¡CAPÍTULO 32!

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Antón.

Mi abuelo, mi abuelo está parado frente a mí observando con paciencia mi rostro sorprendido.

Un abuelo. Un hombre que hasta hace poco no sabía que siquiera existiera...

¿Qué estaba haciendo aquí en el pueblo?

Pestañeo varias veces y suspiro hondo mientras me tomo mas minutos para intentar aclarar las ideas... el que él estuviera aquí no podría traer nada bueno... no cuando Will y Killian estaban en la manada y estaban esperando el momento justo para vengarse de los demonios...

— Melody, ¿estás bien? — pregunta el hombre frente a mi.

¿Qué si estoy bien? Claro, claro que no obvio.

Niego lentamente, me había quedado estática en la puerta sin siquiera cerrarla, era sin dudas como una forma de poder escapar más rápido ante cualquier problema.

— Solo... solo no esperaba verte... — murmure. Lo miro bien. Es un hombre ya mayor, tiene un porte magnífico y su asento es genial, tiene los ojos de un color negro casi como la noche misma que dan miedo incluso, parecen dos posos oscuros que parecieran absorver toda luz... — ¿qué hace aquí señor? — pregunte educadamente como mi mamá me enseñó. El hombre le da una mirada al director y este asiente y sale del cuarto.

— Siéntate mi niña— dice sonriente señalando con elegancia una de las sillas dispuestas. Asiento y me siento en una junto al escritorio. Él me imita —. Vine a verte mi niña.

Trago en seco. ¿A verme? ¿Ahora?

— ¿Por qué ahora? — pregunte directamente. Mi forma directa lo deja sorprendido pero, trata de no parecerlo, se recompone y me da una escueta sonrisa.

— Porque sí — responde simple. Se levanta y camina por el cuarto mirando todo lo que el director tiene de colección, no es más que trofeos y pequeños portaretratos de los alumnos que han ido terminando— veo que llevas el dije que te regale — murmuró sin mirarme. Instintivamente tomé en mis manos el dije. Me encantaba, no había más que decir.

— Si, es muy hermoso, gracias —. Me levanto dejando la mochila en el suelo, èl se gira y me mira con atención desde una buena distancia.

— Tu eres muy hermosa — susurra. Toma unos mechones de mis cabellos y lo observa con detalle — y tu cabello es muy... raro pero, es hermoso también.- dice sin quitar su mirada de mi cabello. Hago un paso hacia atrás y él suelta mi cabello —. Lo siento — dijo apenado.

Niego a la vez que tomó más distancia.

— No pasa nada, pero... necesito respuestas...pero no aquí... — digo mirando a mi alrededor. El asiente.

— Bien, vamos a almorzar.

— Está bien, pero ahora necesito ver si puedo dar mi examen.

— Claro mi niña. — sonríe. Cuando lo hace me doy cuenta que no va con su apariencia de hombre duro y que todo le importa un carajo. Es solo... apariencia.

— Nos vemos a la salida, dentro... — miro mi celular —. Más o menos en dos horas. ¿A dónde se quedará? — pregunto. Se encoge de hombros.

— En mi casa — dice como si nada.

— ¿Su casa?

Él asiente mientras sonríe ampliamente.

— Si, tengo mi casa también, después te llevaré ahí.

— Claro. — digo no muy segura. — bueno, iré a hablar con el director si puedo hacer mi examen. — Salgo de ahí sin esperar respuesta y me voy en búsqueda del director. — Señor — hablo cuando lo encuentro, él se gira a mi y sonríe —. Quería preguntarle si es posible que pueda hablar con la profesora de geografía, es que tenía examen — digo nerviosa. El asiente.

NUESTRA MELODY ©Where stories live. Discover now