Capitulo 41

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—¡Comieeeeeeeeenza el partido! —gritó Bagman—. Todos despegan en sus escobas y ¡Mullet tiene la quaffle! ¡Troy! ¡Moran! ¡Dimitrov! ¡Mullet de nuevo! ¡Troy! ¡Levski! ¡Moran!

___ había tenido oportunidad de ver otros Mundiales de Quidditch, pero este era bastante especial para ella, se apretaba tanto los omniculares que le quedaron marcas en la cara, Percy rápidamente se burló de aquello.

—¡TROY MARCA! —bramó Bagman, y el estadio entero vibró entre vítores y aplausos—. ¡Diez a cero a favor de Irlanda!

—¿Qué? —gritó Harry, mirando a un lado y a otro como loco a través de los omniculares—. ¡Pero si Levski acaba de coger la quaffle!

—¡Harry, si no ves el partido a velocidad normal, te vas a perder un montón de jugadas! —le gritó Hermione.

___ sabía lo suficiente de quidditch para darse cuenta de que los cazadores de Irlanda eran soberbios. Formaban un equipo perfectamente coordinado, y, por las posiciones que ocupaban, parecía como si cada uno pudiera leer la mente de los otros.
La escarapela que llevaba ___ en el pecho no dejaba de gritar sus nombres:
«¡Troy... Mullet... Moran!» Al cabo de diez minutos, Irlanda había marcado otras dos veces, hasta alcanzar el treinta a cero.

Luego, Ivanova logró romper su defensa, esquivar al guardián, Ryan, y marcar el primer tanto del equipo de Bulgaria.

—¡Metan sus dedos en las orejas! —les gritó el señor Weasley cuando las veelas empezaron a bailar para celebrarlo.

Percy tardo en reaccionar y ___ cubrió los oídos de su novio hasta que las veelas ya habían dejado de bailar, y Bulgaria volvía a estar en posesión de la quaffle.

—¿Estás bien?— pregunto Percy preocupado.

—Tranquilo estoy bien— respondió ella con un leve pitido aún sonando en sus oídos.

—¡Dimitrov! ¡Levski! ¡Dimitrov! Ivanova... ¡¡eh!! —bramó Bagman.

Cien mil magos y brujas ahogaron un grito cuando los dos buscadores, Krum y Lynch, cayeron en picado por en medio de los cazadores. ___ siguió su descenso con los omniculares, entrecerrando los ojos para tratar de ver dónde estaba la snitch...

—¡Se van a estrellar! —gritó Hermione a su lado.

Y así parecía... hasta que en el último segundo Viktor Krum frenó su descenso y se elevó con un movimiento. Lynch, sin embargo, chocó contra el suelo con un golpe sordo que se oyó en todo el estadio. Un gemido brotó de la afición irlandesa.

—¡Tonto! —se lamentó el señor Weasley—. ¡Krum lo ha engañado!

—¡Tiempo muerto! —gritó la voz de Bagman—. ¡Expertos medimagos tienen que salir al campo para examinar a Aidan Lynch!

—Estará bien, ¡sólo ha sido un castañazo! —le dijo Charlie en tono tranquilizador a Ginny, que se asomaba horrorizada —. Que es lo que andaba buscando Krum, claro...

Finalmente Lynch se incorporó, en medio de los vítores de la afición del equipo de Irlanda, montó en la Saeta de Fuego y, dando una patada en la hierba, levantó el vuelo. Su recuperación pareció otorgar un nuevo empuje al equipo de Irlanda.

—Mira Perce, allá está Oliver— dijo ___ señalando a su anterior compañero de clase unas butacas más abajo—. Le va a los búlgaros, increíble.

En otros quince minutos trepidantes, Irlanda consiguió marcar diez veces más.
Ganaban por ciento treinta puntos a diez, y los jugadores comenzaban a jugar de manera más sucia.

—No creo que tu amigo Oliver este tan contento de sus preferencias— dijo Percy.

—Y Mustafá está reprendiendo al guardián búlgaro por juego violento... ¡Excesivo uso de los codos! —informó Bagman a los espectadores, por encima de su clamor—. Y... ¡sí, señores! ¡Dos penaltis a favor de Irlanda! —gritó Bagman, y la afición del equipo búlgaro vociferó de rabia.

A partir de aquel instante el juego alcanzó nuevos niveles de ferocidad. Dimitrov se lanzó hacia Moran, que estaba en posesión de la quaffle, y casi la derriba de la escoba.

—¡Falta! —corearon los seguidores del equipo de Irlanda todos a una, y al levantarse a la vez, con su color verde, semejaron una ola.

