Capítulo 27: Enemigas

Start from the beginning
                                    

—¿Estás celosa de Verónica?

—¡¿Celosa?! —solté una carcajada—. ¡¿Por qué estaría celosa?!

—Estoy a tu lado, no tienes que seguir gritando —dijo dándome una mueca de desagrado.

—¡Entonces no preguntes tonterías, Milo!

—Perdón... fue solo una pregunta.

¿Celosa? ¿Celosa yo? ¿Me lo estaba preguntando en serio?... ¡Claro que estaba celosa! ¡¿Qué más me pasaría si no?! Le había dicho a su exnovia, el supuesto amor de su vida, que nosotros éramos amigos cuando no teníamos nada de amigos.

El resto del camino fue silencioso, sólo se oía la música de la radio y los leves sonidos que hacía el auto.

Cuando llegamos, Milo abrió la reja con el control y entró la casa. El auto que suponía que era de Verónica, venía detrás de nosotros, por lo que entró a la casa también.

Cuando Verónica bajó de su auto blanco y muy moderno, Milo se acercó a ella.

—Lindo auto.

—Gracias, lo compré con el dinero que me pagó tu esposa por dejarte —respondió con una sonrisa.

—Graciosa.

—No es broma, en realidad —Verónica se rio y camino hacia la puerta de la casa.

Milo se quedó pensando un momento y luego me tomó de la mano para llevarme hacia adentro.

—No quiero... —dije haciendo fuerza hacia el lado contrario.

—¿Te pregunté?

Milo me tomó como un saco de papas y comenzó a caminar hacia adentro.

—¡Bájame o creo que vomitaré!

—Hazlo.

—Ay, no. Qué asco.

Cuando entramos, Milo me dejó de pie en el piso y Verónica me dio una mirada algo extrañada.

—¿Cómo se conocieron ustedes?

—Larga historia... —dijo Milo—. Primero dime lo que me querías decir.

—Bueno... No me enorgullezco de esto, Milo, pero tenía mis razones para hacerlo.

—¿Qué cosa?

—Hace un tiempo contraté un detective privado para que te siguiera a ti y otro para Elizabeth —confesó—. Aunque hace ya unos meses que deje de seguirte a ti.

Mi boca se abrió por la sorpresa. ¿Quién diría que mi psicóloga estaba de patio?

—¿Qué? —Milo la miró confundido—. ¿Por qué?

—Supe que se divorciarían y quería saber.... Ya sabes, como iba todo.

«Súper lógico, amiga».

¿Como una psicóloga podía encontrar normal contratar a alguien para que siguiera a otro alguien?

—Descubrí que Elizabeth te estaba engañando con Anthony hace unos meses y en ese momento decidí parar la cosa —explicó—, pero necesitaba decírtelo de alguna manera y...

—Enviaste las fotos.

—Sí... yo supe que estaba embarazada porque oí una conversación que grabó el detective en un restaurante. Sabía que te mentiría y decidí que debías saberlo —explicó—. Envié también una foto de nosotros, que me tiró Elizabeth una vez en la cara, porque supuse que así entenderías la relación que tenían Anthony y Elizabeth.

¡Ese Es Mi Libro!Where stories live. Discover now