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Le tuvo que demostrar a Clara que ella no le iba a robar nada, y que estaba de su lado. Con algunos trucos de magia, y un viejo diario que cargaba a todos lados para evitar perderse de mas, logro convencerla que estaba de su lado. 

—Niña, escucha —White salto al frente—, si ella fuese la mala bruja que alguna vez fue, tu no estarías aquí. 

—White guarda silencio —murmuro—, no le hagas caso, ha visto mucho. 

—Si, soy mas vieja de lo que crees —dijo la gata—. Pero de verdad, Arabella es como lo que ves. 

Clara sonrió frente al familiar que trataba de respaldar a la bruja. Aunque le costaba, estaba segura de que podía confiar en aquel extraño dúo. Entre tanto caos que se ocultaba cuando la noche caía, ellas dos era una bocanada de aire fresco. 

—Sonríe, eso es bueno —dijo Arabella—. Este es mí numero, Clara. Si necesitas ayuda, lo que sea. Solo escríbeme.  

—Gracias por esto Arabella.— sonrió.—Por un momento pensé que iba a tener que enfrentar esto de la magia por mí cuenta. 

—Bueno, ya no hace falta.— dijo.—Me tienes a mí, otra bruja. 

Clara la abrazo, tomándola por sorpresa, y sonrió por la magia que le transmitía. Le era tan cálida y familiar, que solo le hizo pensar en todas esas brujas amigas que se quedaron atrás. En lo mucho que extrañaba estar con las de su clase, y no tener miedo de dejar libre su identidad.

Clara la soltó al sentir que alguien se acercaba, y sonrió tímida al ver que era el mago, haciendo que Arabella girada también para verlo. Esta le hizo seña de silencio y le guiño el ojo, así la conversación quedaría entre ellas a pesar que él sabia de que hablaban.

—Hola, chico malo.— saludo Arabella junto con un abrazo a Hisirdoux.— Recién terminamos la audición, y ella es ideal para el papel de la gran bruja.

 Tras el abrazo, se apartaron, y se vieron por un instante, haciendo que sus sonrisas crecieran. 

—Genial, me alegro por eso.— dijo mientras pasaba un brazo sobre el hombro de la rubia.— ¿Vamos mí lady? Hoy tenemos un turno muy largo.

—¿Lo notaste? Ahora uso bien el término chico malo, chico malo.— dijo Arabella.

—Aprendes rápido, princesa.

—Ya deja de decirme así.— bufó, y sonrió.

—Pero si te encanta serlo, princesa —dijo con cierta gracia en la voz.

—Dioses, pasado pisado cariño.

 Antes de retirarse, Clara se detuvo a verlos, sentía curiosidad por aquel dúo. 

—Ustedes realmente son una pareja extraña— aseguro Clara antes que de irse.—No deberían pelear tanto, no se les da bien.— agrego tras dar unos pasos.

 Aquello que dijo Clara le quedo resonado todo el día.

  Con Hisirdoux eran pocas las veces en las que hablaban sobre su relación, siempre fue tomada como algo que ocurría pero no se sabía que, y casi siempre quedaba en la nada. Para Arabella él fue su primer enamoramiento, igual él con ella. Nunca se dieron el tiempo para fortalecer dicho enamoramiento, porque algo les decía, que su amor estaba asegurado. 

Desde que ella llegó a Arcadia nunca se dio la oportunidad para nada, y lo único que había entre ambos era una especie de relación amistosa, no tan romántica, pero llena de coqueteó y complicidad. Era extraño desde los ojos de Arabella. Y todo parecía ponerse aun mas extraño desde el día que despertó en su cama tras el desmayo. 

Quedarse Quieta [Tales of Arcadia]Where stories live. Discover now