Lee Minho no volvió a hablar en todo el trayecto, solo conducía silenciosamente. En ese momento, llegó un breve mensaje de texto que había hecho sonar su celular. El teléfono estaba al alcance de su mano y Minho abrió el buzón mientras alternaba la mirada. Suspiró, y miró discretamente a Felix, que se encontraba observando con atención por la ventana...
El mensaje de texto era de Hwang Hyunjin.
«No volveré al jardín de té hasta que encuentre la médula ósea adecuada. Por favor, cuida mucho a mi pequeño Lix».
Lee Minho eliminó el mensaje y arrojó el teléfono al asiento trasero. Estaba molesto en su corazón y sus emociones se encontraban en un constante y desequilibrado cambio. Odiaba el tono tan condescendiente de Hwang Hyunjin, como si todavía fueran un par de amantes afectuosos. Hwang se siente raro siempre que le habla. ¿De verdad le había pedido que cuidara de Felix? Sin embargo, Minho, también es consciente de algunos puntos. Dijo que no iba a volver.
Lee Minho se rio. De todas maneras, ya no iban a estar allí.
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El auto se estacionó en el jardín de té, Lee Minho abrió la puerta y extendió los brazos para sostener a Felix.
—No te muevas sin mí, o seguramente los perros van a tirarte.
Lee Felix se sentía mucho más aturdido que antes, sus hombros y sus clavículas se veían huesudas. Había grandes manchas rojas surcando desde su cuello hasta sus axilas y su espalda. El viento del exterior todavía estaba un poco frío, y Felix no pudo evitar toser desesperadamente contra el pecho de Lee Minho.
—¿Tienes frío? —Minho lo condujo hasta la cerca de seguridad y permitió que Felix extendiera la mano y usara su huella dactilar para abrirla. Advierte el susurró del viento y dice—: Estas bajas temperaturas vienen a decir que la primavera se acerca.
Una vez adentro, Minho lleva a Felix a sentarse en el sofá. Le extiende las piernas para poder ponerle un par de zapatillas de algodón:
—¿Quieres ver la televisión? Iré a poner el humidificador y también encenderé el aire caliente, ¿está bien?
Felix asintió rápidamente, esperando encontrarse con ese par de ojos marrones como la tierra. Lix extendió las manos y acarició suavemente el cabello de Minho. Era igual a... Tocar un perro grande. Lee Minho se agachó, después sonrió y tomó la mano de Felix para besarle lentamente entre los dedos. Se levantó y se inclinó para besar también su mejilla.
—¿Por qué eres tan hermoso?
El rostro de Felix está visiblemente enrojecido. Un poco avergonzado, recorrió sus orejas con los dedos y murmuró:
—Tú... Pareces un perro.
—¡Voy a morderte!
Minho lanza un gruñidito y se ríe. Felix lo hace también.
—Vuelve a tus cosas, anda.
Se da cuenta inmediatamente del ceño fruncido del doctor y de que parece, otra vez, estar a punto de llorar. Lee Felix no puede soportarlo. Minho sacude la cabeza, como si intentara eliminar de ella algún tipo de pensamiento feo. Dijo:
—Te voy a conseguir algo de comida.
Felix sostuvo una almohada y lo miró:
—Cuando vayamos a Incheon. ¿Qué pasará con el jazmín del jardín?
Lee Minho se dirigió a la cocina y su voz apenas se escuchó:
—A parte de ti, no pienso demasiado en lo demás.
Regresé de mis pequeñas vacaciones ʕ ˵·ᴥ·ʔ Uff... ¿Me extrañaron?
