Día del destino

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Habían pasado varios días desde aquel picnic compartido por los personajes, a todo mundo sorprendió la reciente relación de la hija de la reina malvada y del hijo del rey Charming, y aunque la noticia no fue gratamente recibida por muchos (por no decir la mayoría) había personas que se alegraban enormemente por la pareja, y esas personas según Dexter, eran las que valían la pena mantener a su lado.

Una gran sorpresa fue cuando Apple anonadada festejo la noticia, estaba muy feliz de ver a sus dos amigos juntos y entre bromas confeso ante ellos que: "Ya se habían tardado". Raven muy contenta recibió aquellas felicitaciones, Apple parecía aceptar todos los cambios cada vez más y de mejor manera.

Quien había explotado y no hubo forma de calmar, fue el director Grimm, maldecía y perjuraba de un lado a otro a cualquiera que se le cruzase. ¡Era imposible! ¿Cómo podría ser? Raven Queen en una relación, siendo feliz y negándose a cumplir lo que con tanto ahínco cada antecesor le había heredado, ¡Vaya blasfemia! Así que se desquitaba con todo personaje habido y por haber y ni la pequeña hija de pulgarcita podía salvarse de la furia del director. Afortunadamente Raven con la experiencia que poseía esquivando los desvaríos del director, logro hacer que ni ella ni Dexter salieran tan afectados como se podría esperar.

Madeline por su parte estaba más que hechizada por la noticia y no podía parar de festejar en cada momento posible, a pesar de que su mejor amiga pasaba más tiempo con su novio eso a ella no le molestaba y les daba en lo más posible la privacidad que ambos necesitaban.

Varios días habían pasado desde aquella noticia tan celebrada por los verdaderos amigos de los personajes de cuento, pero... ¿esa felicidad podría convertirse en desdicha?

Duchess Swan corría por una cueva completamente aterrorizada, sus cabellos plateados se mecían con la carrera, sus tacones sonaban estrepitosamente entre el túnel desierto, volteo a sus espaldas esperando encontrar una silueta conocida, sin embargo, decepcionada noto que nadie la seguía, ni siquiera él. Siguió corriendo, tratando de huir de aquella realidad que le había abofeteado momentos antes, ¿Esto podía ser realmente cierto?

Esa misma mañana...

Raven había quedado de almorzar con su mejor amiga, era consciente de que la había descuidado un tiempo, así que quería recuperar esos momentos perdidos entre ambas, caminaba entre los pasillos esperando escuchar su voz tan característica, pero no ha encontraba por ningún lado. Minutos después se rindió completamente, así que decepcionada arrastro sus pies por los pasillos directo a la cafetería, su estoma gruñía por la falta de comida, su boca estaba seca y estaba agotada, había recorrido cada rincón de ese castillo sin éxito alguno. Su espejipad vibro entre los bolsillos de su vestido, lentamente detuvo su caminata y dirigió su mano hacia aquella bolsa que resguardaba su teléfono, sonrió al leer el mensaje.

Querida Raven, posiblemente estés ocupada almorzando con Madie, no quiero interrumpirte.

Te extraño.

Estoy en la cafetería, soportando las burlas de Sparrow y Hopper.

Todo sería más tolerable si estuvieras aquí.

Dexter.

Sonrió enternecida al leer el mensaje, Dexter había perdido casi completamente aquella timidez que lo caracterizaba y un hombre menos introvertido había echo aparición con el pasar de los días, a pesar de eso seguía siendo un chico encantador y se preocupaba mucho por ella. A ella le divertía el hecho de que él pensara que necesitaba su protección. Por favor, la hija de la Reina malvada lo que menos necesitaba era protección, sin embargo, él le sabia decir que sin importar que tan poderosa ella fuera no dejaría de preocuparle su bienestar. Definitivamente ese chico era todo un príncipe azul.

Érase una vez... NosotrosWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu