Ambos chicos sonrieron satisfechos y, silenciosos mirando el cielo, recordaron los buenos y felices momentos que, aunque efímeros existieron.

- ¿Cómo hiciste? – pregunto Hopper volteando la mirada hacia Sparrow que, sin comprender, lo miro de vuelta curioso.

- ¿Hacer que cosa?

- ¿Cómo hiciste para superar a Duchess? – Sparrow empalideció ante la pregunta inesperada. Después de aquellas tristes rupturas simultáneas, el joven Hood les había confesado su antigua relación con la chica y ellos sorprendidos le mostraron su completo apoyo al muchacho.

- ... ¿Cómo hice? Yo también me lo pregunto. Ese tipo de cosas nunca se superan, aún más cuando sabes que esa persona es tu gran amor – dijo Sparrow cerrando los ojos y vislumbrando a la chica que le había roto el corazón.

- ¿Entonces cómo es que estas bien? – pregunto curioso Dexter, quien escuchaba atento la conversación.

- En realidad, no es que esté bien, simplemente seguí adelante. Eso es lo que haces, cuando ya no encuentras una cura para tu corazón lo único que puedes hacer es seguir adelante.

Los dos chicos asintieron y volvieron a silenciar sus voces, pensando, añorando y extrañando aquello que sabían no volvería. Era una mañana tan soleada que incluso el trio de chicos llegaron a pensar que había una mínima posibilidad ya no de salir ilesos del dolor, pero si les era posible podrían simplemente seguir adelante, tal como Sparrow lo había dicho.

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Habían pasado unos días y Ashlynn finalmente había sido dada de alta, sin embargo, a pesar de su ahora buena salud física, los traumas psicológicos seguían vigentes. Ashlynn aún tenía pesadillas y se estremecía con el recuerdo de la tortura a la que fue sometida. Aún peor se sentía al recordar como Hunter había roto con ella, el chico había sido muy amable a pesar de todo, le explico tiernamente sus motivos y le sorprendió darse cuenta de que el cazador se culpaba por lo que le había sucedido. Por lo cual, le fue imposible persuadir al chico, quien se mostró seguro ante la idea de romper, así que no pudo hacer nada.

- Vaya, es una verdadera coincidencia encontrarnos aquí – Ashlynn se estremeció involuntariamente al escuchar esa voz, rápidamente volteó en busca del lugar de origen y ahí la vio. Apple sonreía caprichosa bajo la sombra de un árbol, sus ojos brillaban y Ashlynn retrocedió tal presa a punto de ser devorada por su depredador.

- A-Apple, ¿que-e que haces en este lugar? – sonrió precavida, no sabía porque, pero la presencia de la Blanca Nieves le ponía los pelos de punta, era como un auto reflejo involuntario.

- Quería caminar un poco, han sucedido tantas cosas últimamente que quería estar un momento sola, pero y tú. ¿Cómo están tus piernas? – Palideció ante aquella pregunta hecha por Apple, respingo y un chillido salió de entre sus labios. Sus piernas... tenía unas cuantas cicatrices en ambas, para Ashlynn el verlas le hacía sentir vulnerable y expuesta. – Lo siento, tal vez hubiera sido mejor no preguntar algo como eso.

Sin embargo, ni en su voz ni en su rostro, Apple mostró arrepentimiento, poco a poco fue saliendo de entre las sombras y con ternura escalofriante abrazo a Ashlynn quien se dejó hacer mansamente.

- Espero que no tenga que volver a suceder – dijo Apple, susurrando en su oído.

Las sombras se proyectaban en el suelo, los rayos del sol chocaban con las copas de los árboles que les impedían llegar más profundo, la humedad y la frescura se sentían en cada rincón de aquella parte del bosque encantado y Cerise caminaba tranquilamente entre los árboles y arbustos, había extrañado dar esos paseos tranquilos sin personas cerca. Todo a su alrededor se estaba volviendo un desastre y ella estaba preocupada por sus amigos, pero también estaba intranquila, pues tenía un mal presentimiento, especialmente con Apple, quien fue la única que no paso por momentos difíciles durante su viaje.

Érase una vez... NosotrosWhere stories live. Discover now