6 - TRANSFORMACIONES

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Si Gavin antes pensaba que Nines estaba extraño, luego de cuatro días de su última visita de CyberLife, se podría decir que ahora era irreconocible, otro androide completamente diferente. RK se veía todo el día ansioso y tembloroso, su cabello estaba revuelto y su mirada perdida. La vestimenta del androide, siempre pulcra y arreglada, ahora se veía arrugada y hasta envejecida. Nines no se la había quitado hacía varios días ya que prácticamente no dormía como antes. Cuando Gavin se decidía ir a la cama y llamaba a su pareja, este le contestaba que no quería entrar en reposo esa noche. En cambio, pasaba las veladas caminando por toda la casa de un lado al otro sumamente nervioso e inquieto. Gavin incluso juraba que a veces lo oía pegar puñetazos al sillón de la sala.

Durante la jornada diurna en la comisaría, Nines tampoco cambiaba mucho a como se comportaba en las noches. RK había adquirido la costumbre de mirar con mala cara a todo el que se le cruzara por enfrente. Como bestia amenazada a punto de atacar. No hablaba con los agentes del lugar como antes, ni siquiera sobre los casos a resolver.

Gavin lo contemplaba desde su escritorio. El androide solamente llegaba a la mañana y se sentaba allí todo el día. No se levantaba a menos que el detective lo llamara para irse hacia una escena del crimen o a investigar algo en otro lugar fuera de la comisaría. No movía ni un músculo, solamente hacía su trabajo en un sepulcral silencio. Desdichado el ser que se le acercara para preguntarle algo o que se animara a tan siquiera tocarle el hombro. RK pegaría un brinco y le arrancaría la cabeza con los dientes, Gavin estaba seguro de eso.

El castaño era consiente de que algunas veces, los androides lidian con problemas relacionados a su software o a su sistema. Nines había pasado por esa etapa cuando se transformó en divergente. De todas maneras, la reacción que tuvo Nines ante la divergencia no fue tan extrema comparada a la de ahora. Gavin recuerda con ternura la etapa pre-divergencia de Nines, cuando lo encontraba en el baño llorando y abrumado por tantas emociones. La actitud que poseía el androide ahora no le causaba dulzura sino incertidumbre. Su led giraba siempre en tonalidades rojas y anaranjadas, lo que claramente advertía inestabilidad.

Gavin había intentado hablar con Nines desde hace ya varios días y el androide le decía que estaba bien o de plano ni le respondía. Nines estaba ido, alejado de todo, inmerso en su mundo. Gavin reconocía esos comportamientos como familiares antes de que él se curara de la depresión, sabía de sobre manera que esas actitudes evasivas no eran para nada buenas. Y mucho menos de cara a tu pareja. RK no había tocado a Gavin hacía una semana, ya no lo abrazaba ni quería pasar tiempo a su lado. El castaño intenta hacer memoria de la última vez que compartió un mismo espacio con el androide, este ahora estaba lejos, frío, lleno de ira.

Simplemente no lo entendía, quería hablar verdaderamente con Nines pero dicho no se dejaba, no se abría a las palabras ni comentaba lo que le sucedía. Gavin en ese punto estaba ya perdiendo la paciencia, si el androide no se expresaba de una vez por todas, el humano estallaría y lo enfrentaría a como de lugar. Pero Gavin intentaba lo mejor posible tomar el asunto con delicadeza. Intentaba ser paciente y comprensible con el androide. Cuando Nines se sintiera completamente a gusto, hablaría sobre lo que le estaba pasando. Toleraría esas actitudes por un tiempo más pero no le quitaría los ojos de encima a Nines en ningún momento.

Con el pasar de los días, observa sin descanso su conducta. Gavin se la pasaba mirando a Nines literalmente todo el tiempo. Lo estudiaba como si de un sospechoso se tratase. Y durante ese estudio había notado actitudes de Nines que nunca había visto venir de él. La más evidente se hacía presente en las escenas del crimen, cuando Nines se quedaba embobado mirando los cadáveres o la sangre del lugar.

Gavin había notado como el androide se involucraba más con los cuerpos. Antes, solamente lamía la sangre para corroborar datos biológicos de las víctimas. Ahora incluso movía un poco los cuerpos o los examinaba por horas sin querer irse de las escenas del crimen. Gavin se dio cuenta de que Nines ahora pasaba más tiempo en la sala de pruebas o incluso lo había pescado viendo fotografías de los casos más violentos que alguna vez habían sucedido en Detroit. El departamento de policía guardaba un registro fotográfico de cada homicidio sucedido en la ciudad, por algún motivo ahora Nines se interesaba en ellos.

EN MIS ENTRAÑAS | REED900Where stories live. Discover now