2 - SANGRE EN LAS PAREDES

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El incidente con el técnico extraño dejó de ocupar un lugar de importancia en la mente de Nines. Distintos acontecimientos vinculados al hallazgo de múltiples cadáveres humanos en la ciudad, hacía que su cerebro solamente flotara en la investigación de aquellos hechos. Había un maniático suelto en Detroit que asesinaba gente por puro placer y ya llevaba varios homicidios.

Afortunadamente, Nines no investigaba solo sino que estaba acompañado del detective Reed. Fowler les había asignado el caso juntos y obviamente que ninguno de los dos hombres expresó una queja al respecto. En especial Gavin, quien a esas alturas ya le era imposible trabajar en un caso con otro compañero que no fuera RK900. El capitán Fowler era consiente de la relación sentimental entre Gavin y Nines, no se opuso a su afinidad amorosa pero sí les recalcó varias veces que nunca (por lo menos en las horas dentro de la comisaría) superpusieran su relación antes que el trabajo. Gavin aceptaría cualquier trato con tal de poder trabajar con Nines, sabía que su temperamento no sería bien recibido por otro agente. Además amaba al androide, era su mejor amigo y lo más importante en su vida.

Y allí estaban ambos agentes, dirigiéndose a la escena del crimen. El camino era largo por lo que Gavin pisaba el pedal del acelerador cada vez que podía. El asfalto de la calle estaba cubierto por una fina capa de nieve congelada impidiendo que el automóvil avanzara velozmente. Nines lo miraba de reojo, escuchando como dicho maldecía ante el hecho de llegar tarde y que el lugar este atestado de periodistas y reporteros chismosos.

Cuando al fin se avecinaron al lugar, los otros policías ya habían arribado y estaban colocando la cinta amarilla de seguridad. Todo alrededor de la vieja casa en donde supuestamente se hallaba la víctima.

-¿Qué tenemos aquí Chris? –pregunta Gavin saliendo de la patrulla.

-Es el segundo en la semana. Este tipo esta volviendo locos a los del SWAT –contesta el oficial Chris Miller.

-Maldita sea, no quiero a los lameculos del gobierno. Este es mi caso y el de Nines.

-Si no avanzan con la identificación de un sospechoso, me temo que el caso pasara a distritos mayores.

Gavin lo mira con mala cara. Estaba cansado del entrometimiento de otros oficiales de más rango. Él poseía las mismas capacidades que cualquier SWAT o agente de la CIA, quizás no tenía tantas armas o un grupo de combate militarizado pero eso no hacía falta para hallar al asesino.

-Sí que sabes meter presión Chris ¿No será que quieres acender a detective? –pregunta el castaño sarcásticamente mientras se aleja del oficial provocándole una mueca de desconcierto en su rostro.

Gavin no tenía tiempo que perder, si era cierto lo que Miller le había dicho, debía comenzar cuanto antes el análisis de la escena. No soportaría que otro oficial le quite su caso, no otra vez.

Le hizo seña al androide que se hallaba mirando la fachada de la casa y ambos entraron a ver el cadáver.

La persona asesinada se trataba de una mujer soltera de 43 años. Dicha estaba tendida en el piso con múltiples apuñaladas en su estómago. Literalmente parecía que le había explotado algo de dentro, provocando que restos de sangre y carne salpiquen toda la sala.

Nines se coloca en cuclillas a lado de la mujer para observar más de cerca el cuerpo.

-Detective... puedo ver marcas de amarras en sus brazos y tobillos, quizás haya sido torturada.

-Claramente Nines, pero por alguna razón el asesino retiró los amarres antes de dejar el cuerpo y marcharse.

-Son marcas de soga. Sostenerla de las extremidades haría más fácil matarla.

-En el asesinato anterior, el hombre que hallamos no estaba amarrado por sogas sino alambres de púas ¿Por qué crees que cambió de táctica esta vez? –pregunta Gavin.

-En su caso, hallamos el alambre en la escena del crimen. Quizás el asesino no contaba con más alambre y tuvo que usar soga. La retiró de la víctima esta vez para usarla en próximos homicidios.

-Espero que te equivoques con eso de más homicidios. Estoy harto de ver carnicerías tan seguido.

Gavin deja a RK900 solo para dirigirse a hablar con una de las testigos. Al parecer, algunos vecinos habían escuchado gritos y era crucial interrogarlos.

Nines por su parte comienza a escanear todo el lugar en busca de más pistas. El asesino era muy detallista a la hora de ocultar cualquier cosa que lo incriminase como huellas digitales o restos de cabello. Pero a la hora de matar, el sujeto no guardaba ningún tipo de compasión o cordura. Mutilaba y dañaba la carne hasta que se convertía en papilla. Jugaba con las vísceras y los órganos muertos, las entrañas de la mujer estaban revueltas y desordenadas. No había orden en su cuerpo. Era un festín de todo lo considerado grotesco.

La sangre más fresca formaba un charco alrededor de la mujer y otra más seca se deslizaba por las paredes del lugar. Como si el asesino la hubiese estado esparciendo en los muros a propósito. Como si se creyera algún artista realizando uno de sus cuadros.

Por alguna razón, Nines hallaba algo de placer estético en la escena. Si bien todo parecía un caos, a sus ojos había algo de orden que le llamaba la atención. Este detalle no lo notó en las anteriores escenas del crimen, sino particularmente en aquella. Junto al detective, llevaba viendo ya cinco homicidios del mismo asesino. Lo sabían porque el modus operandi siempre era el mismo: tortura con amarres y apuñaladas en alguna parte del cuerpo. Todas las víctimas morían durante las torturas o por pérdida de sangre a causa de las apuñaladas. Hasta ese caso en concreto, el asesino no se había concentrado tanto en zonas tan carnosas. Por lo general apuñalaba el cuello o algunas de las extremidades. El presente caso era diferente, al herir un sector del cuerpo tan central como el estómago, la pérdida de sangre fue mucho mayor.

Nines estaba observando detenidamente la escena. Asombrado por el talento del criminal. Se sorprendió a sí mismo pensando en cómo cometería él un asesinato de esa magnitud. Quizás se esforzaría en que la víctima también sea igual de torturada antes de morir.

El led de Nines giro en un rojo frenesí haciendo que el androide despabilara y se quitara de la mente aquella idea descabellada. Nunca había pensado algo como eso en alguna escena del crimen pero situarse como el asesino podría servir para identificarlo. De todas maneras, hallar placer visual en la sangre desparramada no funcionaría para atraparlo.

El androide sacudió la cabeza y siguió buscando pistas hasta esperar que Gavin terminara de hablar con los testigos. Las ideas extrañas que estaba teniendo le hacían querer marcharse lo más rápido de allí.






Notas:

Perdón por la tardanza de este capítulo. Estuve sin Internet por muchos días. Espero que les guste ❤

Se aceptan comentarios, preguntas y también insultos. 

EN MIS ENTRAÑAS | REED900Donde viven las historias. Descúbrelo ahora