No puede haber peor partida en el mundo que cuando no puedes alcanzar a despedirte. No haberle dado la oportunidad de una ruptura escandalosa, incluso cuando todo esté sucediendo con calma ahora, le hace sentir la pena más grande del mundo.
En este proceso, no puede percibir nada más que el silencio infinito.
Hwang Hyunjin estaba de pie en una sala de estar vacía, y no podía evitar destrozarse los dedos con sus dientes. Su mente todavía está en un estado de caos. No puede entender por qué Lee Felix se fue. ¿Dónde está? ¿Con quién está? Solo se queda allí y de repente se siente impotente. Hwang Hyunjin nunca ha estado solo y mucho menos puede imaginar el ser abandonado.
Al llegar a casa después de un largo tiempo fuera, quitaba los dos tazones que Lee colocaba en la mesa y le decía que dejara de actuar de una manera tan ridícula.
—Cuando no vuelva, pon un plato y ya. —Le dijo la última vez, al reclamarle el por qué no había estado en casa durante diez días.
Pero ahora, porque Lee Felix no está detrás de él, puede comprender finalmente sus sentimientos.
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Lee Minho no se tomó un descanso y cuanto más se movía hacía el sur, más cálido comenzó a sentirse el clima. Al menos ya eran diez grados más caliente que en Seul.
Minho ayudó al pequeño Felix a bajar cuando se detuvo en una gasolinera. Le entrega la correa de un perro y le dice:
—¿Lo sostienes?
Felix no contestó, pero tomó la correa de inmediato y tuvo mucho cuidado al pasearlo. Lo sujetó firmemente, sonriendo de una manera tan brillante que provocó al castaño el preguntar:
—Si te gustan tanto los perros, ¿por qué nunca criaste uno?
Minho sonrió también, Felix negó con la cabeza:
—A mí... A mi familia no le gustaban.
Minho puede imaginar lo que estaba a punto de decir, y su corazón de pronto se sintió pesado y torpe. No importa que tanto lo deseé, no pude tocar el tema en este momento.
Al subir al automóvil de nuevo, Minho abrió la ventanilla. Le dijo a Felix que podía quitarse el abrigo y guardarlo en la parte de atrás, pero ni con la brisa más ardiente parecía querer hacerlo. Las tarjetas son importantes y siente que en el momento exacto en que quite las manos de ellas, desaparecerán. Lee Felix le explicó entonces que no quería perder sus centavos... Minho escuchó y se rio. No hubo una burla maliciosa, solo pensó que esas cosas sonaban graciosas. Él sabe que Felix inclinó la cabeza para verlo.
Hay oscuridad en su pupila clara.
—¿Quieres oír qué pasó?
Minho suspiró.
—Solo si está bien para ti.
Avanzaron todavía un par de kilómetros más. El ambiente parece estar absolutamente tenso y Minho está listo para decirle que no debe forzarse... Entonces lo escucha decir:
—Hwang Hyunjin y yo estuvimos juntos durante más de una década. Estaba completamente enamorado de él... Pero siempre supe que lo que yo podía ofrecerle, nunca sería igual a lo que le daría una mujer. No podía darle un cuerpo suave que besar en las noches y no podía dar a luz a sus hijos. — Felix palmeó suavemente la cabeza del perro, volteó a ver a el doctor—. Debí nacer mujer en un principio... Siempre me dijeron que una relación entre dos hombres no tenía futuro y yo... Yo no lo creí.
Minho niega con la cabeza
—Incluso si la homosexualidad no es aceptada por la gente común... Es amor. Estoy sorprendido por como enfrentaste siempre los ojos del mundo.
El médico no dijo nada más, pero eso no significa que no lo entienda. Lee Minho puede realmente tener pensamientos serios siempre que se trata de sí mismo, pero cuando está con él tiene la ilusión de que su cerebro está demasiado lleno. Minho se arrepiente de ser así. No es tan bueno escuchando como posiblemente piensa Lee Felix que lo es. Él es simplemente estúpido y su coeficiente intelectual está cayendo frente a su persona favorita.
No quiere pensar en que Lix fue tocado por alguien más, no quiere estar celoso, pero ya le parece algo imposible de lograr. Minho escuchó solamente un párrafo de su vida. ¿Cómo podría estar satisfecho con eso? Él preferiría tener una idea más clara de todo lo que ha vivido para poder moverse con mayor libertad. ¿No es eso un poco egoísta?
Para el enamoramiento de Lee Felix hay una historia de diez años en los que aparentemente no pudo controlarse. Él es bueno, es puro y de seguro era el más obsesionado y enamorado. Es decir, ese hombre era el amor de su vida.
Y su felicidad no duró toda la vida, sino un par de meses.
—Lo siento. —La boca de Minho está toda seca. Parece avergonzado—. Por lo que te pasó.
Felix sonríe.
—No hay nada que lamentar. No fue culpa tuya.
Pero de igual manera, Minho no logra calmar su enojo... No puede comprender cómo una persona que se ríe y se sonroja hasta el lóbulo de sus orejas pudo ser tratada tan vilmente. ¿Cómo pudo haber vivido tanto frío?
Esta es la consecuencia de abrir la puerta de su alma a la persona equivocada. La herida está supurando.
