¡CAPÍTULO 50!

2.4K 207 7
                                    


Mire a los chicos que me observaban con expresiones confusas, me encogí de hombros y miré a Kwan, le hice señas con la cabeza para que agarrara al vampiro.

— ¿Quién eres tú? — dijo cambiando su tono de voz. Me di cuenta que el cambio se dio al escuchar la voz de Vlad.

— ¿Ya no conoces la voz de tu compañero? — chasqueo la lengua. ¿Su compañero? ¿Su Tua cantante? Kwan había tomado al vampiro y lo había llevado rápidamente rumbo al pasillo donde se encontraban los "cuartos". Guardé mi katana y la puse en mi espalda caminando hacia donde estaba Vlad.

— Tu... — su voz tembló levemente —. Tu no eres mi compañero, siquiera deberías estar vivo — expresó con veneno en su voz. Miré a Vlad con atención, su cabeza estaba inclinada y apretaba su boca en una fina línea, sacudió su cabeza como alejando cualquier pensamiento y apretó el aparato en su mano.

— Tranquila que estoy bien amorcito, pero solo te quería decir que estoy ansioso por verte — dijo volviendo su expresión más sombría.

— Vete a la mierda Vladimir, ojalá y antes de que llegues aquí ya estés muerto... — su voz se detuvo ya que alguien la interrumpió.

— Mikeyla, ¿con quien estás hablando? — preguntó una voz ronca al fondo. Mi cuerpo se estremeció de pies a cabeza al escuchar su voz.

Después de tantos días volvía a escucharlo.

— Con nadie mi amor — dijo ella con veneno en su voz. Fruncí el ceño y le arrebaté el aparato Vlad.

— ¿Killian? — pregunte tratando de evitar pensar cosas que no eran.

— ¿Mel? — dijo en el fondo, pero escuche un fuerte sonido y después un fuerte pitido y luego solo... estática.

La maldita había destruido el aparato. Al menos él ya sabía que estaba aquí. Al menos para mi tranquilidad mental reconoce mi voz y recuerda mi maldito nombre.

Señale con la cabeza la puerta de metal que nos separaba de esta habitación y del resto del castillo y sin decir una palabra nos dirigimos a esa puerta. ¿Cuántas puertas nos están separando mi amor? ¿Tendrás algo que ver con ella?

Al salir de la habitación nos encontramos con más escaleras, solté un fuerte resoplido, ya me estaba hartando ver tantas.

Con rapidez las subí sin esperar a nadie, solo quería ver a Killian, muchos días habían pasado desde que él se fue sin dar explicaciones a nadie solo para encontrarse con ella.

Al terminar de recorrer las interminables escaleras me encontré con un corredor bien iluminado, lo recorrí lentamente viendo los cuadros, la decoración y la infraestructura. Muy a mi pesar tenía que decir que quien sea que haya decorado toda esta parte del castillo tenía buen gusto, aunque ver cuadros de personas vestida de gala, otras con vestidos pomposos, traje, etc, era un poco perturbador por la forma en que estaban mirando.

En un cuadro había una familia que se notaba de mucha antigüedad, en ella había una hermosa mujer con extrema palidez junto a un hombre enorme y una mirada intimidante, justo en el medio de ellos se encontraba un niño de ojos azules con la piel pálida como la de ella.

Killian. Un jadeo tembloroso escapó de mis labios al observar mejor el cuadro, era realmente un niño precioso.

Detuve mi escrutinio al escuchar unos pasos a mis costados y gire mi cabeza para ver quien era. Una chica joven venía acercándose con una charola en mano. Ella me miró y me frunció el ceño.

— ¿Quién eres tú? — pregunto en un tono bajo y mirando hacia sus espaldas. Se acercó lentamente a mí — no me hagas daño, por favor — susurro. Su aroma no era como el de los demás. Era una humana, una humana entre vampiros.

NUESTRA MELODY ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora