✨Una aventuras de dos días✨

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Una semana en Arcadia, en el mismo trabajo sin romper ni un plato o discutir con alguien, siguiendo la misma rutina. Era todo un acontecimiento para quienes conocían a Arabella.

—Vaya, de verdad lo esta haciendo.— dijo Zoe viendo a Arabella charlar con unos comensales.—De verdad lo esta haciendo.— volvió a repetir mas bajo, llevando su mirada a Hisirdoux que descansaba a un lado de ella.

—Si, es raro, pero se siente bien tenerla así.— sostuvo el pelinegro mientras jugaba con el cabello de Zoe.

—Es lo que ella hace, que algo simple y humano sea lindo y bueno ¿Cómo es posible?— se cuestionó quitando la mano que despeinaba su cabellera rosa.

Arabella dejo lo que estaba haciendo para acercarse a donde estaban los otros dos sin dejar de verla. Por muy raro que fuera la estaban incomodando. Era como si dos de sus ex se pusieran a hablar de ella, mas bien era así, y no le gustaba.

—¿Pueden parar? Van hacer que rompa algo.— les regaño.—Y tu hora de descanso ya término.— le señalo al pelinegro que le sonreía.

—Como usted diga, mi lady.— dijo levantándose de golpe.

Se vieron por un instante, y Arabella no pudo evitar sonrojarse. Se preguntaba en que momento se hizo tan blanda ante los encantos del mago.

Cuando se marchó, Arabella se sentó al lado de Zoe, y le quito su café de las manos.

—Oye.— se quejo cuando la vio beberse su bebida.

—Shhhh.— la callo sin poder dejar de ver a Hisirdoux.

—¿Por que no lo invitas a salir? Así lo vas a ojear.— sugirió.

—¿Pero ustedes no están en algo?— indagó viéndola por el rabillo del ojo.

Zoe solo se encogió de hombros ante la pregunta.

De solo pensar en invitar a Hisirdoux a lo que sea le producía un cosquilleo en la boca del estómago. Le disgustaba sentirse así, temía que cualquiera pudiera aprovecharse de su guardia baja y hacerle algo.

—Esta bien gallina, no lo hagas.— dijo Zoe sacándola de sus pensamientos.—De cualquier modo él lo va hacer.—

Arabella la vio con los ojos tan abiertos como su boca, si no fuera por sus reflejos, también hubiese tirado la taza.

—Oye, tu odias las sorpresas, y estoy segura que lo ibas a rechazar con alguna excusa barata.— dijo restándole importancia.

—Tienes razón.— bufo tomando su rostro.

—No te preocupes, puedes aprovechar esta situación para volver a conocerse.— dijo dándole una palmada en la espalda.

Antes que pudiera decir algo mas, Hisirdoux le hizo señas para que volviera al trabajo. El día continuo como siempre desde hace una semana, Arabella iba y venia entre las mesas, sonriendo, y embobando a la clientela sin la necesidad de usar su encanto mágico, sino mas bien su propia naturaleza. 

 Pero por mucho que sonriera, y mostrada como una joven dulce, por dentro era invadida por los nervios que le provocaba el solo pensar que Hisirdoux la invitaría  a salir, o lo que sea en relación a eso. Daba tropezones, se le olvidaba algún pedido o simplemente no estaba tan concentrada en su labor. 

 Por suerte nadie se quejo. 

 La noche llego, y se quedo hasta el ultimo momento ayudando a poner en orden el lugar. Mientras se encontraba en la cocina, pudo oír a lo lejos como el pelinegro le decía a un ultimo compañero que el cerraba junto a ella. 

Quedarse Quieta [Tales of Arcadia]Where stories live. Discover now