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Narra Arabella de Pericles.

***Buenos días Arcadia Oak ¿Hoy la tierra amaneció temblando? Algunos medios expertos dicen que si, y que el epicentro fue en nuestra misma ciudad ¿Será una coincidencia con la batalla de bandas? Asistan hoy en la tarde, díganos que piensan.***

Desperté tras un fuerte temblor mañanero. Para cuando lo noté no era ni cerca de la diez de la mañana. La luz entraba partida a través de las persianas y se teñía de rosa por las finas cortinas. Si no fuera por el temblor la atmósfera seria perfecta.

Pienso en que todo sería perfecto, si tan solo esto no fuera algo difícil de superar. Porque Gummar, es solo un grano de Arena en comparación de lo que mi madre podría ser. Él solo es un troll resentido con los humanos. Morgana tiene más que un resentimiento. Ella lo quiere todo, y es capaz de lo sea para obtenerlo.

—Ay no, es hoy.— digo, y cubro mí rostro con la almohada.—Es hoy.

Salgo por las fuerzas de la cama. Y por cada paso que doy, suelto algún quejido.

No dormí bien de noche. pensé mil destinos finales a los que me podría enfrentar cuando Morgana volviera, y los temblores confirmaron que hoy era el día.

De solo pensarlo, tiemblo junto con la tierra. Se que mí madre está enojada, y mucho de ese enojo es conmigo ¿Cuál es la razón exactamente? No sé con exactitud, pero estoy segura que mí extraña relación amorosa con el aprendiz de su anterior maestro, Merlín, es un motivo.

—Esta bien, no sabía que él ayudo a encerrarla.— digo al entrar al baño.—¿Dónde estas Douxie?— eso también me preocupaba, era como si se lo hubiese tragado la tierra. Y no podía dejar de extrañarlo, más en estos momentos.

—¿Qué tal si se lo comió una de esas bestias? —me pregunte y negué al mismo tiempo.

Me lave la cara con fuertes marcas de insomnio; antes de maquillarme, pensé que quizás esta seria la última vez que viera mí reflejo. Recordé todo por lo que paso este rostro, recordé el filo del cuchillo del caballero del Rey incrustarse bajo mí ojo, la traición nunca se sintió tan dolorosa como en ese momento.

—Maldición.— murmuré, siempre que iba a pasar algo malo, esos recuerdos azotaban mí mente. 

 Continúe con lo de siempre. Fingiendo que era un día más, que no vería el iracundo rostro de mí mentora. Termino de maquillarme y ato el cabello en un coleta.

—El look del día, estoy de muerte.— sonrió.

—Podemos huir, lo hemos hecho antes.— sugirió White.

La veo en la entrada del baño. Estaba asustada, es cierto que nunca nos quedamos para los grandes hechos históricos, pero siempre hay una primera vez.

—Vamos White, no tengas miedo. Comamos algo para arrancar el día.— trate de tranquilizarla pero fue un poco en vano.—Hare todo lo posible para que no le pase nada a nadie.

—Pero tu siempre evitas que las cosas malas pasen... nadie te lo reconoce bruja.

¿Qué le podía decir? En parte tenía razón, pero ya estaba harta de abandonar todo, y quería un lugar para ambas, lo merecemos después de todo. 

—Me cambio y hago el desayuno —digo dando una leve sonrisa.

El festival de bandas iba a dar inicio a la tarde luego de las clases. Todavía faltaba unas horas, las suficientes para que mí cabeza este aún más inquieta.

Quedarse Quieta [Tales of Arcadia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora