ser detenida o eso pensé hasta que oí un ruido provocando que girara para ver a la joven sosteniendo su mejilla, la cual comenzaba a tornarse de un fuerte rosa.

- ¿Qué te pasa? ¿Estas loca? - le grité sorprendida, quién en su sano juicio se golpearía a si misma.

- ¿Leila? - escuche la voz del varón mientras tocaba la puerta, viendo como Kaede hacía una sonrisa maliciosa para dirigirse corriendo a la misma. - ¿Kaede-san? ¿Estas bien? - preguntó preocupado mientras la chica lloraba en su pecho, esto no puede ser verdad.

¿En qué clase de novela barata me he metido? Ni las telenovelas que ve Tooru son así.

- Yu – lloró contra su pecho mientras murmuraba cosas que no lograba entender, siendo abrazada por el mayor, mientras este me miraba confuso.

- Noya, no se que te haya dicho, pero es mentira – intenté acercarme pero se alejo con la chica temblando, provocando que parara en seco y le intentara explicar los sucedido – esta completamente demente.

- ¿Enserio? ¿No podías inventarte algo mejor? - me miró seriamente, provocando que cerrara los ojos con fuerza, no me creía. - Vamos a la enfermería Kaede – se llevó a la chica sin tan si quiera mirarme, mientras yo me quedaba ahí, parada como estúpida.

La vida no me podía odiar tanto.

El resto de las horas no asistí a clase, preferí quedarme sentada en el lavamanos con la espalda apoyada en el muro, replanteandome mi existencia. ¿Por qué tenía tanta mala suerte en la vida? ¿Quizás había acumulado demasiado karma malo en otra vida?

¿Había sido una genocida? ¿Dios me odiaba por ser atea? ¿Alguien le había hecho brujería?

Lo que estaba claro, era que no podía tener esta suerte.

Una vez sonó la campana para dar inició a los clubes, me levanté para lavar de nuevo mi cara y dirigirme a mi clase. Lamentablemente tenía que recuperar mi bolso. Y tras eso me iría a casa, necesitaba que este día pasara rápido, quizás solo era una pesadilla.

Al entrar notó como el chico la miró durante unos segundos para luego seguir ayudando a la chica a recoger sus cosas. Sería un año muy largo.

Recogió sus cosas en completo silenció, lo más rápido posible para dirigirse a la entrada, cuando su tutora entró mirándola fijamente.

- Oikawa-san – sonrió dulcemente – al fin te encuentro, el director quiere verte urgentemente ¿Me acompañas?

- Claro – murmure notando dos pesadas miradas en mí, esto no me pintaba bien.

***

A continuación os dejo el avance de la futura historia Kuroken, espero que os guste. Aun no esta realizada dado que lo estamos hablando mi compañera y yo. Pero ese fragmento pertenece a lo poco que tenemos planeado hasta ahora e iría por la mitad, mas o menos.

Sin más os dejo con él, espero que me contéis que os parece:

Haru.

Lentamente comenzó a recoger todos los recuerdos de esa vacía habitación. ¿Cuánto tiempo había pasado en ella? Pensando lo reconfortante que era, y ahora, no traía más que recuerdos de un pasado no tan lejano.

Jamás debió permitir que se alejara, si tan solo lo hubiera sabido. Quizás ahora, esa habitación, no estaría tan solitaria.

Sin poder contener sus pensamientos decidió sentarse en la mullida cama, aun tenía su aroma. Aun que este era más tenue que antes.

- ¿Estas bien? - sintió como una suave mano acariciaba su hombro, provocando que girara su cabeza hacía el costado.

- Lo estaré – sus labios se curvaron en una mueca que intentaba asemejarse a una sonrisa.

- Lo estaremos – la mujer se abrazo al chico mientras pequeñas lagrimas recorrían sus mejillas pálidas. Echaba de menos verla sonreír como si nada pasara, esperándolo para comer todos juntos, como si el fuera parte de esta familia.

Realmente, sentía que lo era.



"La diosa del Voley" (Haikyuu Y Tú)Where stories live. Discover now