—¡Falta! —repitió la voz mágicamente amplificada de Ludo Bagman—. Dimitrov pretende acabar con Moran... volando deliberadamente para chocar con ella... Eso será otro penalti... ¡Sí, ya oímos el silbato!

—Levski... Dimitrov... Moran... Troy... Mullet... Ivanova... De nuevo Moran...
Moran... ¡Y MORAN CONSIGUE MARCAR!

Pero apenas se pudieron oír los vítores de la afición irlandesa, tapados por los gritos de las veelas, los disparos de las varitas de los funcionarios y los bramidos de furia de los búlgaros. El juego se reanudó enseguida: primero Levski se hizo con la quaffle, luego Dimitrov...
Quigley, el golpeador irlandés, le dio a una bludger que pasaba a su lado y la lanzó con todas sus fuerzas contra Krum, que no consiguió esquivarla a tiempo: le pegó de lleno en la cara.

La multitud lanzó un gruñido ensordecedor. Parecía que Krum tenía la nariz rota, porque la cara estaba cubierta de sangre, pero Mustafá no hizo uso del silbato. La jugada lo había pillado distraído.

—¡Esto tiene que ser tiempo muerto! No puede jugar en esas condiciones, míralo...

—¡Mira a Lynch! —le contestó Harry.

El buscador irlandés había empezado a caer repentinamente, y Harry comprendió que no se trataba del «Amago de Wronski»: aquello era de verdad.

—¡Ha visto la snitch! —gritó Harry—. ¡La ha visto! ¡Míralo!

Sólo la mitad de los espectadores parecía haberse dado cuenta de lo que ocurría.
La afición irlandesa se levantó como una ola verde, gritando a su buscador... pero Krum fue detrás dejando un rastro de gotas de sangre, pero se puso a la par de Lynch, y ambos se lanzaron de nuevo hacia el suelo...

—¡Van a estrellarse! —gritó Hermione.

—¡Nada de eso! —negó Ron.

—¡Lynch sí! —gritó Percy.

Y acertó. Por segunda vez, Lynch chocó contra el suelo con una fuerza tremenda, y una horda de veelas furiosas empezó a darle patadas.

—La snitch, ¿dónde está la snitch? —gritó Charlie, desde su lugar en la fila.

—¡La tiene...! ¡Krum la tiene...! ¡Ha terminado! —gritó ___.

Krum, que tenía la túnica roja manchada con la sangre que le caía de la nariz, se elevaba suavemente en el aire, con el puño en alto y un destello de oro dentro de la mano.
El tablero anunció «BULGARIA: 160; IRLANDA: 170» a la multitud, que no parecía haber comprendido lo ocurrido. Luego, despacio, un bramido se alzó entre la afición del equipo de Irlanda, y fue creciendo más y más hasta convertirse en gritos de alegría.

—¡IRLANDA HA GANADO! —voceó Bagman, que, como los mismos irlandeses, parecía desconcertado por el repentino final del juego—. ¡KRUM HA COGIDO LA SNITCH, PERO IRLANDA HA GANADO! ¡Dios Santo, no creo que nadie se lo esperara!

—Ha estado magnífico, ¿verdad? — pregunto __ a Percy, él sonrió—. ¿Qué, que pasa?

—Solo vine a esto para verte así de feliz, no me arrepiento de nada.

—¡Y mientras la selección irlandesa da una vuelta de honor al campo, escoltada por sus mascotas, llega a la tribuna principal la Copa del Mundo de quidditch! — voceó Bagman.

___ ni siquiera volteo a ver la Copa porque sus ojos estaban demasiado ocupados viendo las pecas en el rostro de Percy.

Al final, cuando la selección irlandesa bajó de la tribuna para dar otra vuelta de honor sobre las escobas, Bagman se apuntó con la varita a la garganta y susurró: ¡Quietus!

—Se hablará de esto durante años —dijo con la voz ronca—. Ha sido un giro verdaderamente inesperado. Es una pena que no haya durado más... Ah, ya... ya...
¿Cuánto os debo?

Fred y George acababan de subirse sobre los respaldos de sus butacas y permanecían frente a Ludo Bagman con una amplia sonrisa y la mano tendida hacia él.

—Deberías ir por tu parte— sugirió Percy.

—Me conformo con esto...

Rápidamente la chica unió sus labios con los de el pelirrojo, las manos de él viajaron hasta la cintura de ella y pronto comenzaron a sonar fuegos artificiales verdes.

Prefecto Perfecto.- Percy Weasley y Tú.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant