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Tras el rescate de la joven bruja, la relación con esta, se hizo más fuerte. Entablaron una linda amistad. Algo que Arabella le costo creer que fuera posible. No siempre lograba formar lazos sin que antes quisiera llevar hasta los límites la paciencia de cualquier otra persona.

Aún asi, sin importar las horas que pasara con Clara, no podía evitar sentirse aburrida. Y con el correr de los días esa sensación de hacía aún más grande.

Hisirdoux iba y venía. Desapareciendo en las noches, volviendo en las mañanas. Ella sabía lo que hacía, pues lo supo acompañar, y termino por optar que salir a vigilar no era lo suyo. Aún así, no dejaba pasar las cálidas horas que juntos en las tardes, antes que todo se hiciera oscuro.

Tampoco le podía exigir a la maga su atención, pues tenía otras tareas. Zoe estaba muy ocupada con el tema de la batalla de bandas, y su trabajo le consumía  mucho tiempo.

  Cuando el más efectivo yoga, o algunas clases de magia y té, no fueron suficientes para su entretenimiento, su mayor miedo se hizo realidad. 

El aburrimiento de estar quieta.

Estar sin hacer algo, le hacia pensar mas de la cuenta, sentir mas, y concentrarse en pequeñas ráfagas de energía que le daban dolor de cabeza.

Y entre tanto caos mágico, hubo algo que llamo su atención.

Salió de la cama, se acercó a la ventana y vio al exterior. Trataba de seguir aquella corriente. Era tan antigua y no le dejaba de ser familiar, que solo le causó disgusto.

—No lo puedo creer.— murmuró.—El viejo ha vuelto.

White salto a su lado y la vio con cierta intriga.

—¿Hablas de ...?

—Si, de ese mismo.— murmuró.

Se concentró, trataba de focalizarse en él, pero era como si este no quisiera ser hallado.

—Verlo solo te traerá mal humor.— dijo la gata.

—Solo pensarlo me pone de mal humor.— afirmó Arabella.—Pero debo hablar con él.

—¿Por qué?

—Necesito que me digan algo, y él es el único capaz de hacerlo sin miedo a herir mis sentimientos.— murmuró.—Y aún no puedo localizarlo.

Dio un golpe contra el suelo y se cruzó de brazos enojada.

—¿Aún piensas en eso que te dijo el cambiante?

—Si. Mí madre está de regreso, y yo tengo tantas preguntas.

Se alejó de la ventana y recostó en la cama.

—Me siento perdida ¿Qué tal si tienen razón? Y soy un peligro.

Vio al techo, y luego cubrió el rostro con sus manos. Quería llorar y gritar. Estaba harta de como muchos la miraban, aún cuando paso tiempo sin hacer nada que diera que hablar, la seguían señalando, y susurrando lo que una vez supo ser.

—¿Y si la única solución es irme?

Pues no lo había pensado hasta que todo el problema con Morgana se desató. Qué ella era la causante del nuevo mal que se aproximaba.

—Quizás es cierto —dijo—. Llevo la mala suerte a donde vaya.

Y no podía dejar de pensar en que eso era cierto. Si antes no lo creía posible, ahora más que nunca le daba la razón a los que se dedicaban a echar pestes sobre su nombre. Qué sin estar limpio, parecía que se podía ensuciar un poco más.

Quedarse Quieta [Tales of Arcadia]Место, где живут истории. Откройте их для себя