Capítulo 10.

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Cuando comenzaron las vacaciones, ___ y Percy tuvieron mucho tiempo para estar juntos. Podían pasar horas hablando de su vida contando historias que posiblemente ya habían contado en algún momento de sus anteriores años de relación, sin tener la preocupación de las clases. Se quedaban comiendo todo lo que podían pinchar en un tenedor de tostar (pan, buñuelos, melcochas) y planeaban su futuro ideal, horas soñando despiertos.

En la víspera de Navidad, __ se fue a la cama, deseosa de que llegara el día, pensando en toda la diversión y comida que le aguardaban, pero sin esperar ningún regalo. Cuando al día siguiente se despertó temprano, lo primero que vio fue unos cuantos paquetes a los pies de su cama.

-¡Feliz Navidad! -lo saludó Percy con una gran sonrisa.

- ¿Qué haces aquí?- La joven se inclinó para juntar sus labios con los del pelirrojo.

- Le he tenido que rogar a la profesora McGonagall para entrar a tu habitación y abrir juntos los regalos.

- ¿Regalo?

-¿Qué esperabas, nabos? -dijo Percy con una sonrisa burlona, volviéndose hacia sus propios paquetes.

___ cogió el paquete que estaba más arriba. Estaba envuelto en papel de embalar y tenía escrito: «Para __ de Hagrid». Contenía un ramo de flores marchitadas, lo cual hizo sonreír a la joven, el mismo Hagrid le había enseñado como revivir a una flor.

El segundo contenía una nota, Percy se puso tenso y __ pudo notar que aquel regalo era de su parte. ___ revisó bajo su cama y le tendió el paquete que había estado guardando para Percy.

Ambos abrieron los regalos con delicadeza, __ le había regalado un álbum de fotos con pequeñas anotaciones de lo que habían hecho en las respectivas fotos, por la otra parte, Percy le había regalado un colgante con sus iniciales. __, abrió la pequeña carta, y la leyó en su mente, mientras una sonrisa embobada se formaba en su rostro.

- También te amo.

-Creo que sé de quién es ése -dijo Percy, algo rojo y señalando un paquete deforme-. Mi madre. Le dije que creías que nadie te regalaría nada y... oh, no - gruñó-, te ha hecho un suéter Weasley.

___ sonrió ampliamente, abrió el paquete y encontró un suéter tejido a mano, grueso y color negro carbón, y una gran caja de pastel de chocolate casero.

- El mío lo hizo blanco este año.

- Siempre quise un suéter Weasley.

- Lo sé.

Ambos soltaron una carcajada. El siguiente regalo bien sabía lo que contenía, y casualmente, ___ le había regalado el mismo paquete para hacer bromas a los gemelos.

Le quedaba el último. ___ lo cogió y notó que era muy ligero. Lo desenvolvió. Traía una pequeña nota.

Son los anillos que tu madre y yo usamos como símbolo de amor en nuestra adolescencia, son tuyos ahora, puedes darle a Weasley el otro.

Te desea una feliz navidad, Tu padre.


- ¿Estas bien?

- Es de papá. Son anillos.

Percy se estiró para quitarle la nota de la mano a __, la leyó rápidamente.

- No tienes que darme nada.

- Nos besamos bajo un muérdago, estaremos juntos eternamente según tu leyenda, así que quiero darte este anillo, Percy Weasley, ¿aceptas está ofrenda de amor y ser mi pareja por la eternidad?

Ambos jóvenes estallaron en risas para luego colocarse los respectivos anillos, los cuales se ajustaron a sus dedos a la perfección. Sintieron tocar la puerta, Percy abrió y se encontró con los gemelos tras de ella.

- Vamos con Ron.

Los 4 jóvenes se apresuraron por salir, __ se puso el suéter como lo habían hecho los gemelos, los cuales abrieron la puerta de la habitación de Ron sin dar aviso.

-¡Feliz Navidad!

-¡Eh, mira! ¡A Harry también le han regalado un suéter Weasley!

Fred y George llevaban jerséis azules, uno con una gran letra F y el otro con la G.

-El de Harry es mejor que el nuestro -dijo Fred cogiendo el suéter de Harry-.
Es evidente que se esmera más cuando no es para la familia.

-¿Por qué no te has puesto el tuyo, Ron? -quiso saber George-. Vamos, pruébatelo, son bonitos y abrigan.

-Detesto el rojo oscuro -se quejó Ron, mientras se lo pasaba por la cabeza.

-No tenéis la inicial en los vuestros -observó George-. Supongo que ella piensa que no os vais a olvidar de vuestros nombres. Pero nosotros no somos estúpidos... Sabemos muy bien que nos llamamos Gred y Feorge.

- ¿No se dieron cuenta que me perdí en el camino?

Percy Weasley asomó la cabeza a través de la puerta, con aire de desaprobación. Tenía su suéter bajo el brazo, que Fred vio.

-¡P de prefecto! Pruébatelo, Percy, vamos, todos nos lo hemos puesto, hasta Harry tiene uno.

-Yo... no... quiero -dijo Percy, con firmeza, mientras los gemelos le metían el jersey por la cabeza, tirándole las gafas al suelo.

-Y hoy no se sentarán con los prefectos -dijo George-. La Navidad es para pasarla en familia.

Cogieron a Percy y a __, y se los llevaron de la habitación, con los brazos sujetos por el jersey.

- ___ no tiene una P de prefecta en su suéter.

- Iré a reclamarle a tu mamá.

Un centenar de pavos asados, montañas de patatas cocidas y asadas, soperas llenas de guisantes con mantequilla, recipientes de plata con una grasa riquísima y salsa de moras, y muchos huevos sorpresa esparcidos por todas las mesas.

___ tiró uno al suelo y no sólo hizo ¡pum!, sino que estalló como un cañonazo y los envolvió en una nube azul, mientras del interior salían una gorra de contraalmirante y varios ratones blancos, vivos. En la Mesa Alta, Dumbledore había reemplazado su sombrero cónico de mago por un bonete floreado, y se reía de un chiste del profesor Flitwick.

A los pavos les siguieron los pudines de Navidad, flameantes. Percy casi se rompió un diente al morder un sickle de plata que estaba en el trozo que le tocó.
__ observó a Hagrid, que cada vez se ponía más rojo y bebía más vino, hasta que finalmente besó a la profesora McGonagall en la mejilla y, para sorpresa de __, ella se ruborizó y rió, con el sombrero medio torcido.

___, Harry y los Weasley pasaron una velada muy divertida, con una batalla de bolas de nieve en el parque. Más tarde, helados, húmedos y jadeantes, regresaron a la sala común de Gryffindor para sentarse al lado del fuego. Allí ___ tuvo una partida de ajedrez con Ron, en la cuál la joven perdió. Pero sospechaba que no habría perdido de aquella manera si Percy no hubiera tratado de ayudarla tanto.

Todos se sintieron tan hartos y somnolientos que no podían hacer otra cosa que irse a la cama; no obstante, permanecieron sentados y observaron a Percy, que perseguía a Fred y George por toda la torre Gryffindor porque le habían robado su insignia de prefecto.

- Okay chicos, devuelvan la insignia y a la cama.

George le dio la placa metálica a Percy y cada uno se fue a su respectivo cuarto, __ se quedó sentada en su cama mirando aquel anillo, aquel anillo que alguna vez fue de su madre, aquel anillo que su madre utilizaba con su padre, padre al cual no vio está Navidad.

Prefecto Perfecto.- Percy Weasley y Tú.Where stories live. Discover now