Érase una vez... Nosotros

Intentos fallidos

¡Hola! No se si alguien este leyendo esta historia y pues, es la primera vez que hago una nota sobre ella.

Quiero presentarme y presentar esta historia, no lo hice en un principio porque no estaba "establecida" por así decirlo, no era algo concreto que la siguiera escribiendo pero, ahora que tengo un argumento estable estoy feliz de publicar.

Esta historia nació más que nada para mi, porque yo quiero crearle un final a esta increíble serie que me encanta y espero que junto conmigo haya alguien que disfrute como la voy desarrollando.

¡¡Gracias!!

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Tener que ser una princesa en peligro era según Darling "un error", no quería tener que esperar a que un gallardo príncipe la salvara de las garras de un dragón, de una bruja o incluso de un tío loco que está obsesionado con arrestar a tu pareja. Darling no quería tener que ser una damisela en peligro, ella quería rescatarse sola sin la necesidad de esperar a que alguien llegara a salvarla.

Se encontraba acostada en su cama escuchando una nueva canción de Tailorucita Swift con la música a todo volumen ignorando todo a su alrededor, mentiría si no dijera que no extrañaba a sus hermanos.

Suspiró cerrando los ojos mientras recordaba su conversación con Raven de hace unos cuantos días. Tenía que arreglar las cosas, pero temía que nada saliera como esperaba.

Alzo sus manos revolviendo su cabello demasiado frustrada y justo en ese momento Rosabella Beauty entraba a su habitación observando el extraño comportamiento de su amiga, miró a su alrededor dándose cuenta de que Darling estaba echa un desastre. Se recostó a su lado en la cama quitándole uno de los audífonos y poniéndoselo en el oído guardo silencio escuchando el repertorio de música.

Ninguna de las dos habló, ambas tenían problemas e irónicamente uno de ellos tenía el mismo nombre.

-Creo que deberías hablar con ellos, Daring es tu hermano no creo que este molesto contigo. - Rosabella se levantó, dio un último vistazo a su amiga y se dirigió al baño que ambas compartían; no podía admitirle a su amiga que estaba teniendo problemas sentimentales con su hermano mayor Daring.

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¡Muy bien! ¡Hoy es el día! – grito mientras alzaba el puño decidido. – Hoy por fin le diré mis sentimientos. ¡No más rechazos!, ¡No más miedos!, ¡Sí al final feliz! – gritaba cada vez más fuerte a mitad del pasillo logrando llamar la atención de varios alumnos que lo observaban, otros lo ignoraban y otros tanto soltaban risas burlonas hacia su persona.

Hoy era el día. Hoy Hopper Croakington II le declararía su amor formalmente a la bellísima Briar Beaty.

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Dexter caminaba hacia la salida del salón completamente nervioso, haciendo recuento de su día se dio cuenta que no había salido tan mal. El profesor Rumpelstilskin había accedido (milagrosamente) a dejarles presentar de nuevo el examen con la condición de que si no lo aprobaban tendrían el doble, no, el triple de castigo hilando paja. Suspiro cansado mientras emprendía camino hacia su casillero, a su alrededor varios alumnos se amontonaban tratando de entrar a sus próximas clases, otros para dirigirse a la cafetería de la escuela y había otros platicando a mitad de los pasillos, levantó la vista notando que su casillero estaba a unos cuantos metros, caminó lo que faltaba y se detuvo metiendo la clave para poder abrirlo; guardó unas cuantas cosas y tomó su libro de heroística para su próxima y última clase. Después de la clase del profesor Rumpelstilskin tuvo la encantadora fortuna de poder desayunar con Raven y así ponerse de acuerdo para entregar un trabajo sobre historia que un profesor les había asignado. El resto del día no había tenido gran impacto en realidad.